Crucigrama: El hombre ilustrado

Ray Bradbury – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Ray Douglas Bradbury, tal su nombre de nacimiento, en Waukegan (Illinois/EUA), fue un entusiasta lector durante su adolescencia y juventud, a la vez que aficionado escritor. En razón de esto, se sumó a la Liga de ciencia ficción de Los Ángeles, uno de tantos nucleamientos de quienes emergían como tales en el país tras la “Gran Depresión”. Graduado en Los Ángeles High School, por razones económicas, no cursó en la universidad.

Para ganarse el sustento vendió diarios, mientras decidió formarse como autodidacta (leyendo, gran parte de su tiempo, en la biblioteca pública), pronto comenzó a escribir sus primeros cuentos. Publicó en “Futuria Fantasy” (revista que editó cuatro números en dos años), donde ya piensa sobre el futuro y sus peligros. En esos pequeños medios gráficos enriqueció en sus talentos literarios y conformó un estilo propio.

Los primeros trabajos los vendió a distintas publicaciones, que a comienzos de los ’40 se compilaron en “Dark Carnival”. Finalmente, se mudó a California, donde vivió y produjo su literatura hasta sus últimos días.

Siguió activamente los sucesos de la ciencia y la tecnología, visitó la Exposición Universal de Chicago y la Exposición Universal de Nueva York. En los tempranos ’50 lanzó una colección de historias que componen la novela “Crónicas Marcianas”, su primer éxito comercial, que cuenta seis primeros viajes a Marte y su posterior colonización. Más tarde reconoció esas crónicas como su mejor libro. Su primer viaje a Nueva York fue sin dinero para el tren. Ya en el segundo lo recibieron los fans obtenidos.

El escritor, guionista, poeta y dramaturgo Ray Bradbury, transitó por la Ciencia ficción, fantasía (sus géneros principales) relato, novela, cuentos y poesía, desde lo policial hasta lo costumbrista. En el cine y la televisión se desempeñó en la realización de argumentos y guiones par películas y series.

Se consideraba a sí mismo “un narrador de cuentos con propósitos morales”. Sus “composiciones “, de manera recurrente, provocan en el lector una angustia metafísica, desconcertante, pero siempre con toques de la vida diaria. Retratan su convicción de que el destino de la Humanidad es “recorrer espacios infinitos y padecer sufrimientos agobiantes para concluir vencido, contemplando el fin de la eternidad”. Algo de poesía y romanticismo son presencias persistentes, así como su obra, si bien jamás la definió así, es posible conceptuar como exponente del “realismo épico”.

La fama mundial surgió después de la publicación de la novela “Fahrenheit 451” en 1953. Fue por primera vez en la, entonces, recién lanzada revista “Playboy”. Exhibió una sociedad totalitaria en la que cualquier libro estaba sujeto a quema. En 1966, el director François Truffaut la adaptó a un largometraje. Diez fueron las novelas editadas hasta 2006 (Entre ellas: “El vino del estío”, “La feria de las tinieblas”, “Cementerio para lunáticos” y la última “El verano de la despedida”).

Aparecieron 58 recopilaciones de relatos a partir de 1947. En el 51 “El hombre ilustrado” (que se tomó para titular esta columna). Llevan su firma, asimismo, obras de teatro, poesía, no ficción, guiones y adaptaciones para cine, televisión y musicales.

Este domingo, 5 de junio, se cumple una década de su muerte, ocurrida en Los Ángeles (California) a los 93 años de edad.

“The New York Times” lo sindicó “responsable de llevar la ciencia ficción moderna a la corriente literaria principal. “Los Ángeles Times” le atribuyó “la capacidad de escribir de forma lírica y evocadora sobre tierras a una imaginación de distancia, mundos que ancló en el aquí y ahora con un sentido de claridad visual y familiaridad de pueblo pequeño”. “The Washington Post” comentó sobre procesos modernos que había imaginado mucho antes en sus en sus escritos (idea de cajeros automáticos, auriculares y auriculares Bluetooth y conceptos de inteligencia artificial).

Muchos creadores, artistas y compañeros de ruta le rindieron homenaje y destacaron la influencia en sus propias carreras y creaciones. Un ejemplo, uno solo, el cineasta Steven Spielberg, lo declaró su musa en la mayor parte de su trayectoria con respecto al mundo de la ciencia ficción.

Recibió, a lo largo de su vida, incontables premios y reconocimientos. Citemos el Salón de la Fama de la ciencia ficción en 1970, Premio Mundial de Fantasía (1977), Premio Bram Stoker en tres categorías (Mejor Obra de Ficción, Historia Corta y Reconocimiento por Toda una Vida de Trabajo) (1989), Emmy por el guion televisivo de “El árbol de las brujas” (1994). Por otra parte un cráter lunar se designó en honor al libro “Dandelion Wine” (“El vino del estío”) con ese nombre, un asteroide se llama “(9766) Bradbury”, posee una estrella en el Paseo de la Fama en Hollywood.

A un clic de distancia, puede verse una entrevista, doblada en español, del canal de la traductora Gladys Hunnan en su canal de YouTube “A conversation with Ray Bradbury”

Cuídense… mucho.

Norberto Tallón