Cuando la magnífica naturaleza nos ofrece un paseo diferente, nos transporta a un mundo de sensaciones que va más allá de lo esperado. Un ejemplo de ello: la visita nocturna a las Cataratas, con sus grandiosos saltos de agua, en una noche de luna llena. La creación de esta sublime belleza solo puede adjudicársele a Dios.
Es conocida la historia que Alvar Núñez Cabeza de Vaca -su descubridor-, en el año 1541, se maravilló al encontrar tamaña perfección. Recordemos que el conquistador español pasó muchas noches acampando en sus inmediaciones.
Este paseo a la luz de la luna es una experiencia única e indescriptible que se realiza solo durante cinco noches al mes en el Parque Nacional Iguazú.
El recorrido comienza con una charla previa de los guías especializados en compañía de un guardaparque. Luego, se inicia la travesía por la selva desde la Estación Central, donde se aborda el tren ecológico en dirección hacia la Estación Garganta del Diablo. Desde ese punto, el visitante recorre la pasarela sobre el Río Iguazú por el llamado circuito superior -parte más alta del trayecto-, iluminado solamente por la luz de la luna.
De esa manera, se llega al esplendoroso balcón de la Garganta del Diablo. El murmullo selvático acompaña al silencio de la noche solo quebrado por el rugir imponente de la garganta que despierta la calma nocturna. El clamor se escucha entre los visitantes, emocionados hasta las lágrimas que brillan con el reflejo de la luna que ilumina la gran abertura. Un momento que se revela solemne.
La luna llena brillante, entre las nubes, acentúa aún más, el saber cuan sabia es la naturaleza. En las noches sin nubarrones pueden apreciarse, también, las estrellas en su plenitud.
Para este recorrido, tan particular, se recomienda un calzado cómodo. En época de frío llevar un abrigo o una campera impermeable, ya que algunas noches pueden ser húmedas por la bruma de los saltos de agua. Por razones de seguridad, se recomienda no sacar fotografías con flash y llevar repelente para mosquitos.
En sus inicios, cuando los agentes de viajes recomendaban este nuevo circuito turístico, los viajeros mostraban dudas de lo que podía ofrecer la excursión «Cataratas a la luz de la luna», la gente se mostraba escéptica y comentaba que conocía las cataratas. Todo cambió cuando comenzaron a aparecer los primeros videos y fotografías de esta aventura nocturna.
Quien se decidió a realizarla, expresó su alegría y su agradecimiento por este incomparable regalo del cielo.
No existe un circuito turístico con la amplitud de este recorrido en el que se ensamble la sensación del aire puro con la adrenalina de vivir emociones diferentes. Aquí, el sabio hábitat natural nos ofrece la pulcritud de inhalar sustancias emanadas de la riqueza de su flora. Un bosque silencioso en el que irrumpen el quebrar de una rama, el volar de un ave o alguna cría de coatí alejada de su progenitora.
Esta es una de las tantas opciones que ofrece una ciudad dejada de lado por tantos años por la clase dirigente de Puerto Iguazú o de la misma provincia misionera. Este punto de acceso que tiene la Argentina, es quizás el más importante desde la parte norte y en contacto terrestre con Brasil, es constante el ingreso y egreso de camiones que transportan productos de ambos países. Es también, la puerta que nos une con Paraguay, a través del puente Presidente Tancredo Neves, cruzando a Brasil y de allí el acceso a Ciudad del Este.
Puerto Iguazú se constituyó en un punto turístico que atrae a visitantes de todo el mundo, es aquí donde conviven ciudadanos de países asiáticos, europeos, árabes o de América del Norte. Este crisol de razas que a lo largo del tiempo aunó criterios, adaptó sus culturas, religiones y lengua, forma parte de un gran todo que impactó en el crecimiento de la ciudad.
Falta mucho todavía para alcanzar el grado de otros puntos turísticos de importancia en la región, pero lentamente y con la unión de autoridades municipales, gobernación, comercio en general, y emprendedores turísticos agrupados en hoteles, restaurantes y servicios varios, brindan una atención dedicada a quienes vienen a disfrutar en la tierra colorada.
Las Cataratas del Iguazú, con sus 275 saltos de agua, entre los que se destacan las caídas del Bocetti, dos hermanas, Floriano y la frutilla del postre; la Garganta del Diablo, entre tantos, es nuestra propuesta para disfrutar de momentos que quedarán por siempre en la memoria.
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Alberto Antonio Curia es Periodista y Consultor Turístico