Decían, en una canción Piero y José: “Las cosas se cuentan solas, basta con saber mirar”… Y mirando Buenos Aires, y distintas ciudades de nuestro país, es posible encontrar muchísimos quioscos de diarios y revistas que se han reducido a algunos diarios matutinos, 4 ó 5 revistas y luego, el resto, CD’s, DVD’s, libros “promocionados” y diferentes artículos que acompañan publicaciones.
Más allá del aniversario celebrado en estos día: el Día del Canillita… la descripción de un círculo…
Por 1868 el Dr. Manuel Bilbao revolucionó el periodismo, que eran los periódicos, esencialmente políticos, con la idea – ya entonces- de difusión ideológica o tribuna de opinión. Llegaban a la casa del lector a través del correo por suscripción, pero en los primeros días de ese año apareció el diario “La República” y su fundador sorprendió con jóvenes en las calles céntricas pregonando el producto.
Con lentitud, hacía 1915 se inició su crecimiento, se instalaron puestos callejeros fijos y con rapidez crecieron los “vendedores de a pie”. La situación de aquel momento hizo que los chicos se sumaran para acercar algún centavo a su familia. Subían y bajaban de los tranvías siguiendo el “rastro” de la venta.
Por 1904 este protagonista tuvo nombre: “canilla”, el hueso largo de la pierna e incluso de los brazos, en alguna definición del diccionario. El periodista y escritor montevideano Florencio Sánchez cruzó con su sueño de dramaturgo el Río de la Plata, trabajó en distintos diarios, se inspiró en ello y escribió un sainete, en un acto, en el cual el personaje, de piernitas muy delgadas, le dio nombre y terminó de definir el de la ocupación: “canillita”. Es el vendedor callejero de periódicos y revistas, también atribuido a los encargados de los puestos. La entidad gremial (Sociedad de Distribuidores Diarios, Revistas y Afines) fue reconocida con Personería Gremial N° 50 en 1947.
El círculo sigue haciéndose… Presenta décadas “brillantes”, quizás no tan lejanas, de grandes puntos de comercialización de diarios (en todas sus ediciones), inmensa cantidad de revistas de los contenidos más diversos y una gran oferta de otros materiales gráficos. Ya en el tercer milenio se agregan otras actividades como la entrega de correspondencia y papelería, paquetería, productos adquiridos por terceros a través del comercio electrónico y hasta tarjetas bancarias, documentos de identidad y pasaportes. Quizás no fue un progreso sino el aviso de la decadencia.
Surgió en el párrafo anterior; “comercio electrónico” y partiendo de la misma base tecnológica se impulsan fuertemente los medios de comunicación digitales en sus múltiples formas, formatos y dispositivos, con lo que cierran el círculo, achican una forma centenaria, aparte de la influencia del dinero, y consolidan otra que es sin duda actualidad y futuro.
El compás del tiempo cerró un círculo… A un clic de distancia Piazzolla, Ferrer y Amelita Baltar homenajean al personaje anónimo pero, seguramente, más trascendente de la figura geométrica.
Norberto Tallón
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