El valor de la palabra: La pausa

Por Sandra Auteri, especial para DiariodeCultura.com.ar.

La palabra pausa viene del latín pausa, y ésta del griego, pausis, que significa parar, o hacer un alto en el camino. Tiene también como significado el soltar o dejar en libertad lo que uno ya no desee continuar.

Literalmente una pausa es, entonces, una breve o temporal interrupción de movimiento, acción o ejercicio durante la ejecución de cualquier actividad

En la literatura grafica el silencio, que delimita las diferentes unidades de sentido de cualquier escrito y está marcada por los signos de puntuación según lo considere su autor.

Hoy, la pausa, la está marcando el tiempo que nos toca vivir. Se nos impuso una que no preveíamos y que nos obliga a ser pacientes y estar alertas.

Hace tiempo asistí a una charla en un taller de coaching en un espacio llamado “Afilando”.

Resultado de imagen de leñador

Lo llamaron así, contaron en la bienvenida, en relación con la historia de un concurso de leñadores, de un pueblo, que, cada año, medían sus fuerzas y premiaban al que cortara un tronco importante, con la mayor rapidez.

Cada año, se organizaba este evento que convocaba e integraba a los distintos poblados de la zona. El objetivo de la competencia no solo era premiar, sino también  fomentar el conocimiento de unos y otros en una jornada completa.

Asi pues, en un momento del día comenzó la contienda. Todos tenían los mismos elementos: mismo tronco, misma hacha y se dio la voz de inicio. Los leñadores, hombres experimentados, fornidos, pusieron todo de sí. Mientras duró el trabajo de cortar, casi todos le pegaban al tronco con el hacha en forma intensa y constante. Estaban también los que abandonaban… Llamaba la atención que uno de ellos, paraba de tanto en tanto, nadie entendía bien ¿para qué?.

Resultado de imagen de leñador

Luego de ese arduo trabajo, al cabo de un tiempo, apareció un ganador. Resultó ser el leñador que se detenía y, sorprendió a todos siendo el primero en cortar su tronco.

Todos estaban intrigados. Uno de los vaqueanos se acercó y le preguntó cómo había logrado cortar su tronco primero si él lo había visto detenerse varias veces, y éste le respondió…

Le dijo, que se detenía a afilar su hacha, que hacía esas “pausas”, para que al retomar sus golpes fuesen más certeros y contundentes. No era más fuerte, su tronco era de igual diámetro que el de sus compañeros, la diferencia la marcó su estrategia, eso modificó el resultado.

En esta pausa, el mundo nos empuja a parar, tengamos pues bien afiladas nuestras acciones en comunidad y pongamos en práctica lo expresado por John Wesley* … “Haz todo el bien que puedas por todos los medios que puedas, de todas las maneras que puedas en todos los lugares que puedas, en cualquier tiempo que puedas, a toda la gente que puedas, y tanto como tú puedas».

Y me atrevo a afirmar que: Quien acuna a un alma, sostiene al mundo.

Resultado de imagen de el mundo

Estar afianzados del lado del bien común, será en esta pausa, la única estrategia que nos unirá al mundo todo y en la que nos reconoceremos como hermanos que somos, fortaleciendo nuestra alma en cada jornada en la que afirmemos… Yo, estoy con y para vos.

Resultado de imagen de el bien

(*) John Wesley (17 de junio de 1703 – 2 de marzo de 1791) fue un clérigo anglicano y teólogo cristiano británico, nacido en Epworth, Lincolnshire, Inglaterra

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Sandra Auteri – Locutora Nacional MN 10.523
Difundir valores a través de palabras cotidianas es un desafío que les propongo transitar.
La consigna es que en cada encuentro, teniendo como guía la palabra elegida, podamos celebrar nuestras fortalezas y superar nuestras limitaciones.

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