La expansión de un coronavirus hasta ahora desconocido para la ciencia y causante de una neumonía que puede ser fatal ha desatado la preocupación, incluso la histeria, en todo el mundo. Y si bien un brote global que ha matado a miles de personas no parece ser una fuente probable de humor, Internet no puede dejar de hacer bromas sobre el coronavirus. Desde finales del año pasado, cuando China alertó por primera vez al mundo sobre el patógeno, las bromas, los juegos de palabras y los memes sobre él se han extendido aún más rápido que el virus en sí.
Aunque parezca paradójico, no es tan raro que en medio de una crisis preocupante, sigamos enviando memes por WhatsApp y publicándolos en las redes sociales. El recurso al humor como arma contra nuestros temores lo explica, en muchos casos a costa de nuestros propios miedos. Además, el humor puede ayudarnos precisamente a tomar distancia con nuestros problemas. “El humor se basa en gran medida en la ‘desconexión emocional’, un mecanismo psicológico que nos ayuda a tomar distancia para reírnos y que nos ayuda a ver las cosas con una perspectiva diferente y, por lo general, enriquecedora”, escribe el filósofo John Morreall en su libro Comic Relief (Alivio cómico).
“El humor es un recurso muy poderoso que tenemos los seres humanos para atravesar momentos difíciles ya que suaviza y relativa acontecimientos angustiantes. Podemos mirar estos momentos y a nosotros mismos desde una perspectiva distinta, menos dramática y más lúdica. El humor aporta una expectativa favorable y nos brinda placer”, sostuvo en diálogo con este medio la psicoanalista Fiorella Litvinoff.
¿Por qué nos reímos? Porque estos chistes provocan “reacciones emocionales complejas” que incluso pueden ser contradictorias. Cuando nos reímos del coronavirus, no solo estamos liberando tensión e intentando relajarnos, sino que también estamos intentando poner en perspectiva nuestras preocupaciones. El humor negro es la última comodidad de un cerebro humano y, debido a la forma en que las noticias y los ecosistemas de las redes sociales se han aferrado al coronavirus en particular, muchas personas tienen dificultades para pensar en otras cosas.
La preocupación por el virus ha permeado cada parte de la vida de las personas. Las bromas son una forma de triunfar temporalmente y reprimir el miedo. Es por eso que los memes de coronavirus van desde fatalismo irónico y juegos de palabras hasta el humor político. Para Elsa Wolfberg, psicoanalista y psiquiatra de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y vicepresidente del Capítulo de Prevención Cuaternaria, Psiquiatría Preventiva y APS de la Asociación de Psiquiatras Argentinos, el humor hace más posible sobrevivir a dificultades de amor propio y visiones desesperanzadas.
“El humor opera con un mecanismo que desmiente un trozo de la realidad, aunque fuese por un rato, y habilita el triunfo del placer. Frente a la angustia que produce la incertidumbre o la inminencia de un peligro, el chiste produce un corte, un soltar esa realidad, un no tomarla tan en serio, que es liberador”, explicó en diálogo con este medio Agustina Fernández, psicoanalista especialista en adolescentes y miembro de APA.
El Ministerio de Salud de Vietnam lanzó una canción anticoronavirus destinada a motivar a los ciudadanos a “hacer retroceder el virus” con técnicas adecuadas para lavarse las manos, y la gente lo encontró tan pegadizo que se convirtió en una especie de baile de moda en TikTok.
La Organización Mundial de la Salud y la Cruz Roja por su parte, también han acudido a TikTok para hacer anuncios de servicio público, a menudo reclutando a sus empleados de oficina para que participen en sesiones de lavado de manos. Como los memes que circularon después de que aumentaron las tensiones entre Estados Unidos e Irán, los memes de coronavirus pueden ser un punto de entrada accesible para el aprendizaje real, una forma de educar al público.
Sin embargo, según los especialistas, los memes y bromas sobre el coronavirus son tan inevitables como la reacción violenta contra ellos. Es decir, el humor es útil en general, pero puede haber gente a quien le resulte desagradable leer chistes sobre la epidemia, sea por su propia sensibilidad o porque les toca de cerca.
Por supuesto, muchas personas no aprecian a las personas que se burlan de una enfermedad grave y mortal. Figuras públicas desde el príncipe William hasta la controvertida celebridad youtuber PewDiePie se han enfrentado a críticas en línea por sus bromas sobre el coronavirus. “Mucha gente está lidiando con la ansiedad, por lo que sería mejor pensar dos veces antes de bromear sobre el coronavirus”, dice Paul Lewis, autor de Cracking Up: Humor americano en tiempos de conflicto.
Si bien puede aliviar la ansiedad; el humor también puede avivar tensiones raciales o difundir información errónea. Una de las cosas sobre las bromas despectivas es que puede relajar las inhibiciones contra la comisión de un acto de violencia.
La inclinación de Internet por la ironía también ha creado información errónea. Muchas teorías de conspiración de coronavirus, como la idea extremadamente equivocada y peligrosa de que lavarse la boca con cloro evitará el coronavirus, comenzó como una ironía incomprendida. En ausencia de contexto, la línea entre una noticia salvaje y un meme sarcástico puede ser extremadamente fina. A veces la diferencia es intencionalmente inexistente.
“Hay determinados puntos sensibles que no se prestan a la comicidad y es en ese punto donde hay que poner un límite ya que no todo causa gracia. Respecto del coronavirus, se suele bromear sobre las exageraciones acerca de las medidas de cuidado que algunos pueden tomar o sobre la situación de cuarentena, pero todavía, hasta el momento, no se observan chistes referidos a la muerte por esta pandemia”, advirtió Litvinoff.
“Podríamos parafrasear al escritor Mark Twain, [que dijo]: ‘el problema con el humor es que nadie lo toma en serio’, para reivindicar su valor en la vida humana. Freud lo consideró una elevada operación defensiva frente al sufrimiento. Ese instante mágico que el humor conquista produce un sentimiento liberador, Freud decía que era grandioso y a su vez patético”, continuó Fernández.
Para la especialista, el juego humorístico viene en auxilio del sujeto, como espacio lúdico que se abre y da permiso al reír. Permite salir de lo aterrador que inmoviliza, paraliza, para soltar una carcajada o al menos una sonrisa cómplice. No se supera el peligro, se lo desmiente por un rato. “Vivir permanentemente pensando en la inmediatez de la muerte es enloquecedor. Allí el humor presta ayuda. Es frecuente que surja en situaciones difíciles que se vinculan con la muerte, por ejemplo es muy común que alguien se ponga a contar chiste en un velorio. Es un modo de velar justamente que todos moriremos algún día, y es mejor tener ese día lejos”, concluyó.
Mientras no alimenten las tensiones raciales o difundan información errónea, es difícil disgustar a alguien por una broma de coronavirus.
Algunos de los memes más compartidos:
Fuente: Infobae