Crucigrama: San Pugliese

Don Osvaldo de todos los tangos – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar.

“Siempre mencionamos a Pugliese” (“Los Salieris de Charly”/León Gieco).

En la cultura popular Pugliese se ganó la “categoría” de anti-mufa, algo así (para los “creyentes” de atraer la buena suerte y anteponerse a influencias, ondas, etc. negativas). Por este motivo muchos enarbolan el “¡Pugliese, Pugliese, Pugliese!” como un “amuleto” de fortuna y protección.

La versión más insistente y aceptada sobre la obtención de esa “cualidad” es la relatada por la coordinadora de eventos Magdalena Ayerra: en un recital de Charly García el sonido no funcionaba y la solución no aparecía con la premura necesaria. Allí, un momento puntual y preciso, el sonidista puso un disco de Don Osvaldo y el “gran problema” se arregló. El día del fallecimiento (25 de julio, como este lunes) del Maestro se adoptó, en el “santoral de músicos, artistas y “adherentes”, como “San Pugliese».

Osvaldo (Pedro) Pugliese, nació en Villa Crespo en el ámbito de una familia de músicos. Su padre lo acompañó en sus primeros pasos artísticos con la compra de un violín y clases en Conservatorio Odeón, ubicado en su barrio. Pronto definió “su” instrumento, parte de su vida y trayectoria, el piano, en que tuvo grandes mentores e instructores que lo convirtieron en excelente pianista.

Adolescente, a los 15 años, integró un trío con que debutó “ahí cerquita” el “Café de la Chancha”. El siguiente período es un salto a los lugares y con los artistas más prestigiosos del género. Tocó con “Paquita” Bernardo (la primera bandoneonista) y en formaciones de Enrique Pollet, Roberto Firpo y Pedro Maffia. En 1929, con el violinista Elvino Vardaro, concretó el sueño de orquesta propia, en el café “Nacional”. Realizó a continuación una gira por todo el país que fue un fracaso económico. Al regreso se sumó a la orquesta de Alfredo Gobbi, luego a las de, nuevamente, Roberto Firpo y Miguel Caló.

El “sueño” volvió, y en el ’36, creó un sexteto que dirigió. Se presentó en el “Germinal” de la calle Corrientes, y tres años más tarde el punto definitivo de lanzamiento de la orquesta, en el café “El Nacional”. En la década siguiente compuso más de 150 temas, tales en fama como “Recuerdo”, “La Beba”, “Negracha”, “Malandraca” y su himno “La yumba”. Grabó más de 600 temas de otros autores. Como cantores pasaron Roberto Beltrán, Roberto Chanel, Alberto Morán, desde 1944, Jorge Vidal, Jorge Maciel, Miguel Montero, Alfredo Belusi, Adrián Guida y Abel Córdoba, éste último durante 30 años.

En 1985 su talla profesional logró algo inédito, el 26 de diciembre, festejó sus 80 años de edad en un Teatro Colón, repleto de público, interpretando su obra de casi cinco décadas ininterrumpidas.

Al ciudadano se lo encontró siempre comprometido socialmente. En los ’30 impulsó el Sindicato Argentino de Músicos, en 1936 se afilió al joven Partido Comunista Argentino. Sus ideas le provocaron persecución, censura, prohibiciones y detenciones, tanto durante el gobierno peronista como el militar de la “Libertadora” e incluso posteriores. En su tercer mandato presidencial, Juan Domingo Perón le pidió disculpas en persona al recibirlo, junto con otros artistas, en la Residencia de Olivos, «Gracias, maestro, por saber perdonar», le dijo Perón. «Si perdoné o no perdoné, es cosa mía. Pero fue un gesto distinto», destacó Don Osvaldo.

Sus restos fueron velados en el Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires y luego llevados hacia el cementerio de la Chacarita por la emblemática avenida Corrientes a contramano del tránsito. Recibió innumerables distinciones. El gobierno de Cuba le otorgó la medalla Alejo Carpentier, la más importante distinción cultural de la isla; el francés lo nombró Commandeur de L’Ordre des Arts et Lettres en 1988. En tanto, su ciudad lo declaró Ciudadano Ilustre en 1986. En el ‘89, la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música (SADAIC) y la Asociación de Coleccionistas de Tango, descubrieron una placa en la Avenida Corrientes (al 960) en conmemoración de sus 50 años al frente a esa “soñada” orquesta. En 1990, recibió el título de Académico Honorario de la Academia Nacional del Tango. Obtuvo, en tres ocasiones, el Premio Konex. La estación Malabia de la línea B de subterráneos, desde 2011, transformó su nombre a “Malabia-Osvaldo Pugliese”.

El gran pianista, compositor y director de orquesta de Tango murió a los 89 años en su natal Buenos Aires.

En el sitio de Internet del Ministerio de Cultura de la Nación se lo destaca como “El Protector de los Músicos” y, tal vez, para acompañando el reverso de imágenes y estampitas del caso, una Oración, cuya autoría, un secreto a muchas voces, es del músico y dramaturgo Alberto Muñoz: “Protégenos de todo aquel que no escucha. Ampáranos de la mufa de los que insisten con la patita del pollo nacional. Ayúdanos a entrar en la armonía e ilumínanos para que no sea la desgracia la única acción cooperativa. Llévanos con tu misterio hacia una pasión que no parta los huesos y no nos dejes en silencio mirando un bandoneón sobre una silla. En el nombre de Osvaldo Pugliese”.

A un clic de distancia, la orquesta de Osvaldo Pugliese, 26 de diciembre de 1985, en el Teatro Colón de Buenos Aires, con su tema “La Yumba”. Versión en Alta Definición y Calidad (HD-HQ) publicado en el espacio de “El Cachafaz” en YouTube.

Cuídense.

Norberto Tallón.