Por estas horas circula información confusa sobre las variantes Delta y Delta Plus, en especial por afirmaciones aventuradas que las describen como un “virus nuevo”, incluso para quienes ya tienen inmunidad “natural” (por haber tenido Covid) y “artificial” (por haber recibido una o dos dosis de alguna vacuna). Debajo, un panorama realista de lo que se sabe hasta ahora acerca de esta variante de preocupación, en base a evidencia oficial y papers científicos.
La aclaración de las fuentes no es menor. Es un momento de gran angustia por las curvas que en algunos países bajaban y de repente suben, sin contar la turbia sopa de letras griegas y códigos numéricos que identifican las nuevas variantes del SARS-CoV-2.
Clarín (con el crucial asesoramiento del experto en virología Jorge Quarleri, doctor en Bioquímica e investigador Principal del INBIRS-UBA-Conicet) revisó los datos vertidos en varios trabajos científicos.
A mediados de junio salió en The Lancet un breve pero relevante estudio de expertos escoceses, cuyo título podría traducirse como “SARS-CoV-2 Delta VOC en Escocia: demografía, riesgo de ingreso hospitalario y efectividad de la vacuna”, donde analizan la respuesta de las vacunas de Pfizer y AstraZeneca frente a la variante Delta.
Con la variante de Covid Delta en alza, Israel se apura a vacunar a chicos de 12 a 15 años. /Reuters
Además, el 11 de junio, la revista Cell aceptó -para su futura publicación- un trabajo multicéntrico de expertos de las universidades de Oxford, Texas, del Instituto FioCruz de Brasil e instituciones de Sudáfrica y Tailandia, entre otras, que lleva el título “Neutralización reducida de SARS-CoV-2 B.1.617 por vacuna y suero de convalecencia”.
Aclaremos que B.1.617 (en realidad, la subclase B.1.617.2) es la famosa “Delta”, surgida en India y considerada la cuarta “variante de preocupación” (o VOC, la sigla de “variants of concern”), que en este momento miran los expertos. Por las dudas, las primeras tres eran Alfa (variante del Reino Unido), Beta (Sudáfrica) y Gamma (Manaos).
En síntesis, esos papers sugieren que Delta es particularmente más contagiosa: genera mayor carga viral y, por lo tanto, se transmite más fácilmente. “Es la que mejor rinde de todas y la que mejor se adaptó. En definitiva, la que tiene mejor fitness”, explicó Quarleri.
Ahora bien, mayor contagiosidad no acarrea necesariamente mayor virulencia. Justamente, lo crucial que se desprende de esos trabajos es que, si bien afirman que…
1) Delta (en comparación al primer SARS de Wuhan) es capaz de reducir hasta 3 veces el efecto neutralizante de los anticuerpos generados en personas que fueron vacunadas contra el Covid, y que…
2) Podría incluso anular la neutralización de los anticuerpos en quienes tuvieron Covid con las variantes Beta y Gamma (lo que en esos casos deja la puerta abierta a reinfecciones), en ninguno de esos escenarios aumentaron significativamente los casos de Covid “moderado” o “grave”.
Memoria inmunológica
Como Clarín explicó en otras notas, se pone de relieve el hecho de que la inmunidad humana no es singular sino múltiple, como una gran familia.
Además de los anticuerpos neutralizantes hay una segunda y compleja dimensión del sistema inmune (quizás más silenciosa o invisible) que los expertos llaman “memoria inmunológica” o “inmunidad celular”.
Una enfermera prepara una dosis de la vacuna Janssen contra el Covid-19. /AP
O sea que en el “mientras tanto” de los días posteriores a la infección o a la vacunación, el organismo robustece esa memoria, como una suerte de “back up”. Desde ya, todo sería más fácil si en este momento pudiéramos -de algún modo- «medir» el alcance de esa memoria.
Pero lo importante es que, aun cuando esos anticuerpos neutralizantes disminuyan o directamente se anulen, la inmunidad celular «saldrá a la cancha» contra las distintas variantes de Covid circulantes. Esas variantes, hay que subrayar, no son (por ahora) otra cosa que “presentaciones del mismo jugador con distinta camiseta”, usando las accesibles comparaciones de Quarleri.
Si bien en países como Inglaterra e Israel los contagios por la variante Delta están despertando gran preocupación por la velocidad de los contagios (especialmente en jóvenes), parece central leer la letra chica respecto de cómo se están dando esos casos.
Delta Plus
“En Gran Bretaña, los reportes del Ministerio de Salud dicen que de los 20.000 nuevos casos estudiados hasta ese momento, el 40%, es decir, 7.700 infectados habían sido por la variante Delta. Tuvieron unas 300 hospitalizaciones. El 40% fueron por esa variante. Ahora bien, de esos, el 70% no había sido vacunado. El restante 30% tenía una dosis sola”, detalló Quarleri.
Desde ya, aunque Delta no esté asociada en forma lineal a un aumento de cuadros graves, nada justifica subestimarla. Se sabe que mientras más contagios haya (no importa la variante), más hospitalizados habrá, siguiendo la lógica conocida en esta pandemia.
Pero, además, con más contagios se multiplican las chances de mutación del Covid, actividad natural del patógeno, que podría derivar en variantes más peligrosas.
En Moscú, Rusia, anunciaron que pronto bares y restaurantes exigirán certificado de vacunación a los comensales. /AFP
Hablando de mutaciones, el Gobierno de India informó la proliferación de una prima de la Delta, que llamaron Delta Plus o “variante de Nepal”, donde se describió por vez primera.
“En esencia tiene una nueva mutación en el sitio de unión al receptor (RBD) de la proteína Spike, en la posición 417”, apuntó Quarleri, y agregó: “Como para seguir complicando el tema de los nombres, a esta variante se la llama también Delta AY.1. Hasta ahora se detectaron casos en varios países, incluyendo de Europa”.
No se sabe mucho más por ahora, salvo que “esa misma mutación, la 417, está presente en otras variantes conocidas, como Beta y Gamma”.
Pero qué impacto podría tener Delta Plus, es decir “cuál será su comportamiento biológico o si será más resistente a los anticuerpos generados por vacuna o infección previa”, son preguntas no respondidas todavía.
Con pinzas
Hay un tercer paper interesante, que matiza el pesimismo vertido sobre Delta, no por el lado positivo sino por el negativo.
El trabajo es de expertos israelíes, se titula “Evidencia de mayores tasas de avance de variantes de preocupación del SARS-CoV-2 en BNT162b2-individuos vacunados con ARNm” y fue publicado en Nature Medicine.
En concreto evalúa los resultados de hisopados hechos a personal de la salud, en un par de ventanas específicas, justo después de su inoculación.
Se analizaron 813 secuencias del genoma viral de hisopados nasofaríngeos, que mostraron que los vacunados que dieron positivo al menos 7 días después de la segunda dosis, se habían infectado con la variante Beta. Los que dieron positivo entre 2 semanas después de la primera dosis y hasta 6 días después de la segunda dosis, con la Alfa.
¿De qué sirve esta información? Ofrece claridad para caminar en un terreno resbaloso. La vacunación, desde ya, protege, y mientras más personas reciban dos dosis, mejor. Pero vacunarse (quedó demostrado en muchos países) no hace magia.
Según Quarleri, “la vacuna no es inequívoca”. Es esencial vacunarse pero, también, cuidarse.
Según concluyó, “puede haber muchas más variantes de las que conocemos. El mundo de la caracterización de las variantes se viene haciendo casi con los ojos cerrados. Con la poca vigilancia que hay, apenas la estamos palpando”.
Fuente: Clarín