El ejército de los muertos

Luego del estreno mundial de “El ejército de los muertos”, de Zack Snyder, por la plataforma de Netflix, un repaso por esta apasionante película del cine de género zombi – Por Javier Aringoli, especial para DiariodeCultura.com.ar. 

El cine de zombis se remonta al año 1932 con el surgimiento de la película “White Zombie”, basada en una de las historias relatadas en el libro “The magic island”, de William Seabrook. Alli, un hechicero revive a un ejército de muertos para usarlos como esclavos y destruir a sus enemigos. Aquel argumento, en el que impera el villano que domina a los muertos vivientes, fue usado en infinitas películas.

En el año 1968, George A Romero, apareció con su obra maestra titulada “Night of the living dead”. Aquí se planteaba una nueva visión del zombi dentro del género. Ya no era un esclavo de alguna especie de magia, sino un producto de la ciencia, un virus arrasador y altamente contagioso que convertía a los muertos en la peor amenaza de la humanidad.

En 2004, Zack Snyder (director de cine, productor y guionista estadounidense), debutó con una nueva versión de una de las películas de George A Romero, titulada “Dawn of the dead” (Amanecer de los muertos). Desde aquel film, participó en varias creaciones. Hasta que ahora, podemos ver la tan ansiada “Army of the dead” (El ejército de los muertos).

Se pensaba que sería la continuación de su película de 2004, pero sorprendió. Un film totalmente distinto, que incluye zombies robots y posibles ideas de viajes en el tiempo, además de la aparición de zombies alfa, como la evolución de los muertos vivos en seres más organizados y dispuestos a sobrevivir como sea.

En esta película, un grupo de ex mercenarios es contratado por un magnate japonés para robar una bóveda en un casino de la ciudad de Las Vegas, la cual había sido aislada por una infección zombi. De ahí en más, deberán sortear variadas circunstancias para cumplir su propósito.

Este género nos trae como premisa la necesidad de supervivencia que está en cada uno de nosotros. En una situación apocalíptica, se buscará sobrevivir por todos los medios ante la supuesta amenaza. Es aquí donde se ponen en juego las necesidades más básicas para cualquier ser vivo. Comer y vivir. Se crea un escenario perfecto para que todas las miserias humanas salgan a la luz. Cualquier acto de perpetuar la propia existencia nos llevaría a cometer las atrocidades menos pensadas.

Deja de ser el zombi el objeto en cuestión, para pasar a ser el propio instinto de subsistencia, el eje central en estas situaciones. En el afuera existe una amenaza, pero esta queda relegada a un nivel más bajo cuando los recursos que hacen que podamos vivir comienzan a escasear. Por tal motivo, una vez reducido el enemigo, queda la guerra interna por el poder, que en un momento se perdió, pero que alguien reclamará tarde o temprano.

En la actualidad, es imposible creer que algo así pueda pasar. Pero si se imagina una falta total de los recursos que tenemos a nuestra disposición, aquello llevaría al colapso total de la sociedad. Sería enfrentarse unos contra otros. Con esto queda abierta la pregunta: ¿Es muy distante esta situación de la realidad actual?

En un apocalipsis zombi, el protagonista deberá hacer lo imposible por vivir y cuidar de los suyos. En la actualidad, esto parece encajar también de la misma manera. Se plantea una amenaza y la sociedad debe de responder a eso.

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Javier Aringoli: escritor y novelista.

javieraringoli.blogspot.com