Crucigrama: Tato

Siempre… siempre – Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.

Mauricio, hermano “del medio” de Abraham y Enrique, hijo de una familia sin muchos recursos, de ascendencia judía, transitó su infancia en una vivienda en cercanías de Córdoba y Libertad en el centro de la ciudad. No tenía gran interés por el estudio, lo expulsaron de la escuela Julio A. Roca donde cursó parte de la enseñanza primaria y solo hasta tercer año, dejando trunca la secundaria, asistió a la Escuela Técnica N° 1 Otto Krause.

Tras cumplir los 15 fue “plomo” (El que carga las partituras e instrumentos de un músico o músicos) para las orquestas Luis Rolero y René Cóspito. Sentía cierta atracción por el Jazz y el piano. A la par encaró el aprendizaje del clarinete. Ya desde los 9 años pasó por pequeños trabajos en el próximo (por distancia) Teatro Nacional Cervantes en la tarea de acomodar al público.

En la despedida de soltero del músico y director Santos Lipesker contó unos cuantos chistes, estaban el guionista Julio Porter y el actor cómico Pepe Iglesias. El reconocido “Zorro” lo llamó en 1945 para actuar como su partenaire en Radio Splendid, y Porter le asignó el seudónimo por el cual fue reconocido internacionalmente. En el 46, obtuvo un contrato para “La escuelita humorística, junto a Pepe Arias caracterizando al maestro “Ciruelo” y él como “El niño Igor”, personaje que logra un segmento propio “Las aventuras de Igor”, que es levantado por popular, ya que los chicos comenzaban a hablar, con sus formas y palabras, en el colegio. Un año antes, 1945, actuó en “Madame 13”, pieza teatral protagonizada por Olga Zubarry.

Mauricio Borensztein, nació (27 abril 1925) y murió en la ciudad de Buenos Aires (11 enero 1996). Actor de cine, teatro y televisión, humorista y monologuista. El 12 de mayo de 1954 se casó con Berta Szpindler, a quien conoció como empleada de una disquería que tenía él y su hermano menor. El padre le advirtió que Tato debía cambiar (Sí o sí) de trabajo. Berta abandonó a su familia. Tuvieron tres hijos: Alejandro, Sebastián y Marina.

Por 1947 debutó en cine, breve papel, en “La caraba”. Dirección de Julio Saraceni, actuación especial de Olinda Bozán. Desempeñó pequeños roles en varios filmes en los tempranos ’50. En 1952 lo convocan para la película, exitosa, “Mala gente”, comedia dramática con Hilda Bernard. Más tarde: “Vida nocturna” (1955) e “Historia de una carta” (1957), producidas por Malvinas Cinematográfica. También interpretó, en alguna ocasión, drama y ya en el despertar setentista “Disputas en la cama” y “Los divorciados”.

En teatro intervino, por los 70, en el Maipo con Fanny Navarro, el Nacional, cabarets y presencias en el vodevil. En el 56, incentivado por Pepe Arias, hizo monólogos, en las salas de El Nacional y Comedia, tras el derrocamiento de Perón.

Está claro de su participación en el cine y el teatro (filmó 19 -la primera ya mencionada y la última en el circuito comercial “Amante para dos” junto a Alberto Olmedo y Moria Casan, estreno del 13 de agosto de 1981-) y cantidad de obras teatrales, por la situación e importancia muchas serán subrayadas más adelante.

Pero, sin duda, la televisión fue “su” medio, que lo elevó a picos de gran trascendencia. Por cuatro años, de 1957 al 60, por Canal 7 (la hoy Televisión Pública), acompañó a Dringue Farías en “La familia GESA se divierte”, título acortado a “La familia GESA”, y la participación de la cantante Virginia Luque, la locutora y conductora Gloria Leyland y Nelly Prince.

Sin embargo bastante antes de arribar a ella, inició el diseño de sus personajes con disfraz y una verborragia rápida. Se apodó a sí mismo el “Actor Cómico de la Nación” en una carrera se extendió por más de medio siglo. Asimismo en el ‘57 debutó, mismo canal, en “Caras y morisquetas”, guión de Juan Carlos Colombres “Landrú”, con monólogos y el origen del “frac, peluca y habano”. La crítica sutil con la que evitaba la censura le hizo ganar a la audiencia, con la asistencia de su redactor, varió del estilo de Pepe Arias a un torrente frenético y surrealista de escenas imaginarias entre los personajes en boga, esa forma de “decirlos” en alta velocidad, le hacía dejar más del instante preciso de la realidad política que del contenido mismo, “ocupó” el teléfono, y lo hizo emblema su “yo televisivo”.

