Un argentino en París: Sainte Geneviève

La atrevida apuesta de la Santa Patrona de París, Por Jorge Forbes, desde Francia, especial para DiariodeCultura.com.ar.

En el año 451, una religiosa incitó a los habitantes de la pequeña ciudad, de donde era la primera magistrada, a rechazar a Atila, el Huno. Cuarenta años mas tarde, le abrió las puertas de su ciudad a Clovis, quien haría de ella, la ciudad, la capital del reino de los Francos.

Atila El Huno | Wiki | Historia de la Humanidad Amino

  • Atila, el Huno

Clovis Ier, roi des francs (482-511)

  • Clovis, rey de los Francos

A sus mas de 70 años, el azul de la mirada de Geneviève, primera magistrada de la Curia Municipal de París, era tan puro, como un cielo de invierno. Cuando sus parpados se alzaban, su rostro se bañaba de una luz sobrenatural, una especie de «reflejo celeste», según el obispo Germain, que la había encontrado cuando era una niña pequeña.

S.Q. W.W.J.D. St. Genevieve | St genevieve, Religious art, Art

  • Geneviève

A partir de ese momento, descubrió en ella un destino espiritual sin igual. Un día de agosto del año 496, Geneviève salió del Palacio Municipal, en donde se realizaba la Asamblea de funcionarios. De cada lado de la pieza, los magistrados se inclinaban al paso de Geneviève.

Descendía de la aristocracia galo-romana, era propietaria de vastos dominios en los alrededores de la ciudad y heredó ese cargo luego de la muerte de su padre, Presidente Principal de la Curia. Pero, su «aura» excedía, por lejos, a su fortuna y a su rol político.

Virgen consagrada a la edad de 15 años puso su amor por Cristo al servicio de los habitantes de Paris. En esos tiempos muy perturbadores, la urbe, tenía, más que nunca, la necesidad de la protección, de esta personalidad de excepción.

Archivo:Puvis de Chavannes - Sainte Geneviève bringing supplies to Paris a.jpg - Wikipedia, la enciclopedia libre

El Imperio romano se derrumbó, la Galia estaba desgarrada por los combates entre los pueblos Bárbaros. Ostrogodos, Francos, Alemanes, Visigodos, que se disputaban la supremacía sobre la provincia más rica y más cultivada del Occidente romano.

Geneviève supo ganarse la confianza y el amor de los parisinos en la primavera de 451. Por sus acalorados discursos, convenció a los habitantes de Paris de no temer la amenaza de Atila, que aprestaba sus tropas. Como si la hubiera escuchado, el rey de los Hunos, evitó Paris y desvió su ruta hacia Orleans.

Atila, el enviado del infierno | Público

Geneviève pasó sus días asistiendo a los más necesitados aliviando sus miserias y organizando los reabastecimientos.

LA BATALLA DE TOLBIAC REALIZA SU PROFESIA

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En ese día del 496 sus pasos son muy vivos. Una bendición,  le quedaba una tarea mayor por cumplir. Antes de desaparecer, persuadida de que la unidad política de la Galia se haría gracias al cristianismo, se juró entregar las llaves de París a un rey cristiano.

Se reservó ocuparse de un bárbaro susceptible de convertirse: Clovis, hijo de Childeric, y pagano practicante!. El joven rey de los Francos estaba dispuesto, a todo, para dominar la Galia y someter a sus adversarios. «Clotilde llegó?», preguntó Geneviève a su fidel paje, Anaglaire, que la escoltaba hasta la capilla donde recibió a los invitados.

El joven afirmó con su cabeza. Estaba acostumbrado a esas citas secretas. Sabia hasta que punto su amada tenía su amistad: la joven reina Clotilde se convirtió en su mejor aliada. Ferviente cristiana no cesó en querer convertir a su marido Clovis.

Esquisse pour la coupole du Panthéon (église Sainte-Geneviève) : Clovis et Clotilde | Paris Musées

Desde su casamiento, cada semana, Clotilde venía a escondidas a consultar a Geneviève a fin de que la ayude a cambiar las ideas del valiente guerrero. Siempre tenía el cuidado de ingresar por la entrada de la rue des Carmes, justo detrás del Palacio Municipal. «Haga entrar a la reina», ordenaba uno de los guardias de la entrada.

Cerca del muro, la fina silueta de Clotilde se precipita hacia Geneviève. «Mi querida Geneviève que feliz estoy de encontrarla aquí! Vuestros consejos y plegarias me son muy preciosos». Al mirarla, Geneviève, percibía que su amiga estaba preocupada.

