La Bienal de Arte Joven está en marcha en el Recoleta y sale a la calle por primera vez

Muestras visuales, lecturas, diseño, talleres, feria de publicaciones, gastronomía, música, teatro, danza y cine darán forma a una maratónica Bienal de Arte Joven, con 180 actividades gratuitas dentro y fuera del Centro Cultural Recoleta, que incluyen el lanzamiento de tres novelas y dos antologías de cuento y poesía de autores de entre 18 y 32 años.

Esta 4° edición tiene epicentro en el edificio de Junín 1930, por donde circulan unos 470 artistas junto a amantes del arte emergente hasta el domingo; mientras que Territorio Bienal, el ciclo inédito que suma 50 actividades y 430 artistas, se hce este jueves, de 19 y 24, sobre la calle Junín entre Vicente López y avenida del Libertador y con un gran escenario en la plaza Francia.

«La Bienal es la culminación de un año de mucho trabajo en el que se eligieron 118 proyectos de 8.000 postulados, se trata de un evento clave para las nuevas generaciones, que entiende el poder transformados de la cultura en la vida de todos”, dijo el ministro de Cultura porteño, Enrique Avogadro.

Ese trabajo incluyó la clínica a cargo del escritor Hernán Ronsino, que culminó con la edición de «Esto que me pasa», de Fremdina Bianco (Notanpuan), «Chau, chau, chau», de Florencia Gómez García (Conejos), y «Bajo lluvia, relámpago o trueno», de Fermín Acosta (Entropía), las tres novelas que se impusieron entre ocho finalistas y que sus autores presentan el sábado en el Patio de los Naranjos.

«Cada novela es muy distinta en su estructura, en el manejo de los climas y la manera de narrar, pero tienen en común la centralidad de las voces de mujeres; son novelas armadas a partir de puntos de vista femeninos», explica Ronsino.

Todos las novelas finalistas se trabajaron con una dinámica colectiva y tuvieron un fuerte trasfondo autobiográfico», subrayó el autor de «Glaxo»; una cuestión que con el género cuento se expandió de manera exponencial: «Divino tesoro» (Mardulce) acopia «una inmensa variedad» de estilos, temáticas y estructuras, indica Vera Giaconi, una de las responsables de la antología que «tanto refleja lo personalísimo de cada autor como los territorios comunes de sus intereses».

El libro «sirve para definir la juventud más allá de su tiempo, que no es otra cosa más que un estado explosivo del alma, la creatividad y la confusión, hermoso y brillante».

Y, más allá de la visibilidad que pueda otorgar, «es importante porque contacta a los autores con becas y residencias, expandiendo sus conexiones», remarca Giaconi, autora de «Carne viva».

Esa antología se presenta el viernes, a las 19, en el Patio de los Naranjos junto a «Les poetas» (Gog&Magog), antología que «logró un gran equilibrio entre dar una idea de época, con un yo bastante cercano al yo real del poeta, que mira con ojos transformados lo cotidiano -remarca el editor Alejandro Cotto-, es decir, una poesía anclada en la experiencia real con voces muy singulares e identificables».

“El mundo cultural porteño se enriquece con el desarrollo de nuestros jóvenes artistas que hacen de Buenos Aires el centro cultural de Latinoamérica durante cinco días, invitando a vecinos y turistas a participar de este universo con el fin de crear conversaciones y atraer a nuevos públicos», agregó por su parte Avogadro.

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La apertura de la Bienal se realizó con las presentaciones simultáneas de 1915 en Plaza Francia, el recital de Telescopios en el Patio del Aljibe y la DJ Virginia en la Terraza; Lo´Pibitos tocaron en la plaza, Susy Shock leyó en el escenario Araucaria y Julio y Agosto tocó en el Patio del Aljibe.

Luego, La Delio Valdéz tocó en la plaza, leyeron Las Pibas en Araucaria, cerró el DJ Alonso Morning en la plaza y, a diferencia de años anteriores, se inauguraron cuatro muestras individuales.

En las salas C y J están “Nueve Anillos”, un alfabeto personal de Erik Arazi; “Llevame a conocer el océano”, un refugio de lienzos y telas con textos y dibujos que recorren el universo emotivo de Micaela Piñero; “Pintor”, de Sasha Minovich, que problematiza la producción en su generación, y “C14”, un taller donde El Bondi Colectivo exhibe y produce piezas de cerámicas.

Al mismo tiempo, en las salas 3, 4 y 5 se exhibe “Espacio entre”, que curada por Tainá Azeredo reúne obra de 25 artistas, «una edición muy particular que se despliega a través de los ejes cuerpo, memoria y ausencia», señala Laura Spivak desde el área audiovisual.

Y en Cronopios se ve la gran muestra invitada, “La civilización perdida”, un cruce entre la obra de Edgardo Giménez, responsable del arte de la Bienal, y la obra de Geraldine Schwindt y Gabriel Chaile, ex bienalistas, curada por Spivak, el cual se resume en una gran fuente dorada con un Tarzán rodeado por jardines y laberintos que pueblan seres antropomorfos hechos en barro.

Todas las actividades son gratuitas y sujetas a disponibilidad de espacio con reserva previa, en www.bienal.buenosaires.gob.ar, donde puede consultarse el cronograma completo.