Hace cien años, precisamente el 15 de enero de 1919, en el hotel Eden (*) de Berlín (demolido en los años 50), el soldado Otto Runge (*) le destroza el cráneo y la cara a culatazos. Otro militar, también al servicio del capitán Waldemar Pabst (*), la remata de un tiro en la nuca. Atan su cadáver a unos sacos con piedras y lo arrojan en el canal Landwehr del río Spree (*), cerca del puente Cornelius (*).
No aparecerá hasta dos semanas más tarde. El Gobierno del socialdemócrata Friedrich Ebert (*) acababa así con la vida de la polaca Rosa Luxemburgo (Róża Luksemburg), hija de un comerciante judío de Varsovia, cuya brillante inteligencia le permitió estudiar a pesar de los prejuicios de la época y de la discriminación que se imponía en Polonia contra los judíos, llegando a ser la más notable dirigente marxista de la historia, militante del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), la líder más importante de la Liga Espartaquista (*) y la fundadora del Partido Comunista de Alemania(*).
De día es un lugar tranquilo por el que circulan peatones, trotadores y ciclistas y en cuyas aguas nadan patitos y navegan pequeñas embarcaciones. De noche es un rincón oscuro. Es allí precisamente donde los soldados del ’Freikorps’ (milicias protonazis procedentes del ejército imperial en desbandada), con el respaldo del Comisario de Defensa, arrojaron aquí a las aguas del canal a Rosa Luxemburgo «mortalmente herida o muerta», como reza la placa. Al lado, alguien ha escrito con aerosol en inglés: ‘Show that you are not afraid’ (Muestra que no estás asustado). El bloque metálico con el nombre de la revolucionaria fue forjado en 1987 por los arquitectos Schüler, también autores del doble puente peatonal de hierro bajo el que se cobija este recodo, y desde el que es posible asomarse al canal y hacer un esfuerzo por imaginar la terrible escena.
Casi simultáneamente fue asesinado Karl Liebknecht (1871 – 1919), político comunista alemán de origen judío, cofundador junto con Rosa de la Liga Espartaquista y del Partido Comunista de Alemania. Las primeras palabras publicadas acerca de la muerte de estos dos personajes fueron de Leon Trotski (1879-1940) (*) quien escribió: “Acabamos de sufrir la mayor de las pérdidas. El duelo nos embarga por partida doble. Nos han arrebatado a dos líderes, dos jefes cuyos nombres quedarán inscritos por siempre jamás en el libro de oro de la revolución proletaria: Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg”.
https://youtu.be/WHnpJm4cPBg
Berlín es ciudad de placas conmemorativas. Basta fijarse en aceras y fachadas al pasear. En recuerdo de Rosa y Karl hay varios memoriales y placas, la mayoría de fecha tardía. El hotel Eden, demolido en los años cincuenta, se asomaba a la actual Olof-Palme-Platz, cerca de los monumentales elefantes de piedra de la entrada al zoológico. Una placa en el suelo, colocada en el 2010, evoca lo ocurrido; circulan muchos turistas, pero pocos la ven. Al otro lado de la calle, hay ahora una oficina del Banco Santander.
No haremos referencia a los innumerables escritos de nuestro personaje ni a los análisis y ensayos referidos a su obra. Tampoco mencionaremos las muchas biografías escritas después de su muerte. Solamente hablaremos del personaje Rosa plasmado en un film, en una obra teatral y en una ópera.
La berlinesa Margarethe von Trotta (1942) (*), directora, actriz y guionista de cine e integrante del movimiento Nuevo cine alemán (*) filmó en 1986 la excelente película ‘Rosa Luxemburgo’ con la actuación de dos excelentes protagonistas: la alemana Barbara Sukowa (1950) y el polaco Daniel Olbrychski (1945)(*)en el rol de su amante y correligionario Leo Jogiches
Asimismo, en conmemoración del centenario del asesinato de nuestro personaje, la Ciudad de Buenos Aires pudo presenciar una interesantísima obra musical cuyo germen data del espectáculo unipersonal ‘Rosa Luxemburgo´, realizado en 2010 por su creadora y protagonista: la talentosa actriz Alejandra Arístegui, que durante seis temporadas se mantuvo en la piel de esta revolucionaria marxista- un ser tan valiente, inteligente y coherente que parece más un personaje de ficción real que un ser de carne y hueso.
La obra musical, ‘Rosa Luxemburg Oper’, con textos y la maravillosa actuación de Alejandra Arístegui y música originalísima y funcional compuesta por Luis Milhovilcevic, presentada en Berlín en el marco del homenaje a la revolucionaria socialista y feminista, fue seleccionada por la Fundación Rosa Luxemburgo de Alemania para la celebración central del aniversario. En esta puesta en escena que volvió a verse en Buenos Aires se produce la interesantísima simbiosis entre el compositor y director musical (Milhovilcevic) junto con los dos instrumentos (el clarinete de Gonzalo Braz y el violoncello de Martín Laurnagaray), así como la actriz (Arístegui) y la soprano (Nati Iñón).
- Explicación de la obra
– Fragmento de la obra
Y así nos despedimos de este singular personaje, complejo en su vida íntima, en su acción y en su pensamiento, comprometida en su lucha por aplacar el dolor de los, hasta su auténtica y generosa lucha empeñada en mitigar el dolor de los pueblos, que aún sigue esperando ser recreada por otros artistas en su paso a la inmortalidad.
(*) Los autores y manifestaciones artísticas en negrita señaladas por un asterisco pueden encontrarse en buscadores de internet. __________________________________________________
ESTELA TELERMAN pianista, docente, difusora de la música argentina, es columnista en Diario de Cultura.