Ala pequeña Patri (Zaragoza, 1971) la crio su abuela Conchita. Relata que tuvo una infancia triste. Su madre la tuvo muy joven y fue la abuela el apoyo incondicional. Al separarse sus progenitores, su padre se fue a Las Palmas, en Canarias, y se la llevó con él, separándola de su abuela y dejándola en la casa de una tía soltera. “Fueron una niñez y adolescencia que no le deseo a nadie”, recuerda hoy. Asegura que fue en esos momentos donde “nació el germen de la resiliencia” en ella. Recuerda que esas ausencias la marcaron, sobre todo el no haber contado nunca con su madre, aunque su abuela se transformó en el pilar mágico que la acompañó cuando ya pudo volar sola y salir de la sombra paterna.
Pero las cosas no se pondrían sencillas. Ya en pareja, dio a luz a su primera hija. A una semana del hecho, una mañana se levantó y el padre de la pequeña había desaparecido. Literalmente así lo creyó por décadas, hasta que logró saber que vivía en otro sitio, pero nunca volvió a ver a su hija.
Una bebé y el título de Psicóloga bajo el brazo
Con una bebé y, por suerte, el título de Psicóloga bajo el brazo, empezó a crear proyectos. “Entendía que había cientos de espacios donde la psicología tenía algo que aportar, pero estaba ausente”, explica. Llevó una idea para hacer una columna de psicología en la radio, hizo vínculos con los clubes de fútbol, empezó a colar sus narices allí donde no había nadie. Se convirtió en suceso. Hoy ya con un máster en Psicología Clínica y de la Salud y un doctorado en el departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada; desarrolló una gestión deslumbrante durante la pandemia desplegando un abanico de recursos gratuitos para todas las familias.
Fue galardonada con el Premio del Colegio Oficial de Psicólogos de Andalucía Oriental a la mejor divulgadora en redes sociales. Colabora en el programa Para todos en la señal 2 de TVE, la televisión oficial de España, divulgando lo que más le apasiona: la psicología de la vida cotidiana. Sus muchos libros (“Entrénate para la vida” (2012), “Cuenta contigo” (2018), “Educar con serenidad” (2019) y “Somos fuerza” (2021), entre otros) ya tienen más de 20 ediciones. Fue responsable de las cabezas de los equipos de primera división del Mallorca y el Betis, aunque dice que, ahora, ha abanonado ese mundo por “una crisis de valores”. Es una brillante cocinera natural, que ama comer, pero “cuida la salud”.
Un suceso en América Latina
Entre funciones de “La ansiedad no mata, pero fatiga” y “Ménage a Trois”, dos obras de teatro junto al actor Rafa Blanca, con las que recorre cada pequeña ciudad de España, se ha convertido en un suceso cruzando el océano. “Creo que la repercusión en Latinoamérica no viene de ahora -relata con su vos enérgica y alegre-, viene desde que empecé en el programa en “Para todos de lados”. El que se emite en el Canal 2 de Televisión Española y llegaba allí por el canal internacional. Desde hace 12 años me venían viendo en países como México, Argentina, Colombia y es cierto que ha coincidido durante la pandemia que varias personas en distintos canales de radio, en Miami y en algún directo que he hecho con Pilar Sordo, me han ido conociendo un poquito más de cerca.
-¿Tenés idea de cuáles son las preocupaciones que se perciben como propias en nuestra región?
– A nivel de salud mental estamos atravesando -después de la pandemia-, tanto en Latinoamérica como en España, los mismos problemas relacionados con el miedo, con la incertidumbre y, además, tanto en un lado como en otro, estamos sufriendo esta crisis económica que todavía está agudizando más la inseguridad y la falta de bienestar en la población. El otro día me entrevistaron desde Chile y al hablar coincidíamos en los mismos problemas: la sensación de indefensión aprendida, unos niveles altísimos de ansiedad, una adolescencia que se ha quedado muy tocada después de la pandemia, también con problemas de autoestima, de ansiedad, el miedo a no saber qué va a venir porque parece que nos acecha un peligro detrás de otro y esto está generando mucha inseguridad. Además de esto, todas las circunstancias que concurren alrededor de la crisis de Ucrania y cómo está afectando a todos los precios de combustibles y del costo de la compra de alimentos, pues esto también afecta a la seguridad de las familias. Así que creo que tanto en Latinoamérica como en España estamos viviendo los mismos problemas de salud mental.
