Sentir su mirada en mi espalda
saberla cerca, muy cerca
escuchar sus pasos, los de su sombra
invisible y presente
saber que estuvo antes que yo
en aquellos sitios a donde voy
saber que persiste inmutable
con gélida paciencia y obstinación
sentir su cuerpo ausente
a mi lado en la cama
su respiración leve
su caricia indemne
por momentos presencia fría
distante, indiferente,
por otros, vendaval arrollador
impiadoso, inclemente
desde que tengo uso de razón
y hasta que mi razón se quiebre
y mi cuerpo se detenga
de una vez y para siempre
estuvo, está y estará
cerca y lejos,
sombra rapaz,
la Muerte.
Alejandro Casas es Abogado, docente y escritor.