Consejos de la neurociencia para planificar nuevos desafíos y objetivos en 2024

En exclusiva para Infobae, Ineco compartió una serie de acciones a realizar para cerrar el año de forma saludable y optimizar la organización sin estresarse

Los objetivos tienen que ser “alcanzables” y es importante empezar de a uno y con metas chicas (Getty Images)

Los días que restan aún por transcurrir de este 2023 invitan a mirar hacia atrás, apreciar los logros y aprender de los desafíos superados, al mismo tiempo que también presentan el reto de mirar hacia adelante y establecer metas para el próximo capítulo: el año que viene.

Si bien se asocia este período con las festividades, alegría y esperanza por lo que está por venir, nuestra vida profesional y personal puede volverse por momentos un caos. Cuestiones tales como tener las planillas de trabajo listas, los balances actualizados, cumplir con los plazos establecidos, terminar proyectos pendientes, rendir exámenes, organizar celebraciones, entre otros asuntos, pueden convertir a esta época del año en una de las más difíciles de transitar.

La planificación para el próximo año, aunque se encuentre llena de promesas y expectativas, también puede aportar una dosis de ansiedad estrés, generando inquietudes como, por ejemplo: ¿Cuáles son mis objetivos para el año que viene?, ¿Son realistas mis metas?, ¿Cómo las voy a lograr?, ¿Cómo voy a superar los obstáculos que se me presenten? Esas son sólo algunas de las preguntas que pueden invadir nuestra mente en esta época del año.

“Las funciones cognitivas que entran en juego a la hora de organizar pensamientos, establecer metas y prioridades, y planificar estrategias, son las funciones ejecutivas. Estas habilidades nos permiten organizar, guiar y monitorear nuestra conducta hacia un objetivo”, afirmó la doctora Clara Pinasco, neuropsicóloga y Jefa de equipo del Departamento de Neuropsicología de INECO.

A continuación, la doctora Pinasco y Karen Fernández, integrante del Departamento de Neuropsicología de INECO, comparten una serie de recomendaciones para cerrar el año y optimizar la planificación y organización del 2024.

Este ejercicio activa áreas del cerebro relacionadas con la memoria autobiográfica, es decir, la memoria de acontecimientos significativos, emociones, lugares y personas relacionadas con la historia personal de cada uno, fortaleciendo así la comprensión de nosotros mismos.

Definir los objetivos en éstos términos es de utilidad para que la corteza prefrontal pueda enfocarse claramente en los mismos y se tengan mejores chances de ejecutarlos.

Esta recomendación se relaciona con el ejercicio anterior, dado que, tal como se mencionó, los objetivos tienen que ser “alcanzables”. Así, por ejemplo, si se plantea como objetivo para el 2024 lograr hábitos más saludables de vida, es importante empezar de a uno y con metas chicas, como ir incorporando fruta en el desayuno los fines de semana. Luego, salir a caminar un día a la semana, después 3 días, y así sucesivamente. Cuando se plantean los objetivos en término de metas pequeñas, es más probable que se alcancen a largo plazo.

Si se desean incorporar ciertos hábitos en la rutina es de suma importancia la repetición. De esta forma, al practicar varias veces las mismas acciones (por ejemplo: levantarse, desayunar, realizar ejercicio, bañarse), se involucra a los ganglios de la base del cerebro que son los encargados de la generación de rutinas. Cuando se planifican rutinas alrededor de los objetivos que se tienen fijados, se requiere de menos energía para realizarlas.

En ese sentido, es importante identificar qué tareas se deben realizar, establecer un momento del día y un bloque de tiempo para llevarlas a cabo y estimar cuánto se demorará en completarlas.

Es de ayuda utilizar sistemas de organización y herramientas como agendas electrónicas o de papel, calendarios de Outlook o Gmail, apps como Asana, RescueTime, Todoist, entre otras, para maximizar la eficiencia en la planificación diaria. El uso de estas herramientas también permite no sobrecargar a nuestra memoria de trabajo, que es la capacidad de mantener la información disponible en la mente para su manipulación, permitiendo así un seguimiento efectivo de sus metas.

Esta función ejecutiva se activa cuando nos enfrentamos a imprevistos y debemos ajustar nuestras estrategias y expectativas. Las cosas no siempre salen tal cual se planifican, por eso es importante ser flexibles y saber adaptarse a los cambios inesperados. Revisar las tareas que quedaron pendientes y reprogramarlas, también implica flexibilidad cognitiva. En conclusión, esta es una habilidad ejecutiva sumamente valiosa en un mundo que cambia constantemente.

Todas las recomendaciones mencionadas serán de utilidad para poder culminar el año de manera organizada y que se pueda estar preparado para los desafíos y oportunidades que el próximo año pueda traer. Asimismo, es importante no olvidar planificar tiempos de descanso: salir a caminar, hacer ejercicio, tomar agua, meditar y realizar algún hobby, son actividades importantes para la salud mental y para alcanzar un funcionamiento efectivo de las funciones ejecutivas.

Fuente: Infobae