Desde hacía algunas semanas, le contaba sus dudas con relación a la voluntad de Clovis de enfrentar a su pueblo tan ligado a sus numerosos dioses. «No se inquiete mi estimada Clotilde, el tiempo llegará pronto», le susurró poniendo una mano sobre la de la reina.

«Admiro vuestra confianza. Cuando nuestro hijo se curó de su enfermedad, luego de que yo le implorara a nuestro Cristo, creí que Clovis iba a convertirse. Pero tiene muy duro el corazón». «No, simplemente es prudente. Confíe en Dios. Esperemos la próxima batalla que va a librar, la va a iluminar, estoy segura».

Clotilde se asmbraba ante tanta seguridad, pero recuerdaba que la sabiduría y la inteligencia algo tenían que ver con la santidad.

La batalla de Tolbiac, que se desarrollaría unos meses más tarde, realizó, en parte, la profecía de Geneviève. Una tribu franca había auxiliado a Clovis y sus tropas que estaban en peligro, los Alamans,

La déroute des Alamans à Tolbiac | Painting, European art, Egypt

El 10 de noviembre de 496, en momentos que el combate parecía perdido, Clovis imploró el socorro del dios de su esposa, al cual le prometió convertirse en caso de tener la victoria. Instantes más tarde,el rey de los Alamans, murió de un hachazo.

Clovis, sensible como lo son todos los paganos, a los signos y a los presagios, estaba estremecido por ese evento. Pero su alma de guerrero no estaba lista a abrazar la religión de un hombre que se presenta como el defensor de los mas débiles. Pensaba que sus victorias militares no serían suficientes para asentar su dominio y sabía que necesitaba del apoyo de los obispos y de las elites cristianas; y sin embargo dudaba.

Una mañana, le pidió a Clotilde que hicieera venir a esa mujer que previno a París contra el despliegue de los Hunos. Cuando Geneviève se sentó a su lado surgió en él el recuerdo con el que se había cruzado su padre, hacía varios años. Geneviève le tomó la mano, al mismo tiempo que se quitó un pequeño pendiente que llevaba alrededor de su cuello.

Clovis I ContenidoyNombre

«Este medallón siempre me trajo suerte. Lo tengo conmigo desde que el obispo Germain me reveló mi vocación. Guárdalo». Clovis cerró su mano sobre esa joya en bronce engarzada con una cruz. Una sensación de dulzura casi sobrenatural lo invadió.

El detalle de esa conversación fue detallado por el historiador Grégoire de Tours en su Historia de los Francos. En todo caso, el bautismo de Clovis tuvo lugar al poco tiempo de ese contacto.

BAUTIZADO, CLOVIS SE HIZO PODEROSO

En enero del año 500 Clovis hizo su entrada a París junto a Clotilde. Rodeada de los magistrados de la Curia, de los senadores y de los ediles, Geneviève lo recibió en el ingreso de Petit-Pont según el ceremonial romano. Al entregarle los símbolos de su poder, le dijo: «He aquí, mi querido, las llaves de esta bella ciudad. Ahora estais a cargo de su futuro, lo mismo que de su alma».

París fue distinguida como capital del reino de los Francos en el 508, algunos años antes de la muerte de quien se puede considerar la primera alcaldesa de la ciudad.

The Relics of St. Genevieve at St-Etienne-du-Mont | St genevieve, Saints, Paris

En cuanto a Clovis, gracias a su bautismo, se lo consideró como el monarca más poderoso de Occidente desde la caida del Imperio romano.

Ese lazo de unión entre ellos fue más allá de la muerte ya que Geneviève fue inhumada en el año 512 al lado de Clovis, muerto un año antes, en una basílica construida en la actual montaña Sainte-Geneviève.

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*Jorge Forbes es un periodista argentino que reside en Francia y que desde 1982 fue corresponsal en París para diferentes medios, tanto de la Argentina (Radio Continental), como de Estados Unidos (Voice of América), México (Radio Noticias) y Uruguay (Radio Sarandí).

Actualmente colabora con Diario de Cultura y con Arte y Colección y propone visitas a la capital francesa (privadas o en grupo, no más de 4 personas) por lugares donde vivieron argentinos famosos y conocidos, así como sitios poco conocidos para los turistas, incluso aguerridos en la materia. Se recomienda hacer el pedido por email a [email protected] o al teléfono celular en Francia: 00 336 0683 7915.

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