Un argentino en París: Un travesti al servicio secreto de “Sa Majeste»

Por Jorge Forbes, desde Francia, especial para DiariodeCultura.com.ar.

Frente a la actitud belicosa de Inglaterra, Louis XV estaba a la búsqueda de nuevos aliados y apuntó a la Rusia de la zarina Isabel 1ra. Para convencerla envió a San Petersburgo, en 1756, a un extraño personaje: el chavalier de Eon, quien sería el futuro capitán de los Dragones del rey y que no dudaba en disfrazarse de mujer para lograr sus fines.

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  • Emperatriz Isabel 1ra. de Rusia

Mientras las siluetas de un baile de disfraz giraban en la galería de los espejos del château de Versailles, Louis XV observaba con un cierto hastío el espectáculo de la corte aunque en ese momento solo le interesan sus proyectos militares.

En ese año de 1756, Inglaterra amenazaba las posesiones francesas en América, y hace que una nueva guerra fuera inevitable en más o en menos tiempo. Para lanzarse a esa guerra Francia necesitaba nuevos aliados. Unos meses antes, el antiguo apoyo del rey Federico de Prusia, cada vez más arrogante, había firmado un tratado de amistad con Inglaterra y por pura provocación bautizó a su perro, Pompadour, lo que no fue del todo del gusto de esta.

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Louis XV le hacía una seña a su primo, Louis François de Bourbon, príncipe de Conti, que dirigía su gabinete secreto creado en 1722 para procurarle informaciones sobre las diferentes cortes de Europa. A cargo de ese primer servicio de espionaje, el ministro sin cartera fue comisionado unos meses antes para que intentara acercarse a la zarina Isabel 1ra. « Que noticias tienes querido primo de la embajada en San Petersburgo?. Habrá podido entregar la carta que le escribí?» preguntó el rey. Conti, un tanto confuso, carraspeó. Ese príncipe de estirpe y sangre real, reconocido por su bravura militar, aún no había podido probar sus talentos en la diplomacia secreta de Rusia. «Desgraciadamente parece que Douglas no llega a nada para acercarse a la zarina. Fue licenciado», contestó.

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  • Louis François de Bourbon,

El rey se quedó en silencio, consideraba que las malas lenguas que decían de Conti que «podía hacer de todo, pero no era capaz de nada». «Si vuestro aerófano de espía no logra ganar la confianza de la zarina entonces, querido primo, tendremos que buscar otra cosa!, exclamó el monarca.

La guerra era inminente

De repente, Louis XV estaba intrigado por una silueta que pasaba no muy lejos de él, ágil, misteriosa, endiabladamente misteriosa, y murmuró: «Quién es esa joven tan agradable y graciosa?». «Esa mujer es un hombre, un travesti», le indicó el príncipe de Conti. Atónito, y con renovadas esperanzas, el rey observó atentamente la transformación de la extraña criatura, que a su vez, lo observaba. «Charles Geneviève d’Eon de Beaumont se hace llamar el chevalier d’Eon, le murmuró el príncipe.

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  • Charles Geneviève d’Eon de Beaumont

Buena espada, jinete sin par y además grandes talentos literarios que le valieron ser nombrado censor real y subdirector para la Historia y las Bellas letras». Louis XV  murmuró subyugado: « Eso es lo que necesitamos, una mujer para atraer a la zarina».

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Unas semanas más tarde el príncipe de Conti convocó al chevalier de Eon; tricornio en la mano y espada en el costado. «Seguro que sabéis que la guerra contra Prusia e Inglaterra es inminente, le dijo, y que iniciamos discusiones con Austria para un profundo cambio en las alianzas: nuestro enemigo hereditario desde hace 2 siglos será nuestro aliado. Para poner esto de nuestra parte y hacer que el pueblo acepte ese cambio necesitamos el apoyo de Rusia. Hoy se une el gabinete secreto del rey. Este empleo no admite ninguna deslealtad que puede llevarlo a la pena de muerte”.

El joven, imberbe, de físico andrógino observaba al príncipe con curiosidad, con la mirada de una llama apasionada: «Y que tendré que hacer?». «Eon, lo voy a sorprender: volverá a llevar polleras durante un cierto tiempo. Su misión será la de ingresar a la intimidad de una gran princesa europea», le confió el príncipe.

Una tarea delicada ya que había que ganar la confianza de la zarina, sin que lo sepa la gente que la rodeaba, y entregarle un mensaje con el sello de Louis XV, preludio a la conclusión de un tratado de alianza. El chevalier partió hacia San Petersburgo bajo el nombre de Lia de Beaumont en reemplazo de Douglas Mackenzie, un espía escocés, geólogo, rápidamente descubierto y descartado. Por su charme y su inteligencia, Lia de Beaumont obtubo el puesto de lectora de Isabel, y a quien le entrega el pliego del rey.

El contacto secreto entre los monarcas estaba restablecido.

Unos meses más tarde Eon regresó a San Petersburgo como hombre y como agregado de la embajada vivió como pez en el agua. Gracioso y divertido, tuvo el placer enorme de cambiar su apariencia en ocasión de los tradicionales bailes de disfraz desarrollados en la corte rusa. Sobre todo fue eficaz; llevó a cabo su misión al concluir la alianza esperada entre Rusia y Francia contra Prusia e Inglaterra.

Muy dificil de establecer su identidad sexual

Una noche, en Versailles, la silueta del chevalier d’Eon se deslizaba en la oscuridad hacia los apartamentos del rey. «Entonces chevalier me trae buenos noticias»?,  pregunta Louis XV reconociendo el aspecto femenino bajo las vestimentas de hombre. «Sire, parece que la zarina comprendió el interés de unirse a usted», afirmó el espía depositando en el escritorio el tratado de la alianza.

El rey sonrió, encantado de ver el documento que le permitía generar un mejor desarrollo de las operaciones. «Le tengo una recompensa: que diría de recibir el despacho de capitán de mis Dragones?. A los 28 años seria el presagio de una excelente carrera en las fuerzas armadas?». El espía enrojeció de alegría antes de hacer una reverencia.

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La misión del chevalier de Eon le permitió hacerse un lugar en el seno del gabinete secreto del rey, e iniciar una brillante carrera de diplomático, a veces hombre, otras mujer, sembrando la duda, y en algunos casos también el desprecio. Termino solo, endeudado, sin que nadie haya dilucidado su identidad sexual.

Solo la autopsia de su cuerpo despejo la ambigüedad: el chevalier de Eon, era un hombre.

Ps: Les recomiendo ver «Le secret du chevalier d’Eon», película franco-italiana de Jacqueline Audry de 1959, así como varios libros en francés que evocan esta historia.

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*Jorge Forbes es un periodista argentino que reside en Francia y que desde 1982 es corresponsal en París para diferentes medios, tanto en la Argentina (Radio Continental), como de Estados Unidos (Voice of América), México (Radio Noticias) y Uruguay (Radio Sarandí).

Actualmente colabora con Diario de Cultura y con Arte y Colección y propone visitas en la capital francesa (privadas o en grupo, no mas de 4 personas) por lugares donde vivieron argentinos famosos y conocidos, así como sitios poco conocidos para turistas, incluso aguerridos en la materia. Se recomienda hacer el pedido por email a [email protected] o al teléfono celular en Francia: 00 336 0683 7915.

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