Crucigrama: La Pachamama y la caña con ruda

Por Norberto Tallón, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Agosto es mes de las ofrendas. Al concluir la primera temporada agrícola en el mundo andino, es el tiempo del año en que la Madre Tierra “abre la boca” para recibir los frutos dados y los que serán recogidos en el futuro. En algunas naciones sudamericanas, la primera jornada de agosto, es el Día de la Pachamama.

Existe una tradición, originariamente, establecida en el área guaranítica, de modo especial en El Paraguay y Noreste argentino (Corrientes y Misiones), en las misiones jesuíticas, (territorio extendido al Noroeste de nuestro país, sur y sudeste del Brasil y sudeste boliviano), se la conoce como “caña con ruda” o “carrulim”.

La escritora argentina Julia Norma Catalano, autora del libro “Caña con ruda”, señala que es “un remedio ecológico, un popular sortilegio de este momento. Circula como el rumor, seduce porque es el emergente de lo que la gente cree y autojustifica cada uno a su manera”.

La costumbre de la caña con ruda tiene principio en el pueblo guaraní, según relatan los cronistas de Indias, ya que junto a las grandes lluvias unidas al frío de la estación, en agosto, se provocaba la aparición de enfermedades epidemiológicas que podían diezmar aldeas. Los habitantes autóctonos, para combatir esos males, recurrían a sus chamanes que concibieron un brebaje, mezcla de hierbas con licores, que debía beberse un trago al comenzar la temporada de las lluvias chaqueñas. Primitivamente usaban licores obtenidos a partir del chañar, patay, tunas o algarroba, a los que sumaban contrayerba (Dorstenia brasiliensis) o hierbas curativas.

Al arribo de los europeos la fueron modificando hasta su actual composición. El cultivo de caña para producir azúcar, en esa época de la colonización hispana, derivó en paralelo en el aguardiente de caña.

A esto se le agregó, desde el sur del continente europeo, la llegada de la ruda (Ruda graveolens), que no pasó inadvertida y se utilizó ruda macho contra parásitos y malestares estomacales y, asimismo, como calmante del ardor e irritación de picaduras de bichos y alimañas.

El imaginario cultural y colectivo de la región le sumó propiedades y virtudes tanto a la planta como a la bebida. Fue que, a partir de allí, se convirtió en una creencia popular: otorgó a la ruda un conjuro contra la envidia ajena y la mala suerte, de tal forma calificada para “espantar los males del invierno”.

Según esa “historia”, cada día primero de agosto, al levantarse y en ayunas se tomaban unos tragos (generalmente tres, aunque podían ser algunos más) para atraer la salud y la suerte y alejar los maleficios.

La preparación varía según el “gusto” del consumidor. Hoy por hoy se elabora, en la mayoría de los casos, con alcohol etílico con agua hervida o mineral, pero hasta no hace mucho se utilizaba directamente con caña paraguaya, ya que se estima una calidad más alta y seguramente con mayor costo.

Es una bebida popular de los paraguayos, su Secretaría Nacional de Cultura la declaró “Patrimonio Cultural Inmaterial Nacional” y preparada con caña, ruda y limón, por las yuyeras de distintos mercados, las primeras sílabas de los ingredientes devienen en el nombre de “Carrulim”.

En un álbum lanzado el 7 de noviembre de 1975 “Taipero Poriahú” (Trabajador pobre de los arrozales), título del mismo y de la canción, con música de Antonio Tarragó Ros y letra de Gonzalo “Pocho” Roch en sus primeros versos hace referencia a la bebida y dice:

“Para agosto caña con ruda,

valetón agreste de luna,

tutiá, pichana y barro,

madrugada de lagunas”.

Importante conclusión: éste lunes, antes que nada, pero nada de nada: la botella, la copita y los tragos correspondientes. Respeto de las tradiciones, y por las dudas…

A un clic de distancia, algo que quedó “en desarrollo” unos párrafos atrás: ¿Cómo hacer la caña con ruda?, se explica ahora en un breve video publicado en YouTube por el Canal 10 de Córdoba, en 2019.

Cuídense.

Norberto Tallón