Un argentino en París: El rey loco que estuvo a punto de perder Francia

Sacralizado a los 11 años, Charles VI, dirigió de manera muy inteligente su reinado en Francia hasta el primer episodio de demencia en 1932. Por Jorge Forbes, desde Francia, especial para DiariodeCultura.com.ar.

A partir de este suceso, Inglaterra conspiró contra «El bien amado» para recuperar el trono y ganar la guerra de los Cien años. El 14 de junio de 1392, Charles VI, cuarto Valois* en acceder al trono, dio un baile en su hotel real de Saint-Pol, en París.

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Cuando sus invitados abandonaron el palacio, fue a sus aposentos, en donde lo esperaba su esposa, Isabeau de Baviére. A los 23 años, la mujer,no pudo dejar de sonreír al pensar en su reinado, el cual se iniciaba bajo los mejores auspicios.

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  • Isabeau de Baviére

A la muerte de su padre Charles VI, se convirtió a los 11 años en el rey más joven de Francia. Logró deshacerse de la tutela de sus tíos –los duques de Anjou, de Bourgogne y de Berry- así como del duque de Bourbon, el cual había asegurado la regencia del país durante 8 años, y complotaba para mantenerse en el poder.

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  • Duque de Bourbon

La guerra contra Inglaterra, dirigida brillantemente por su padre, accedió a una tregua y no puso en peligro al reino. En cuanto a él, demostró su coraje militar en las recientes campañas en la región flamenca de Bélgica. Sus súbditos lo aman por su prodigalidad, su gentileza, e incluso por su belleza.

Acaso no lo llamaban ya, en ese momento, «Charles el bien amado» luego de apenas 4 años de reinado? En cuanto a aquellos que criticaban su ligereza y su sed de placer, les probó cuanto ama a su esposa Isabeau, con la cual tuvo 5 hijos –el matrimonio tuvo en total 12 hijos-. Se le criticaba una cierta fragilidad, versátil, incapaz de hacerle mal a cualquiera ni de concentrarse. A veces tenía accesos de fiebre que lo dejaban sin fuerzas.

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  • Charles VI

Pero el mundo en el cual vivía, no era acaso cruel y violento?. Por esa razón, es que decidió rodearse de personas de su confianza, llamando a su lado a antiguos ministros de su padre, Bureau de la Rivière, Jean de Noviant y sobre todo a su amigo mas allegado el Condestable Olivier de Clisson. Gracias a ellos espera asegurar un pleno y entero dominio sobre el reino de Francia.

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Espada en mano acometía sobre sus hombres

En momentos en que cerró la puerta de su habitación el rey oyó la voz de uno de sus ministros : «Sire, sire, el Condestable de Clisson esta herido !. Venga ! Algunos de sus hombres lo han dejado como muerto!». El rostro del rey palideció, temblando se precipitó al lugar del atentado. Olivier de Clisson estaba acostado bajo el porche de su hotel, rue de Chaume, el cuerpo ensangrentado. «Condestable, que es lo que pasó? Quien le hizo esto?!». Articulando con mucha dificultad el Condestable apretó la mano del rey: «Un hombre que me odia… por cuenta del duque de Bretagne».

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Charles alzó su cabeza. Su mirada estaba invadida por una luz extraña, las lágrimas corrían por sus mejillas. Desde hacía varios meses sabía que el duque de Bretagne conspiraba con el rey de Inglaterra para poder recuperar el condado de Richemont, y Olivier de Clisson, gran señor bretón, lo molestaba. «Vengaré personalmente este crimen y esta afrenta: haberlo herido, es asestarme un golpe al corazón». Los consejeros trataron de impedir esa venganza contra el duque de Bretagne, un acto que podría empujar a éste a los brazos del rey de Inglaterra, sobre todo que Olivier de Clisson estaba a salvo. Pero nada frenaba al rey.

Una mañana de agosto de 1392 el rey abandonó la capital temprano, a las 10:00. El espíritu levemente alterado por el calor que reinaba en las calles de París. Iba al frente de un cuerpo armado de apenas 30 hombres no pronunció ni una palabra durante todo el trayecto. Cada uno de sus hombres lo observaba con un cierto temor.

Luego de varias horas de ruta, cerca de Mans ingresaron en un bosque muy denso. Un viejo, inquietante, vestido con una túnica blanca, atrapaba la brida de su caballo gritando: «Detente, noble rey, no vayas mas lejos, te han traicionado». Los príncipes se precipitaron alejando a ese mendigo.

