“El sujeto perfecto”: la ciencia busca desentrañar el secreto de la atleta que, a los 92 años, sigue rompiendo récords

Emma Maria Mazzenga ostenta cuatro récords mundiales para mujeres mayores de 90; investigadores la eligieron para analizar su cuerpo y entender cómo lo logra

 A Emma Maria Mazzenga le gusta ganar.

En 2012, durante una carrera en Alemania, se dislocó el hombro por lanzarse para adelantar a otra competidora al llegar a la meta. “Esa mujer estaba a punto de pasarme”, recuerda Mazzenga, que terminó ganando la carrera. Tenía 79 años.

Ahora, a los 92, se está quedando sin competencia: es una velocista de élite de 1,55m de estatura, con cuatro récords mundiales en su categoría de edad… Y muy pocas rivales. “En Italia quedo solo yo –dice Mazzenga desde su casa en Padua–. En el campeonato mundial, éramos solamente yo y una norteamericana”.

El año pasado, Mazzenga batió el récord mundial de 200 metros al aire libre para mujeres mayores de 90 años con un tiempo de 51,47 segundos, y un mes después superó su propio récord por un segundo. En ambas pruebas, competía contra sí misma.

Por eso hay científicos de Italia y Estados Unidos que están estudiando los músculos, nervios y hasta las mitocondrias –el motor de la célula– de Mazzenga para comprender mejor cómo logra seguir corriendo con más de 90 años.

Según algunos indicadores, dicen los investigadores, la mujer parece tener la capacidad cardiorrespiratoria de una persona de 50 años y la función mitocondrial de sus músculos es tan buena como la de una persona sana de 20 años.

El estudio de caso sobre la aptitud física de Mazzenga forma parte de un proyecto internacional más amplio y de varios años de duración realizado en Italia para comprender mejor los cambios musculares que se producen con la edad.

El estudio sobre la aptitud física de Mazzenga forma parte de un proyecto más amplio para comprender mejor los cambios musculares que se producen con la edad
El estudio sobre la aptitud física de Mazzenga forma parte de un proyecto más amplio para comprender mejor los cambios musculares que se producen con la edadiStock

Marta Colosio, investigadora de posdoctorado de la Universidad de Marquette (Estados Unidos) y primera autora de este estudio, asegura no haber podido encontrar a una persona de 90 años que se compare con Mazzenga. “Está envejeciendo, pero puede hacer cosas que a los 92 años la gente no puede hacer”, detalla.

“El sujeto perfecto”

La corredora dice que “el caos se desató” en enero pasado, cuando batió el récord mundial de los 200 metros en pista cubierta para su categoría de edad con un tiempo de 54,47. “Terminé en los diarios, algo nunca visto”, recuerda Mazzenga.

Simone Porcelli, codirector del estudio y profesor adjunto de fisiología humana de la Universidad de Pavía (Italia), fue uno de los tantos italianos que vieron la noticia del récord mundial de Mazzenga. En ese momento, era coordinador de un estudio longitudinal que medía la función física de más de 100 adultos de mediana edad y adultos mayores en Italia. Así que Mazzenga era “el sujeto perfecto para nuestro proyecto”, expresa.

El estudio de atletas de élite de avanzada edad puede ayudarnos a entender mejor las posibilidades que nos ofrece la vejez, apunta Chris Sundberg, codirector del estudio sobre Mazzenga y director del Laboratorio de Fisiología Muscular y Energética Integrativa de la Universidad de Marquette. Mazzenga está jubilada, fue profesora de ciencias de secundaria y sigue suscrita a las revistas científicas, así que cuando Porcelli la contactó, se puso feliz de poder participar. Hace unos meses, el profesor fue en su auto hasta Padua para buscarla y llevarla a la Universidad de Pavía para un día de análisis y pruebas.

En el laboratorio, los investigadores le extrajeron del cuádriceps una muestra de músculo del tamaño de una goma de borrar de lápiz, explica Sundberg. Y de esa muestra, una parte se envió de inmediato por avión a analizar a la Universidad de Marquette.

Bajo el microscopio, el músculo de Mazzenga demostró ser un mosaico de cosas esperables y cosas extraordinarias. Sus fibras musculares de contracción rápida, asociadas con la velocidad, se parecían a las de una persona sana de 70 años: buenas para su edad, pero no excepcionales. Además, presenta cierta pérdida de masa muscular, propia de la edad, señala Colosio. Cuando tenía 89 años, Mazzenga corrió los 200 metros en pista cubierta más rápido que ahora, con un tiempo de 48,98 segundos. Pero las fibras musculares de contracción lenta de Mazzenga, asociadas con actividades de resistencia, se parecían a las de una persona de 20 años, al igual que el flujo sanguíneo y las vías nerviosas que conectan con los músculos.

