Es probable que nadie conozca a los personajes que nos ocupan en esta entrega. Frank y Cora jamás existieron. Son producto de la imaginación del estadounidense James M.Cain (1892-1977) (*), escritor, periodista y novelista, especialmente conocido por sus obras englobadas dentro de la ‘novela negra´ (*) que señalarían el camino de un género notable en la literatura del país. Junto con sus compatriotas Raymond Chandler (1888-1959) (*) y Dashiell Hammett (1894-1961) (*) Cain es uno de los máximos representantes de la novela negra estadounidense.
Frank y Cora son protagonistas de una de las más famosas novelas de crímenes escritas en los Estados Unidos, ‘El cartero siempre llama dos veces´ (1934) (*). Ellos son dos prototipos del ambiente sórdido de la década del 30 que refleja el autor. Sin embargo, a lo largo del tiempo y en sus sucesivas apariciones en las diversas formas de arte inspiradas en esta novela, los personajes han sufrido muchas transformaciones.
La novela está narrada en primera persona por Frank Chambers, un sensual y atractivo vagabundo que se detiene para comer en algún motel de una ruta californiana y termina trabajando para los dueños, Nick Papadakis, (“el Griego”) y su joven y hermosa mujer Cora. Como es de suponer, la mutua atracción entre Frank y Cora no tarda en surgir, llevándolos a la maquinación de un plan para matar a Nick y comenzar una nueva vida juntos como dueños del negocio.
Luego de un intento frustrado, simulan un accidente en estado de ebriedad rociando con vino el cuerpo de la víctima. Siguen las acusaciones, Cora es enviada a la cárcel pero finalmente, por una modificación en la investigación y burlando la justicia, quedan libres por falta de evidencia y comienzan a planificar una vida juntos. El destino les es adverso y Cora muere trágicamente en un accidente de auto del que Frank, que conducía el vehículo sale ileso. La novela termina cuando Frank, en el corredor de la muerte, termina de escribir el relato de lo ocurrido, explicando que fue falsamente acusado de haber matado a Cora en un texto que sería publicado después de su ejecución. En la época de su publicación la novela causó más de un escándalo y llegó a prohibirse su venta en varias ciudades de Estados Unidos.
En cuanto al extraño título, sin la menor relación con ningún cartero, diversas teorías lo explican. Sería lógico deducir que se trata de una metáfora de épocas en las que los carteros portadores de buenas o malas noticias, volvían a tocar el timbre si nadie les respondía. En esta historia el asesinato de Nick se produce después de un primer intento fallido y la condena de Frank tiene lugar por un crimen que no cometió, habiendo logrado evadirla previamente por el asesinato de Nick. El cartero sería Dios o el destino: El Griego logra evadir su asesinato en el primer intento pero muere en el segundo porque ése era su destino, mientras que los amantes logran evadir la justicia en una primera instancia, pero su destino era la muerte.
La primera adaptación de esta novela a la pantalla no se la debemos al cine de Hollywood, como podría suponerse. Con el título de ‘El último giro’, el pionero del “film noir” (*) francés Pierre Chenal (Pierre Cohen, en realidad) (1904-1990) (*), bien conocido en Argentina por su contribución a la historia del cine nacional durante los años que residió en el país como exiliado del nazismo), la llevó al cine por primera vez.
en 1939. Fernand Gravey (1905-1970) (*) y Corinne Luchaire (1921-1950)(*) interpretaron los roles de los amantes en un entorno francés con un estilo cinematográfico más alineado al cine del país. La Cora de este film está muy lejos de la sensualidad de las protagonistas de otras versiones, no obstante lo cual justifica el hechizo que su presencia provoca en el sexo opuesto. El que se llevó los laureles por su interpretación de El Griego fue el gran actor suizo Michel Simon (1895-1975).
El film fue lanzado poco antes de la ocupación francesa por parte de los nazis. Como dato curioso señalemos que el film fue dirigido por un judío perseguido por los nazis, en tanto que la actriz, de apenas 18 años, hija del periodista Jean Luchaire (*), fusilado por colaboracionista después de la Liberación (*), estuvo presa durante seis meses en Niza por sus relaciones con el régimen nazi. Su libro “Mi vida rara”, publicado en 1949, fue criticado por su ingenuidad y su falta de objetividad en la justificación de su posición política. Al año siguiente falleció de tuberculosis en París.
Desde 1936, año de la publicación de “El Cartero Siempre llama Dos Veces” hasta 2017, la novela ha sido adaptada en no menos de once oportunidades fuera de Estados Unidos en países como Francia, Rusia, Inglaterra, Hungría e incluso Malasia. Siete veces se la vio en cine, dos veces en teatro, además de ópera y radioteatro.
En sus diversas transformaciones los personajes han aparecido como fríos y crueles asesinos o como víctimas del destino, renaciendo a través de los genios creadores que los recrearon.
De ello nos ocuparemos en la siguiente entrega.