En una ancha bahía de la Mancha se eleva, en la frontera de Bretaña y Normandía, una roca de granito de 78 metros de altura, cuya superficie en el suelo es de 900 metros.
Sobre esta isla rocallosa, se erige la antigua Abadía del Mont Saint Michel, fundada en el siglo VIII por el obispo de Avranches, Aubert. La leyenda cuenta que el arcángel Michel se le apareció al obispo y le ordenó elevar un lugar de plegaria, en la roca, llamada antes Mont Tombe. Es allí donde fue creado más tarde un monasterio dirigido por los benedictinos.
Hoy esa construcción-fortaleza en forma de pirámide, se eleva a 152 metros sobre el nivel del mar, coronada por la dorada estatua del arcángel. En su honor, desde hace siglos, hombres y mujeres -en muchos casos al precio de enormes sacrificios y peligros- hacen una peregrinación al monte, atravesando la laguna.
Fue recién en 1789 que fue construido un dique o malecón, considerado insumergible y que hoy permite a medio millón de turistas y peregrinos acceder con toda seguridad al Mont Saint Michel.
Hasta la reforma del monasterio en el siglo XIV, un conjunto arquitectónico único se iba a desarrollar a partir de unos elementos carolingios, romanos y góticos; son testimonios, entre otras, las criptas Notre- Dame-sous-Terre, Notre-Dame des Trente Cierges y de los Gros Piliers y de la sala de trabajo de los monjes (sala de los caballeros) encima de las bodegas.
Todo ello sirve de zócalo, de basamento al claustro del siglo XIII, a los edificios del ala norte (la Merveille, que es también del siglo XIII) y de las salas abaciales terminadas en el siglo XV. La abadía que se edificó entre los siglos XIII y XV, se hizo con bloques de granito bretón coronando el conjunto. Un esplendido coro gótico flamígero sucede a la larga nave y al crucero de estilo romano.
De uno de los sólidos pilares, apoyándose en el coro, hay una escalera de caracol y desde la balaustrada hay una magnifica vista.
El Mont Saint Michel tiene un historia muy agitada. Durante la guerra de los Cien Años sirvió a Francia de fortaleza marítima.
En el siglo XVII a pesar de las tendencias perdió su influencia y fue victima de la Revolución. Bajo el llamado Ancien Régime, sirvió ocasionalmente de bastilla y pronto se convirtió en prisión. A pesar de las protestas de personas influyentes, como por ejemplo Chateaubriand, Victor Hugo, o Alfred de Vigny, la prisión fue cerrada en 1863, y se realizaron importantes tareas de restauración.
Al pié de «la maravilla de granito», la ciudad se extiende al sur y al este del Mont con las actuales hileras de casas y sus fortificaciones. Es un vivo testimonio de la Edad Media como muy rara vez puede observarse en nuestros días.
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Jorge Forbes es un periodista argentino que reside en Francia y que desde 1982 fue corresponsal en París para diferentes medios, tanto de la Argentina (Radio Continental), como de Estados Unidos (Voice of América), México (Radio Noticias) y Uruguay (Radio Sarandí).
Actualmente colabora con Diario de Cultura y con Arte y Colección y propone visitas a la capital francesa (privadas o en grupo, no más de 4 personas) por lugares donde vivieron argentinos famosos y conocidos, así como sitios poco conocidos para los turistas, incluso aguerridos en la materia. Se recomienda hacer el pedido por email a [email protected] o al teléfono celular en Francia: 00 336 0683 7915.
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