Se acabó la “fiesta”

Por Guillermo Alonso, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Apareció el coronavirus y en mi mundo, aquel que “fue y sigue siendo una porquería, se acabó la fiesta”.

El tener que estar en cuarentena nos lleva a Spotify, donde encontramos que Serrat indica que “nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”.

Que “una pulmonía mató a Don Guido y están las campanas todo el día doblando por él, din dan”.

Entonces, como “se hace camino al andar”, busco algo que escribir “y no se me ocurre nada”.

Me pongo a pensar, entonces, en “aquellas pequeñas cosas”, pero “no hago otra cosa que pensar en” tener que estar encerrado en casa.

“Miro por la ventana y me distrae un vecino que no hace otra cosa que rascarse la cabeza”.

Me acuerdo entonces de “esos locos bajitos a los que les transmitimos nuestras frustraciones”, que ahora están preocupados y nos indican que nos cuidemos, que no salgamos de casa, que estamos en edad de riesgo.

Pensar que no hace tanto éramos nosotros los que pensábamos que “nada ni nadie podía impedir que sufran hasta que un día nos dijeran adiós”.

Que era yo, “entero y tal como soy”, el que le decía a mi suegra que se “ponga un vestido viejo y de reojo en el espejo haga marcha atrás, señora”.

Y vuelvo a ponerme a pensar en este asunto de la cuarentena por el coronavirus y yo, que “he andado muchos caminos, que he abierto muchas veredas, que he navegado en cien mares, que he atracado en cien riberas”, encontré en todos lados que hay “mala gente que camina y va apestando la tierra y que entre esos tipos y yo hay algo personal”.

Recuerdo entonces la fiesta, donde al “caer la noche nuestras miserias se iban a dormir, donde el hombre y el villano, el prohombre y el gusano saltaban y se daban la mano sin importarles la facha”.

Me doy cuenta que “existe siempre una razón escondida en cada gesto y que por esa libertad, sangro, lucho, pervivo”.

La realidad es que, “cada loco con su tema, cada uno es como es y cada quien es cada cual”.

Yo “soy partidario de las voces de la calle más que las del diccionario. Prefiero los caminos a las fronteras, un buen polvo a un rapapolvo, ganar a perder, besar a reñir, disfrutar a medir, amar a querer. Soy partidario de vivir. Amo los mundos sutiles ingrávidos y gentiles como pompas de jabón”.

La realidad es que “de vez en cuando la vida nos besa en la boca, toma con nosotros un café, nos regala un sueño tan escurridizo. Nos gasta una broma y nos despertamos sin saber que pasa”.

Y es que “todo pasa y todo queda”, como pasará el coronavirus cuando Cuba y China “saquen un conejo de la vieja chistera y sólo queden estelas en la mar”, porque “sería fantástico que no hubiera nada urgente, que la ciencia fuese neutral y que uno pueda ser feliz como un niño cuando sale de la escuela”. Sobre todo para el que, como a mí, le “gusta el juego y el vino”.

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Guillermo Alonso, Periodista (Gracias Joan Manuel Serrat).