Harán el edificio residencial más alto del mundo en un balneario emblemático para los argentinos
Ayrton Senna será homenajeado en un nuevo proyecto inmobiliario en Balneário Camboriú, en Santa Catarina, Brasil. El edificio se llamará Senna Tower y es una asociación con FG Empreendimentos. Un dato clave es que será el edificio residencial más alto del mundo, con más de 500 metros de altura.
El plan, según Lalalli Senna, sobrina del conductor y responsable del proyecto, “está inspirado en el camino de superación de Ayrton Senna, simbolizando el ‘Viaje del héroe’, la superación de los límites y la búsqueda del ideal”. La obra comenzó a diseñarse en 2019.
El impresionante rascacielos no sólo se caracterizará por su altura, sino que tendrá una inversión de €500 millones y contará con 228 unidades residenciales de lujo. Entre ellas se incluyen 18 mansiones suspendidas de hasta 500 m², 204 departamentos de más de 400 m² y espacios entretenimiento y gastronomía. Además, contará con ocho ascensores de ultra velocidad, seis plantas privadas de ocio que suman más de 6000 m², así como una azotea destinada exclusivamente a espacio residencial.
Para levantar el edificio se formará una sociedad inversora con FG Empreendimentos, empresa constructora en la que Luciano Hang, propietario de Havan, es socio. FG Empreendimentos había anunciado el proyecto con el nombre de Triumph Tower y decidió mantener en secreto la unión con la marca Senna hasta que obtuvieran las licencias de los organismos competentes, según UOL. Además, según el sitio web, la Torre Senna se construirá en un terreno que pertenece al empresario.
Uno de los problemas que tuvo el emprendimiento fue que grupos ambientalistas dijeron que la altura del proyecto podría reducir la exposición al sol y afectar la vegetación del paseo marítimo de la ciudad de Brasil. Sin embargo, en julio el municipio informó que los planos estaban aprobados luego de haber recibido los resultados de diversos estudios de impacto vecinal y ambiental.
Torre Senna: proyecto millonario promete ser el edificio más alto del mundo
Fuente: La Nación