Mazzenga también tuvo que realizar pruebas de ciclismo y levantamiento de pesas, para evaluar su condición cardiovascular y su fuerza de piernas. Resultó ser particularmente eficaz en la provisión de oxígeno hasta los músculos, y las mitocondrias de sus células musculares están “bien preservadas”, agrega Sundberg.

“Ya sea por genética, por estilo de vida, o por una combinación de ambos, en ella esa comunicación entre el cerebro, los nervios y el músculo se mantuvo a un nivel mucho más saludable que el que solemos observar en una persona de 90 años”, describe el investigador, y agrega que las partes funcionales del músculo de Mazzenga “casi parecen compensar” el deterioro de las fibras musculares de contracción rápida.

Colosio presentó los hallazgos preliminares a principios de este año, en congresos científicos en Baltimore e Italia, y los investigadores planean enviar tres artículos a revistas académicas para su revisión por pares. “Todavía no terminamos de estudiar el músculo –aclara Sundberg–. Hay muchos otros experimentos en marcha que nos van a permitir tener una visión holística real de lo que pasa en sus músculos”.

“Nunca paso un día entero sin salir de casa”

Mazzenga empezó a correr en pista a los 19 años en la Universidad de Padua, donde estudió ciencias biológicas, y siguió compitiendo después de recibirse en 1957, pero tras cuatro años más de competencias tuvo que dejar por la enfermedad de su madre. Dos años después, se casó y tuvo dos hijos.

No volvió a correr hasta 25 años después, a los 53. Actualmente, entrena en la pista del Stadio Colbachini o a la orilla del río, cerca de su casa. Corre dos o tres veces por semana y el resto de los días sale a caminar. “Nunca paso un día entero sin salir de casa”, dice la velocista.

Su entrenamiento en pista dura aproximadamente una hora. Empieza con precalentamiento –un poco de carrera lenta– seguido de tramos cortos de 500 metros de carrera intensa. Luego practica la distancia que se prepara para correr, con descansos entre ensayos. El consejo de Mazzenga para otros atletas mayores: “Conozcan sus límites. Primero, consulten con su médico para asegurarse de que están en forma como para empezar a correr. Después, sean constantes, corran varias veces por semana”.

“El deporte me ha dado muchísimo –sostiene–. Yo diría que fue una salvación. No me gusta quedarme esperando que llegue la noche… Yo necesito acción”.

“Nunca es tarde para empezar”

Bas Van Hooren, profesor adjunto de nutrición y ciencias del movimiento de la Universidad de Maastricht, Países Bajos, ha publicado tres estudios de caso de corredores de élite de 70 años. Según el investigador, la clave del éxito de todos ellos es la constancia. “Muchos de los efectos perjudiciales que se observan con el envejecimiento pueden reducirse significativamente con solo mantener altos niveles de actividad física”, advierte Van Hooren.

La buena noticia, añade, es que “nunca es tarde para empezar”: todos los corredores estudiados por Van Hooren comenzaron a entrenar en la mediana edad.

Luigi Ferrucci, director científico del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de Baltimore, que no participó en el estudio, señala que los nuevos hallazgos son “muy positivos”, pero que tener un envejecimiento saludable va más allá de los músculos.

Para mantenerse física y mentalmente activo en la avanzada edad, explica Ferrucci, hace falta un enfoque holístico de nutrición, cognición y ejercicio. “El ejercicio físico es una buena base, pero hace falta mucho más. Hay que cuidar el cuerpo en su conjunto”.

Mazzenga comentó que cuando entrena come “lo que suele comer”, y que cocina “cosas muy sencillas” como carne asada, pescado, huevos fritos y “un poco de pasta, un poco de arroz”. Pero evita comer nada tres horas antes de correr.

Hoy, la atleta está entrenando para competir los 100 y 200 metros en septiembre en Catania, Italia. Después de esa competencia tiene planeado volver a la Universidad de Pavía para otro día de pruebas y análisis. Y más tarde, en noviembre, empezará a entrenar en interiores para la temporada de invierno.

“De todos modos, dada la edad que tengo, no hay garantía de nada –admite, con humor–. Hago planes mes a mes, y no más allá de ahí”.

Fuente: La Nación