Si bien la lectura y la escritura, sin lugar a duda, nos cambian la vida, a todo lo promueve la palabra.
Es en este tiempo en el cual ha cobrado mayor relevancia. Hoy ella se potencia. Es la palabra quien estrecha distancias, quien trasvasa espacios, llevando y trayendo, interés, afecto, compañía, empatía, respeto. En su mensaje es ella la que capta los estados de ánimo, la sinceridad, las experiencias.
Ya no es una palabra vacía, tiene cara, tiene cuerpo, tiene contenido, necesita llevar un mensaje de cercanía. Tiene, esa palabra, curiosidad de conocer al otro, a ese que nunca vimos, ni oímos. Con el que nunca sentimos necesidad de comunicarnos, ese que era casi invisible.
Hoy, cansados y saturados de tanta televisión y tantos mensajes en el ciberespacio, estamos en un momento en el que necesitamos escuchar una palabra auténtica, no una de audio, amable pero vacía, sino una que sea transportada por una persona real, de carne y hueso, con quién compartimos este día a día en la vida, a quien sí le importe qué le decimos, qué miedos tenemos, qué maneras diferentes usamos para cuidarnos, y lo que sea que quiera contarnos.
Hasta lo más descolgado o fantasioso se nos vuelve interesante, solo porque una persona nos mira y nos habla.
Nos damos cuenta, que estamos tan invadidos por el coronavirus que nuestra mayor protección contra el aislamiento es… esa palabra, con ese cuerpo, que está cerca, que no nos invade y que nos contiene, que nos cuida, que hace que nuestras acciones se conviertan en únicas.
Así vamos descubriendo que teníamos un mundo alterno, siempre latente, pero que no conocíamos, ni nos habíamos ocupado en descubrir.
Ayer, en otro tiempo, en el otro plano en el que ubicábamos las cosas y nos poníamos nosotros, era impensable alternar con quien no tuviese nuestros mismos gustos, lugares, espacios. Lo nuestro era lineal.
Hoy, cuando nos cruzamos con alguien, lo conozcamos o no, nuestra palabra cobra un anónimo peso propio. Todos estamos en el mismo mundo con las mismas expectativas.
¿Hoy, cuando alguien pregunta… cómo están? la demanda impacta en el otro, no la esquiva, tiene una dirección definida. Tengan en cuenta que muchos, atravesados por sus miedos, no van a poder responder, pero otros muchos, sí. Están esperando esa pregunta, esas palabras.
En este tiempo les propongo que, indistintamente de cuales sean sus personalidades, estilos de vida, profesiones, que renazcan mediante la palabra.
Un virus modificó la vida cotidiana del mundo y en nuestro interior nos llevó a descubrir un universo de comportamientos de gran riqueza.
Hoy ya no usemos palabras hirientes, hoy decidamos que nuestras palabras solo serán amables, contenedoras, no se usarán para confrontar, solo para sostener, para animar, para acompañar, para decir, acá estoy, y estar atentos de verdad, para nosotros y para otros. Auténticos.
https://youtu.be/v_o22H0Uvfw
Hoy nuestras palabras, de la forma que se muestren, vía telefónica o en el cíber espacio, o en el grito o en el aplauso, nos llevarán a conocer vecinos con los que nunca habíamos hablado, nuestras palabras serán el medio con el cual llegaremos a otros, a esos que nunca, por no estar detenidos, no veíamos.
En este tiempo, la palabra nos define, y hay que entrenarse para que llegue con contundencia, con fuerza. Que en ella se plasme nuestra presencia real y nuestro deseo de que, a partir de ella, podamos construir y renacer en un mundo que nos encontrará celebrando nuestras diferencias.
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Sandra Auteri – Locutora Nacional MN 10.523
Difundir valores a través de palabras cotidianas es un desafío que les propongo transitar.
La consigna es que en cada encuentro, teniendo como guía la palabra elegida, podamos celebrar y superar lo que creamos que son nuestras limitaciones.
www.sandraauteri.com.ar