-¿Creés que debes propiciar un diálogo particular cuando tu “oyente” no es local?
– Normalmente no. Mi contenido es algo tan general, y tan de la vida diaria que nos cabe a todos, son cosas que vivimos estemos donde estemos. Siempre digo que hago psicología de la vida cotidiana: relaciones de pareja, los vínculos con nuestros hijos, temas de educación, el autocuidado, la autoestima, cambios de hábitos de vida saludable, motivación… Creo que mis temas son universales a nivel de salud mental. Pero si tuviese que hacer un directo con alguien de un país latinoamericano y me pidiese un tema específico porque en ese país por las circunstancias económicas, sociales o políticas hay una cuestión en concreto para hablar, por supuesto que adecuaría mi contenido. De hecho cuando me han pedido algún directo desde Latinoamérica siempre me han dicho: “Patri vamos a hablar de la autoestima, en este momento es este el problema”, así que trato de ajustarme un poco a lo que me piden.
Los terapeutas de las redes: lo cuestionado y lo adecuado
– La terapeuta- influencer de las redes es un concepto que de este lado del mundo está bastante bastardeado, porque parece una construcción algo “mágica” de acumulación de seguidores. Eres claramente otra propuesta. ¿Qué crees que tiene que tener alguien que influye en su audiencia?
– A mí la palabra “influencer” no me gusta absolutamente nada. Yo creo que se refiere a un tipo de personas que para mí han aprendido a vivir económicamente a través de sus redes sociales, incluso muchos exponiendo la vida privada de sus hijos. Trato de alejarme de esa palabra. Simplemente creo que sí soy una figura de referencia dentro de la psicología, de hecho el Colegio Oficial de Psicólogos me premió como la mejor divulgadora en redes sociales en el año 2017, y sí creo que soy una persona de referencia, no influencia, sino referencia en cuanto a las áreas de psicología en las que yo trabajo. Tengo 52 años y llevo 28 trabajando como psicóloga. He ejercido mucho mi profesión y que creo que es importante para mi comunidad convertir la parte científica de la psicología en algo fácil, en una serie de consejos prácticos y pragmáticos que ayuden a la gente a generar un cambio. Entonces, desde mi perspectiva como psicóloga del ámbito de la salud mental y de la ciencia, yo creo que una persona capaz de generar cambios desde las redes sociales tiene que tener rigor científico, mucha profesionalidad, ética y honestidad y una capacidad de comunicación para que sus conocimientos puedan llegar de forma sencilla. Creo que eso, y por mi parte mucho amor, porque creo que hay mucha gente que está peor que nosotros.
-¿Cuáles son los temas que más te interesa divulgar en este tiempo?
– Como te cuento, me he dedicado a la psicología de la vida cotidiana. En ello englobo cuestiones como el cambio de hábitos, cómo llevar una vida con costumbres más saludables y ahí recojo desde cómo aprender a comer con serenidad, cómo motivarnos o iniciarnos para hacer ejercicios, cómo organizar y buscar nuestro tiempo. Luego me gusta mucho el área de la autoestima y el autocuidado. Me encantan todos los temas relacionados con la educación, sobre todo en la edad de la adolescencia, en los jóvenes adultos, que me parece que es una edad maravillosa y está tan denostada porque la gente espera siempre algo negativo, y las relaciones de pareja. De todo esto tengo libros escritos, son temas en los que llevo mucho tiempo profundizando. Son áreas que vamos a tener presentes toda nuestra vida, no van a pasar de moda.
-¿Qué responsabilidad particular tiene quien informa desde una red social?
– Tiene una gran responsabilidad, por eso creo que es tan importante tener una formación profesional que avale aquello de lo que estás hablando, porque aquí no vale que te pongas a informar de la ansiedad por que la hayas sufrido, igual que yo no hablo de cistitis porque la he sufrido. Los años en los que he estudiado mi carrera universitaria, el máster, el doctorado tienen que diferenciarse de cualquier otra persona que empieza hablar sin tener conocimiento. Sí, es importante que tengas rigor detrás y luego creo en los valores que te he comentado: la honestidad y la ética. El que escucha y lee tiene que saber elegir a un profesional que tenga reputación. Está claro que toda la gente joven que empieza tiene derecho a trabajar y a divulgar, pero no le ha dado el tiempo para hacerse una reputación.
