Un Argentino en la Triple Frontera: La leyenda de la Yerba Mate

Una historia también conocida por la fábula del mate y la luna – Por Alberto Antonio Curia, especial para DiariodeCultura.

La bebida o infusión más consumida por los argentinos es el mate y, como no podía ser de otra manera, la leyenda nos indica que los guaraníes comentaban que la luna -Yasí-, se paseaba cómodamente por los cielos donde observaba desde lo alto con mucha admiración los bosques, lagunas, el rio y los esteros.

A sus oídos le llegaron relatos de quienes visitaron el mundo y, entre esos dichos, supo de la vida de los animales, de la belleza de las flores, el canto de las aves y hasta del sonido del rio; entonces, por curiosidad, quizo visitar la tierra.

En su derrotero junto a Araí, la nube, le pidió autorización al sol, Kuaray, para bajar y poder apreciar de cerca las bellezas mundanas. Pese a la negativa del sol, las dejó partir pero les advirtió sobre los peligros de la selva, como le sucedería a cualquier humano.

En su camino terrestre, tanto Yacy como Araí se maravillaron a cada paso en su recorrida; allí sintieron el frio del agua del rio, vieron como las arañas tejían sus redes y tocaron la tierra colorada con sus manos.

Estaban tan sorprendidas en esta nueva experiencia, que no percibieron que un Yaguareté las seguía de cerca. El felino estaba hambriento y en un momento llegaría el zarpazo. Fue en ese instante que la flecha salvadora de un joven cazador guaraní, salvó la integridad de las diosas y dio de lleno en la integridad del animal.

El joven decidió descansar al pie de un árbol antes de regresar a su tribu, pero se quedó dormido y en sueños fue visitado por las diosas vestidas de blanco. Fue Yacy quien cariñosamente le dijo que cuando llegase a su tribu, encontraría un arbusto que nunca había visto; le indicó cómo tenía que preparar las hojas para hacer una infusión que uniría a los integrantes de todas las comunidades aborígenes, como símbolo de hermandad y confraternidad.

Al despertar, el cazador regresó con su gente y al llegar, observó el arbusto a la entrada del campamento. Siguiendo con lo indicado en el sueño, buscó una calabaza hueca, molió las hojas, las colocó adentro, llenó el cuenco con agua y, luego, con una delgada caña ingirió la bebida.

Acto seguido, la compartió con sus pares de la comunidad que, curiosamente, miraban el accionar del joven. Fueron pasando, la calabaza de mano en mano y todos disfrutaron el brebaje.

Finaliza la leyenda narrando que así nació el mate, que une a las personas en un símbolo de paz y confraternidad. Ese fue el regalo de la luna a los hombres para que compartan historias y vivencias, unidos en amistad o, simplemente, para que disfruten un silencio compartido.

La leyenda de la yerba mate o la historia del mate y la luna.

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Alberto Antonio Curia es Periodista y Consultor Turístico

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