«Fui por muchos países, pero en ningún otro lugar vi semejante torre», anotó Villard de Honnecourt en su cuaderno borrador del Siglo XIII.

Nadie conoce el significado de los 16 bueyes de piedra del último piso de la torre, ¿Habrán querido rendir homenaje a las que, incansablemente, habían subido las piedras, o se trata simplemente de una idea que atravesó el espíritu del arquitecto?. En todo caso, nunca se sabrá.

Fue hacia 1160 que se decidió -como ocurría luego de un incendio- construir una nueva catedral. Durante varios años, los violentos disturbios contrarrestaban los diversos proyectos. La construcción de la fachada solo comewnzó en 1190 y solo fue terminadca en el primer cuarto del siglo XIII.

Con los porches profundos y sus torres,caladas para dar luz, su elevación en la cumbre, todo se anima de una excepcional riqueza de formas y de poderosos contrastes de sombra y de luz.

La arquitectura interior de la catedral se despliega igualmente con un dinamismo poco común: constituye ademas el ejemplo mas perfecto de una elevacion de 4 pisos. La gran galeria, el triforio y la torre linterna forman un conjunto y un movimiento de una rara armonía.

La decoracion esculpida fue muy arruinada durante la Revolución; las estatuas de los montantes fueron destruidas. Dominando la iconografia de los pórticos, los temas se inspiran de los de Senlis, pero los movimientos de algunos personajes son mas naturales, y los vestidos mas fluidos.

Los trabajos de restauración empezaron en 1853 y se continuaron hasta después de la Primera Guerra mundial. El peso de las torres, en particular, se hacía sentir en las naves de los cruceros. Hubo que amurallar galerías y algunos pilares del triforio que no volvio a recuperar su verticularidad.

Vista desde el exterior la catedral de Laon no deja de sorprender. Sus torres, que de entrada se elevan muy por encima de los techos de la ciudad; la fineza calada de recorte de piedra en forma de dientes, la fachada con sus juegos de sombras y, por supuesto, con las estatuas de los 16 bueyes que dominan los alrededores con su mirada, y que le dan una vida propia y, sobre todo, sorprendente.