Cuando el visitante pasea por las calles céntricas de Puerto Iguazú, o por algunos de los circuitos turísticos, se encuentra con miembros de comunidades aborígenes. Una de ellas está conformada por 75 familias que suman unas 300 personas, que viven en chozas de madera.
Es uno de los cuatro asentamientos indígenas que viven en la provincia de Misiones es Yasy Porá, es parte de la población Mbya Guaraní, compuesta por unas 127 comunidades que en su totalidad rondan los 12 mil habitantes.
Están en la selva Iryapú, que en el idioma guaraní significa “Sonido de Agua”, que alberga en sus 600 hectáreas árboles, de más de 400 años, de las especies Fístola y Palo Rosa, a estos aborígenes.
Es una reserva natural sobre el Rio Iguazú y distante, tan solo, 15 km del Parque Nacional. Allí conviven con otras comunidades como los Iryapú, Ttá Poty y Tupá Máábae.
Los Yasy Porá habitan en chozas de madera y algunas construcciones de material. Tienen TV satelital y agua potable, esta última, producto de una perforación que mediante un sistema de distribución de mangueras abastece a la mayoría de las familias.
Si bien los integrantes de estas corporaciones se fueron adaptando a los cambios de la sociedad, no han abandonado la esencia de sus orígenes. Primitivamente vivían de la caza y de la pesca, en la actualidad no lo practican y su principal actividad económica es la elaboración y venta de artesanías con maderas, extraídas de la naturaleza, con diseños típicos.
Dentro de la aldea existe una feria permanente donde exhiben sus productos.
El encargado de esta agrupación es el cacique Roberto Moreira cuyo nombre indígena es “Carí Tataembe”, quien es elegido de manera democrática manteniendo viva la tradición de sus ancestros. Él, ordena internamente a las familias en las tareas comunales, administrando y confiando compromisos.
Los jóvenes son más libres que en tiempos pasados, pero solo se casan con personas de sus tribus para mantenerse dentro de las comunidades. Esta costumbre se mantuvo para preservar la cultura y tradiciones aborígenes.
- Cacique Roberto Moreira
Con total sintonía con la naturaleza, estos grupos nativos, trabajan con compromiso y a conciencia en la preservación de las especies autóctonas, poseen un vivero, donde cultivan la flora del lugar.
Algo muy curioso y particular es el oírlos hablar en su idioma original, el mbyá o ayvú, de marcada diferencia con el guaraní criollo, no solo en la fonética, sino también en el terminología y morfosintaxis (es el estudio del sentido de la oración a través de los elementos que la componen las reglas que debe cumplir la lengua).
En la provincia de Misiones, la etnia guaraní está considerada como ejemplo de solidaridad y por sobre todo de profundo amor y respeto por la preservación de la naturaleza.
Es común observar a los niños de estas comunidades en los puntos neurálgicos de la ciudad ofreciendo sus artesanías y hasta algunos trozos de piedras por escasas monedas, con ropas gastadas, mal alimentados pidiendo, también, algo para comer.
Sus progenitores, permanecen en las cercanías, esperando con ansiedad el fruto de algún alma solidaria que compre sus productos para generar algún dinero que les permita al menos conseguir comprar cierto sustento.
Para una parte de las autoridades provinciales los guaraníes son los examinadores incansables de la tierra sin mal, buscando un sitio de felicidad eterna en un espacio de libertad a pleno con la naturaleza.
Creemos que, estos mismos gobernantes, deberían tener más consideración dotando a estos grupos de mejores condiciones de vida por ejemplo: viviendas más dignas, mejor atención sanitaria y educación, preservando sus costumbres, calidad de vida que les permitiría su inserción con el resto de la sociedad.
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Alberto Antonio Curia es Periodista y Consultor Turístico
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