Oda a la noche

Por Alejandro Casas, especial para DiariodeCultura.com.ar.

La noche es una mujer

desnuda y sin contratiempos

de tersa y fresca piel

que eriza los pensamientos.

 

Sus manos se multiplican,

revuelven mis sentimientos,

y en vano intento abrazar

el ardiente fragor de su cuerpo.

 

La noche es dúctil y emerge

desde el oscuro silencio,

sus labios húmedos rebasan

de pasiones sin tiempo.

 

En ella hurgó el poeta

tejiendo con penas sus versos,

y solitario lloró el profeta

sus pecados y sus miedos.

 

De la simiente eterna

dos amantes emergieron

para que otra vida siguiera

desandando el mismo sendero.

 

Bajo sus brazos se desvelaron

náufragos y odiseos

que un día se cansaron

de luchar por sus sueños.

 

Hay dioses y diosas,

duendes y hechiceros,

idealistas desconsolados

y aves, surcando su cielo.

 

En ella navegan sin rumbo,

erráticos, los recuerdos,

perdiéndose en lo profundo

de derroteros inciertos.

 

En su regazo bifronte

de madre y amante ardiente

yo me recuesto esta noche

anticipando, otra vez, mi muerte.

 

Alejandro Casas es Abogado, docente y escritor.