En este espacio hemos mencionado la explotación de los seres humanos a través del tráfico de esclavos en siglos pasados en Brasil. Esta esclavitud dejó secuelas en las nuevas generaciones, además de un legado cultural, religioso y culinario, que apreciamos en nuestros días.
Aunque parezca que esa práctica déspota era parte de la historia, podemos decir que la clasificación legal del este trabajo esclavo, presente en el país, engloba -aunque cueste creer-, varias formas. Por ejemplo: trabajo forzado, jornadas extenuantes de muchas horas, condiciones indignas e infrahumanas sin cobertura social y, varias situaciones más.
Esta modalidad de “trabajo esclavo” ocurre, entre otras regiones, en los municipios del interior del Amazonas, en “Santa Isabel do Rio Negro” y “Barcelós”, con la extracción de “Piaçaba” (fibra de palmeras que se utiliza en la fabricación de escobas, artesanías y techos de cabañas o kioscos playeros). Esta actividad es desarrollada por vecinos del lugar y aborígenes que viven en zonas aisladas en el medio del monte.
Se conoce como “Piaçabeiros” a los trabajadores que cortan la paja de los árboles, en altura, controlados por hombres a quienes llaman “Patrones”. Estos, dominan el comercio del producto y muchos son dueños de los terrenos donde se extrae la “Piaçaba”.
La forma en la cual los “Patrones” explotan esta mano de obra, lleva el sello de “esclavitud contemporánea” y es visible en la sumisión de estos hombres, mujeres y niños.
La mayoría de las veces, el pago por su labor es a través de mercaderías comestibles, casi nunca llegan a cubrir con el material retirado de las palmeras y en muchas ocasiones terminan con deudas.
Cómo se origina este débito?: el empleador contrata intermediarios para subcontratar personal que recoja la fibra. Es allí, que el “Patrón” provee al tercero, la embarcación y le vende los alimentos, herramientas y combustible por valores más elevados que los normales.
Aunque esto pareciera ya una excesiva explotación, no termina allí. El mediador vende a precios elevados los productos a los trabajadores. De esta forma, los que aceptan realizar el trabajo, inician la relación laboral con deuda y a lo largo de varios meses de trabajo retirando la fibra, los obreros, difícilmente, reciban dinero alguno.
La extracción de “Piaçaba”, es una actividad económica sustancial en varios municipios. El “Ministerio Público Federal del Amazonas”, realizó operativos junto al “Ministerio de Trabajo y Empleo” para garantizar el rescate de obreros en contextos análogos a la esclavitud. Un ejemplo de ello, es el municipio de “Barcelós”, donde se constató que los peones recogían el material de lunes a viernes, durante todo el día y los sábados y domingos preparaban la fibra en rollos para entregar a los intermediarios.
Tanto hombres como mujeres y/ o adolescentes residían en construcciones precarias en medio de la selva amazónica, sin higiene, carenciados de toda seguridad y sometidos a un ciclo de servidumbre por deudas. Los rescatados manifestaron que el “Patrón”, conocía las condiciones en que trabajaban y que, diariamente, visitaba el sector de colecta.
Podemos decir que no son muchas las opciones que las personas tienen para subsistir en esas zonas. La falta de trabajo hace que todos los caminos los lleven a ser un “Piaçabeiro”. Queda en la conciencia de los “dueños del poder”, quienes son parte de la cadena productiva de la “Piaçaba”, brindarle respeto a esta marginada clase obrera y ofrecerles escenarios dignos de trabajo.
De no ser así, continuaremos en pleno siglo XXI siendo testigos de un trabajo esclavista en esta región del país.
Los “Piaçaba”, un material importante extraído de una palmera que, a través de sus “Piaçabeiros”. Ellos, los recolectores de la fibra, son los protagonistas de la explotación del hombre por el hombre.
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