Cómo hacer un alto en tu rutina puede ayudarte a pensar de manera inteligente

A menudo, los seres humanos vamos por la vida dando golpes por todos lados; dicen que tan solo diez minutos de planificación nos pueden ahorrar horas de ejecución


Hoy quiero compartirte una de las mejores anécdotas que escuché, hace un tiempo, acerca de cómo pensar inteligentemente. Cuentan que había un hombre cuya caldera se encontraba descompuesta. Llamó enseguida a varias personas, pero ninguna fue capaz de arreglarla. Hasta que, finalmente, le recomendaron a alguien que “hacía maravillas”.

Vino esta persona recomendada a su casa y observó la caldera por un lado, la observó por el otro, colocó su oído por acá, colocó su oído por allá, sacó un martillo y golpeó en un costado. Inmediatamente, la caldera empezó a funcionar.

El técnico le dijo al dueño de casa: “Mañana le enviaré mis honorarios” y se despidió. Al otro día, cuando el propietario de la caldera recibió los honorarios que debía pagar, se encontró con un monto de mil dólares. Se enojó mucho y, enseguida, llamó al experto para reclamarle: “¡Pero, ¿cómo me va a cobrar tanto si lo único que hizo fue dar un golpecito en la caldera?! Por favor, detálleme sus honorarios”. Cuando le envió el detalle, este decía: “Por golpear con el martillo: un dólar; por saber dónde golpear: novecientos noventa y nueve dólares”.

(Imagen ilustrativa). Dicen que tan solo diez minutos de planificación nos pueden ahorrar horas de ejecución
(Imagen ilustrativa). Dicen que tan solo diez minutos de planificación nos pueden ahorrar horas de ejecuciónUnplash

A menudo, los seres humanos vamos por la vida dando golpes por todos lados, llevando a cabo muchas acciones. Es precisamente en esos casos donde necesitamos, como se suele decir en la jerga futbolística, “parar la pelota” y detenernos a pensar.

Dicen que tan solo diez minutos de planificación nos pueden ahorrar horas de ejecución. ¿Te ha ocurrido alguna vez encontrarte corriendo y no tener idea de hacia dónde? Seguramente sí, porque a todos nos ocurre.

Te invito a hacer un alto en tu rutina cada tanto y preguntarte: ¿Qué quiero? ¿Qué necesito? ¿Qué es de verdad importante? ¿Qué es trascendente? Muy probablemente, como en la vieja anécdota que te compartí, sepas dónde asestar el golpe para que las cosas funcionen mejor en tu vida.

Hacé la prueba, y después contame.

Fuente: Bernardo Stamateas, La Nación