Con una cifra récord, entonces, de 22 millones de libras esterlinas equivalentes a 39,7 millones de dólares (actualmente valuada en 213 millones de esta última moneda), a fines de marzo de 1987, la compañía de seguros japonesa Yasuda adquirió para su exposición, en la casa de remates “Christie’s” -8 King St. del barrio londinense de Saint James, en Inglaterra (Reino Unido)-, la obra de “Los Girasoles”, del neerlandés Vincent Van Gogh. En este tiempo se haya en Tokio (Japón) en el centro de un rebrote polémico vinculado con su compra, ya que los herederos del banquero judío Paul von Mendelssohn-Bartholdy reclaman su devolución y alegan una “venta forzosa causada por el régimen nazi a su propietario original”.
Van Gogh pintó cinco versiones de esta famosa e icónica pintura, óleo sobre lienzo de 71,1 por 92,4 centímetros, realizadas en los últimos años de la década del ’80 del siglo XIX, en el sur de la Provenza francesa, en la ciudad de Arlés. La primera fue comprada por la National Gallery de Londres, que sumó hace algún tiempo una segunda. La que se supone original, se encuentra en Philadelphia Museum of Arte de Filadelfia (Estados Unidos), otra en el Museo Van Gogh de Ámsterdam y la controversial, en el japonés Museo de Arte de Sompo (Shinjuku City/Tokio). Su heredera, Johanna Van Gogh-Bonger, esencial en la promoción de los trabajos, fue la primera vendedora de las piezas.
El artista pintó “Los girasoles” (“Les Tournesols” en francés, “Zonnebloemen”, en neerlandés). Usó un pigmento: el amarillo de cromo o cromato de plomo, reflejado en su misterioso y enigmático color. La descomposición del cromato por efecto de la exposición a la luz convirtió el amarillo brillante original en un tono pardo verdoso. Ocurrió en el centro de una apurada situación económica, en la que pese a no vender los cuadros subsistió con la ayuda de su hermano Theo. Su casa tenía el frente pintado de amarillo, ese detalle más el sol mediterráneo, motivaron la serie.
Las pinturas muestran estas flores en todas las etapas de su vida, en distintos momentos. El amarillo, para él, tenía un carácter simbólico especial que verificaba a su mundo interior. Esa vía de expresión con eje en el color lo acercó al movimiento del Simbolismo, por distintos aspectos que esta corriente artística subrayaba en la singularidad al remarcar “puntos representativos”. El ensayista, novelista, poeta y dramaturgo galo, principal representante de la corriente, Édouard Émile Louis Dujardin, lo incluyó en la técnica del cloisonismo.
En octubre de 2022, el “Jarrón con catorce girasoles”, expuesto en la National Gallery de Londres, fue vandalizado por dos ecologistas (Just Stop Oil). Vaciaron dos latas de sopa de tomate sobre la obra, protegida por un cristal, para alertar sobre el calentamiento global. De acuerdo con el informe de la galería sufrió “daños menores”, pero quedó básicamente “intacto”.
Vincent Van Gogh (Vincent Willem Van Gogh), hijo de Theodorus, humilde pastor protestante y Anna Cornelia, nació el 30 de marzo de 1853, en Zundert, municipio y ciudad de la provincia de Brabante Septentrional, al sur de Países Bajos. Murió el 29 de julio de 1890, a los 37 años, en Auvers-sur-Oise, población en la región de Isla de Francia, Valle del Oise, en el distrito de Pontoise y cantón de La Vallée-du-Sausseron. La causa de su muerte por herida con arma de fuego tiene aristas controvertibles.
Era pintor, ilustrador botánico, dibujante, grabador, dibujante arquitectónico, aguafuertista, litógrafo y artista gráfico. Educado en la Academia Real de Bellas Artes de Bruselas y la Amberes en Bélgica, fue uno de los principales exponentes del Postimpresionismo.
Su primer trabajo fue marchante de arte en su lugar natal, luego en La Haya y Londres. Mudado a Bruselas, en 1880, se inscribió, como se citó, en la Academia de Bellas Artes. Más tarde llegó a Amberes y luego a París.
En Montmartre se relacionó con artistas como Émile Bernard, Henri de Toulouse-Lautrec, hizo amistad con ellos y, a la vez, con Paul Gauguin, Georges Pierre Seurat, Paul Signac, Armand Guillaumin, Camille Pissarro y Paul Cézanne.
En febrero de 1888 llegó a Arlés y en principio se dedicó a los retratos. Allí estuvo un par de meses Gauguin, una convivencia que empeoró rápidamente e incluyó el episodio del “corte de oreja”. El parisino declaró a la policía que la pérdida se habría debido a una autolesión. En la última época tuvo problemas psiquiátricos y fue internado en una habitación que le servía como taller, en Saint Paul-Mausole (Saint-Remy-de-Provence -cabecera de un cantón del Distrito de Arlés-).
Produjo toda su obra (cercana a 900 pinturas y unos 1600 dibujos) durante solo 10 años, desde que a los 27 de vida decidió ser pintor. Su primera exposición fue en París en 1889, en el Salón de los Independientes, organizada más tarde (entre mayo y octubre) para que pudiera coincidir con la Exposición Universal de aquel mismo año.
El poeta, escritor y dramaturgo marsellés Antonin Artaud, con un extenso poema en prosa, da clara noción de la calidad del protagonista, alcanza con algún breve fragmento de “Van Gogh, el suicidado por la sociedad”: “Regreso al cuadro de los cuervos; ¿quién ha visto cómo, en ese cuadro, equivale la tierra al mar?… el mar es azul, pero de un azul de agua, sino de pintura líquida… Van Gogh ha retomado los colores a la Naturaleza, pero, a él, ¿quién se los devolverá?”
En 2011 surgió una teoría que no había muerto naturalmente, sino por un disparo accidental efectuado por dos muchachos que jugaban con una pistola.
A un clic de distancia: Apenas unos segundos más de 17 minutos, para el video realizado por la ilustradora digital y creadora de contenidos madrileña Gema Vadillo: “Van Gogh y el Misterio del Amarillo”, con datos relevantes y también importantes descubrimientos (Esto hizo evitar, en lo posible, su inclusión en el cuerpo de esta Columna), publicado en su sitio de You Tube.
Cuídense, en todo y por todo. Más que nunca…
Norberto Tallón.