En 1960 apareció en el flamante Canal 9 “Tato, siempre en domingo”, libros de César Bruto (Carlos Warnes), y desata el surgimiento de las recordadas frases que lo “identificaron” a lo largo de su trayectoria. ​Por ese programa, recibió de APTRA (entonces Asociación de Periodistas de Televisión y Radio de la Argentina) un premio “Martín Fierro” como Mejor Actor Cómico de la temporada. Bruto, con respecto al frac, dio la frase: “había que tener el traje puesto porque quizás con el constante cambio de ministros durante el gobierno de Arturo Frondizi, él podía ser elegido para ocupar un cargo”. En aquel programa, aparecía un cartel con la frase: «No culpe al espejo quien tiene la cara fea», mostrándose en la cámara.

“Tato siempre en domingo” transitó a partir de 1964 hasta final de la década en Canal 11. El elenco tuvo variantes. Se destacaron Fidel Pintos, Raúl Ricutti y Federico Manuel Peralta Ramos, un “alguien” que interrumpía los monólogos para recitar poemas o dejar mensajes inentendibles, aleatoriamente. ​Luego del golpe de estado al radical Arturo Umberto Illia (1966), batió récords con su monólogo dominical, al repetir “Ustedes estarán esperando que yo hable de la que se armó. Pero de la que se armó no pienso hablar y de la que se va a armar mucho menos».

Del 71 al 73 lo acompañó Jordán de la Cazuela (Pedro Pernías), a quien consideró su mejor libretista y con quien tuvo amistad, hasta que éste falleció en un accidente aéreo en Europa. En 1971/72 condujo  “Por siempre Tato”, allí realizó un monólogo sobre la vuelta al gobierno de Juan Domingo Perón. El siguiente año “Dígale sí a Tato” por Canal 13, y ya con textos de Aldo Cammarota “Dele crédito a Tato”, fue cuando el secretario de prensa de Isabel Martínez, luego de la muerte del presidente Perón, ordenó sacarlo del aire.

Se produce un obligado interregno teatral: 1975: Teatro Estrellas, “Hello, Tato”. 1976: Teatro del Globo, con Ana María Cores y “Pobre Tato”, ambos con libro y música de Jorge Schussheim y dirección de Lía Jelín. Establecida en 1976 la dictadura cívico-militar del autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional”, se presentó escasez de trabajo para los artistas, una importante cantidad de los cuales debieron exiliarse por amenazas de muerte.

Con “Tato para todos” (1978), en Canal 13, volvió a la televisión, En ese ciclo grabó una charla telefónica imaginaria para la sección “Hola, señor presidente” con Jorge Rafael Videla que nunca se emitió. Al igual que Mirtha Legrand “comió” ante las cámaras, compartió mesas con Rodolfo Crespi, Raúl Alfonsín, Antonio Gasalla, Fernando de la Rúa, entre otros.

Socio activo de la Asociación Argentina de Actores (AAA), el primer presidente en TV (llevado por Tato) fue Frondizi. Alejandro Agustín Lanusse lo invitó al casamiento de su hija. José María Guido, presidente de la Nación entre 1962 y 1963, se reunió con él, su libretista y otros humoristas para comer en Olivos. El político que más frecuentó sus espacios fue Carlos Saúl Menem. Tato aclaró: «No somos amigos».

Otra vez al teatro, enero del 82 con Nélida Lobato en la obra “La mariposa”, Teatro Maipo. Regreso a Canal 13, intercalado en América 2, libretos de Geno Díaz, Juan Carlos Mesa y Santiago Varela. A finales de los ‘80 su hijo, Alejandro Borensztein, fue su guionista y director, instauró patines, lluvia de papelitos y teléfonos negros o blancos, al igual que el plato de fideos sobre el final, con el convite a sus entrevistados y el champán para el brindis, “clásicos” del “Good Show”. Sus siguientes trabajos fueron “Tato por ciento(1981), “Extra Tato (1983), “Tato, que bien se TV (1984), “Tatus” (1985), “Tato Diet” (1988) y “Tato al borde de un ataque de nervios” (1989). En varios hubo sketchs con Roberto Carnaghi (intérprete de un muy corrupto funcionario) que obtuvo un “Martín Fierro” como Mejor Actor de Reparto. De la misma manera se vieron pasos de comedia con Mirtha Legrand, Vicente La Russa, Gabriela Acher –protagonista de una mujer que estuvo embarazada mucho tiempo porque su hijo no quería nacer en la Argentina -, entre otros. En el 87, un funcionario radical consideró que sus chistes no eran convenientes en período de elecciones y no le renovaron contrato hasta 1989, cuando retornó apoyado por Canal 13.