-Hay que tener cuidado con los que hablan por hablar, y más en las redes…
– Cuando una persona está mal se siente muy vulnerable, no puedes ponerte en manos de un charlatán que te dice dos frases bonitas y con esto crees que te va arreglar la vida porque la mayoría de las veces lo que vas a perder es el tiempo, el dinero y la salud.
– ¿Hablás mucho de tu tribu, cuáles son las particularidades que la atraviesan?
Edades, sexo, localización, consultas, reacciones… Tengo una comunidad muy bonita que la componen en un 80% de mujeres y la franja de edad va desde los 25 a los 60. Las personas se van dando cuenta cuando me siguen que somos todas iguales y a todos nos duele lo mismo, todos sufrimos por lo mismo, nos alegramos por lo mismo y esa es la grandeza de la humanidad: que nos parecemos tanto, con tantos matices al mismo tiempo.
– Mucho de lo que haces no es accesible para nuestra región (como las obras de teatro o tus tarjetas de actividades, por ejemplo)… ¿Por qué crees que logras fidelidad frente a otros profesionales que brindan contenidos similares?
-Sería nuestro sueño que me digan desde Chile, Colombia, Argentina, México “Patricia aquí tienes un teatro, vente para acá”. Hace mucho tiempo empezaron a pedirme que mis talleres presenciales en España, los hiciera en formato online, y en cuanto pude con el equipo, convertí más de treinta. Para mí ha sido un cambio tecnológico muy potente e intento fidelizar todo lo que puedo. Creo que cuando tú das todo lo que tienes, pues la gente no te pide más. Creo que las personas agradecen que tú estés allí de modo genuino, con generosidad y profesionalismo.
Lo que la pandemia nos legó
– ¿Cómo crées que la pandemia cambió la forma de comunicar en tu especialidad y tus canales?
– Para mí la pandemia fue un antes y un después. Primero porque tenía un equipo muy pequeño. Por ese tiempo mi vena altruista se disparó y decidí que el tiempo en que íbamos a estar confinados iba a hacer una temática cada día de la semana para hacer la vida más fácil. Lo que empezó como una semana se convirtió en meses, más tarde en casi un año. Me desgasté mucho en ese tiempo, pero a partir de ahí vi la necesidad de salud mental que había, todavía mucho mayor de lo que yo me imaginaba. Creo que la pandemia, aparte de empeorar la salud mental, le dio visibilidad, porque mucha gente empezó a expresar que se sentía muy mal y fue una forma de abrir una caja de Pandora. Empezamos todos a hablar. A partir de ahí llegó tanta necesidad de consulta que monté una red virtual con 18 especialistas todo online. Apenas hago talleres presenciales, aunque sí las obras de teatro, las conferencias para empresas o ayuntamientos, pero todo lo demás es online. Tenemos pacientes de Latinoamérica, de Estados Unidos, de Asia, todas personas de habla hispana que están alrededor del mundo. Este método, ha permitido acercarnos más a muchísima gente y poder dar más ayuda a gente que la necesitaba. Para mí la pandemia fue un trabajo extenuante, pero también un regalo porque me obligó a salir de una zona confortable en la que estaba, a crear un equipo muchísimo mayor. Ahora somos 25 personas en mi equipo y damos servicio de muchísimas cosas, no solamente la consulta online sino también con todos los talleres virtuales, así que fue una oportunidad para estar mucho más cerca de quienes lo necesitaban.
-Tienes una mirada particular sobre la felicidad…
– No se puede perseguir la felicidad todo el día. La actitud de aquello de “querer es poder” es muy importante porque sin ella no podríamos reponernos a la adversidad, pero ese mensaje no es cierto. No eres el responsable único de lo que te sucede. El ser feliz se ha convertido en una tiranía. Como el resto de las emociones, es pasajera. Si estamos tristes todo el día, algo anda mal, ¿Por qué no andaría mal algo si estuviéramos felices todo el rato? Es normal sentir cualquier emoción y lo que hay que hacer es aceptarla y entender por qué está ocurriendo en ese momento. Pero no se puede perseguir la felicidad todo el día, porque cuando llegan las otras emociones creemos que no deberíamos sentirlas.
-Déjanos un par de consejos para sentirnos un poco mejor.
Empezaría por meditar cada día, porque eso nos permitiría tener una atención mucho más plena durante la jornada. También podríamos llevar un diario de bienestar donde anotemos a diario aquellas cosas que disfrutamos de la jornada para cambiar la perspectiva. Y practicar el agradecimiento por las cosas bonitas que nos pasan a diario.
Fuente: Flavia Tomaello, La Nación