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Era extraño que el rey casi no había reaccionado. Mas tarde cuando uno de sus pajes dejó caer su lanza sobre la cabeza de otro, el rey se dio vuelta. Empuñando su espada, con la mirada demente, de un hombre que parecía un loco, se lanzó sobre sus hombres y golpeó al azar.

Algunos soldados cayeron de su caballo, otros estaban heridos. Tuvo tiempo de apuñalar a otros 4, que murieron, antes de haber sido dominado. Charles VI fue conducido en una camilla a París, el rostro lívido. La expedición había sido anulada.

Luego de ese episodio, reposo y distracciones le fueron prescritas. Recuperaría la lucidez, antes de recaer algunos meses mas tarde. Su entorno intentaba por todos los medios remediar esas crisis. Primero médicos, y luego brujos y/o hechiceros fueron convocados a su cabecera. Pero nada permitió detener la alteración de su espíritu. «Quiere decir que estoy loco? » preguntaba Charles VI mientras que esas crisis lo dejaban más apático, incapaz de la mínima decisión para gobernar su reino.

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Explotando la debilidad mental del monarca al frente de su reino, los ingleses se deshicieron de la caballería francesa en 1415 durante la Guerra de los Cien años.

Dos poderosas facciones se disputaron el poder vacante por la locura del rey: los Bourguignons, por un lado que querían pactar con el invasor inglés y los Armagnacs del otro, unidos alrededor del Delfín, futuro Charles VII.

El rey Charles VI parecía alejado de todo eso. La mayor parte de su tiempo lo pasaba sentado en un sillón, y se divertía con un juego de cartas en donde figuraban el emperador; la reina; el papa; el colgado; el capellán; el halconero; el escudero; el valet de las espadas… en total cincuenta personajes preciosamente ataviados de vestidos violetas, de armaduras plateadas y de coronas de oro; todo un conjunto de cosas con las cuales tenía la ilusión de sustentarse de la mañana a la noche.

Firma un Tratado con el cual deshereda a su hijo

El 21 de mayo de 1420, en Troyes, Philippe le Bon, duque de Bourgogne, avanzó hacia el rey. Charles VI levanta sus ojos mirándolo : «Porque me molesta?». « Sire, aquí esta el tratado del cual hemos hablado que sella nuestra alianza con el rey Henri V de Inglaterra por el casamiento con su hija Catherine». Con la mirada siempre vacía el monarca asintió dulcemente con la cabeza. «Mi hijo será por lo tanto desposeído de todos sus derechos a la corona de Francia?». Extrañado por ese instante de lucidez el duque esperó un momento para contestarle. «Temo que su hijo haya elegido mal su entorno más próximo, el de los Armagnacs, los cuales asesinaron a mi padre, Jean Sans Peur (Juan Sin Miedo), y que no tenga mas las cartas en mano, como las tiene usted en este momento, Majestad.» El rey entonces en ese momento colocó su sello real en el pergamino con el cual desheredaba a su hijo, para luego seguir, como si nada hubiera ocurrido, con su juego de cartas.

La mala suerte quiso que el reinado de Charles VI sea uno de los mas largos de la historia de Francia.

Falleció el 21 de octubre de 1422, apenas dos años después de la firma del Tratado de Troyes.

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Es así como Henry VI de Inglaterra accede al trono a los 10 meses, pocos días antes que el Delfín Charles, estimándose legítimo, se proclamara rey de Francia.

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(*) Casa francesa, rama segundona de los Capetos, que ocupó el trono en Francia en 1328-1589, en tres etapas diferenciadas: los Valois directos, en 1328-1498; los Valois-Orleáns, en 1498-1515 y los Valois-Angulema, en 1515-89.

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*Jorge Forbes es un periodista argentino que reside en Francia y que desde 1982 es corresponsal en París para diferentes medios, tanto en la Argentina (Radio Continental), como de Estados Unidos (Voice of América), México (Radio Noticias) y Uruguay (Radio Sarandí).

Actualmente colabora con Diario de Cultura y con Arte y Colección y propone visitas en la capital francesa (privadas o en grupo, no mas de 4 personas) por lugares donde vivieron argentinos famosos y conocidos, así como sitios poco conocidos para turistas, incluso aguerridos en la materia. Se recomienda hacer el pedido por email a [email protected] o al teléfono celular en Francia: 00 336 0683 7915.

Se puede igualmente visitar su pagina web: www.jorgeforbes.com.ar