Otra expedición. 1986/89 con Carlos Perciavalle: “La Cage aux Folles (La Jaula de las Locas”, en el Teatro Metropolitan, tres temporadas de suceso. En 1988, sus hijos Alejandro y Sebastián se hicieron cargo de la autoría y producción de los ciclos. Sus nuevas ideas fueron consideradas innovadoras e incluso atrevidas, como el “inodoro justiciero» y las canciones escritas por Charly García. En el 91, Alejandro decidió dejar la televisión y Sebastián se quedó con todo. Con la empresa Artear, encabezó uno de sus últimos grandes ciclos: “Tato de América” (1992), que saltó a grandes picos de rating. En un episodio se disfrazó de Cristóbal Colón, haciendo referencia a los 500 años del descubrimiento de América.

Durante el gobierno menemista hubo un punto de consagración absoluta con un momento memorable. El 17 de mayo de 1992, provocado por una infidencia sobre una multa aplicada, con posible alusión al aire, a la jueza federal María Romilda Servini de Cubría, ésta presentó un recurso para se ordenara que la no difusión del tema, la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial lo censuró. La derivación fue la presencia de personalidades, periodistas, músicos, profesionales de radio y televisión y actores, que interpretaron a capela la rima “La jueza Barú Budú Budía… (repite dos veces) … es lo más grande que hay”.

En noviembre de 1992, el Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires lo declaró “Ciudadano Ilustre”. En 1993, realizó su último ciclo televisivo: “Good Show”, por Telefé, la apertura era una réplica de la tapa del disco “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band” de Los Beatles, regenerada con figuras locales. La temporada culminó antes de lo previsto en ese 1994. Es cuando por una intervención quirúrgica en la clínica Mater Dei, se le informó que no podría volver a trabajar.

Un cáncer óseo lo mantenía alejado de la actividad artística por más de un año (Dolores y movilidad). Sus vacaciones eran en Punta del Este (República Oriental del Uruguay), allí hacía controles en el sanatorio Cantegril del Departamento de Maldonado, Volvió a Buenos Aires donde falleció el 11 de enero de 1996 en su departamento del barrio de Palermo, acompañado por su familia.

En 1999, a tres años de su muerte, sus dos hijos, junto al productor Emilio Cartoy Díaz, lanzaron una recopilación de la obra de sus últimos tiempos, por Canal 13, con el nombre de “La Argentina de Tato”, que marcó 14 puntos de rating, o sea, un millón y medio de televidentes. En 2002, Centro Cultural Recoleta, exposición su homenaje. 2006, la Legislatura porteña, por ley, denominó “Tato Bores” a la plaza sita en Avenida Presidente Figueroa Alcorta y Avenida de los Ombúes, Parque 3 de Febrero de Palermo. 2008, el escritor y periodista Carlos Ulanovsky publicó una biografía, con ayuda y datos aportados por sus familiares. 2013, el Gobierno de CABA erige una estatua en su honor en avenida Corrientes al 1300, puertas del Teatro Metropolitan, donde se lo ve representado su clásico personaje, en su escritorio, al teléfono y fumando un habano, tal vez por que siempre… siempre, Tato es el narrador de lo que acontece cada día, aún hoy, mañana y…

El relato fue desde “afuera”, pero ahora, a un clic de distancia, “El histórico monólogo N° 2000 de Tato Bores”, en primera persona y 30 años del país y su historia de 1960 al 90. Duración: 14’04”, publicado en su sitio en YouTube por “Planeta Tato Bores“.

Cuídense mucho, muchísimo más, como no lo han hecho antes. Si lo hicieron pensando en una línea decía “nunca”. La borraron.

Norberto Tallón