Los 20 mitos sexuales de las parejas que aún hay que desmentir

Existen tantos mitos que tienen que ver con las mujeres y el sexo en pareja… ¡Sacate de encima las presiones!

Parecería que estar en pareja es, de por sí, una situación que obliga a que se den por sentadas ciertas cuestiones, y no debería ser así. Primero somos nosotras. Somos lo que sentimos, lo que pensamos, día a día, hora a hora. Somos un todo con el todo que nos rodea y, luego, fluimos con alguien. Sin embargo, existen tantos mitos que tienen que ver con las mujeres y el sexo en pareja, que voy a desmentir los más significativos a continuación. El objetivo de esta enumeración es seguir quitándonos presiones, absolutamente innecesarias, que nos restan y jamás nos suman para estar mejor.

Los 20 mitos sexuales de las parejas

El objetivo de esta enumeración es seguir quitándonos presiones, absolutamente innecesarias, que nos restan y jamás nos suman para estar mejor. Foto: ilustración Shutterstock.

El objetivo de esta enumeración es seguir quitándonos presiones, absolutamente innecesarias, que nos restan y jamás nos suman para estar mejor. Foto: ilustración Shutterstock.

1 – A las mujeres no les gusta el sexo oral como a los hombres. ¡Ja! 

Falso. Cada mujer elige lo que le gusta, y muchas mujeres gozan del sexo oral sin problemas, y hasta lo eligen más que a la penetración.

2 – No está bien visto que la mujer tome la iniciativa en la relación sexual

Falso. Amé tomar la iniciativa algunas veces. Me divierte ver las reacciones. Es genial que cada día que pasa nos sintamos libres de poder seducir, invitar y proponerle al otro u otra que esté con nosotras. Experiencia altamente recomendada.

Cada mujer elige lo que le gusta, y muchas mujeres gozan del sexo oral sin problemas, y hasta lo eligen más que a la penetración. Foto Shutterstock.

Cada mujer elige lo que le gusta, y muchas mujeres gozan del sexo oral sin problemas, y hasta lo eligen más que a la penetración. Foto Shutterstock.

3 – La ausencia del himen prueba que una mujer no es virgen

Falso. Todas las mujeres tenemos nuestro propio himen. Su forma, su grosor, su textura es individual en cada una. La rotura del himen no está en relación directa con la primera penetración en la vagina ni es sinónimo de nuestra “primera vez sexual” necesariamente. Menos todavía de la certeza de que sí o sí su rotura se corresponda con un sangrado posterior.

Parecería que estar en pareja es, de por sí, una situación que obliga a que se den por sentadas ciertas cuestiones, y no debería ser así. Foto: ilustración Shutterstock.

Parecería que estar en pareja es, de por sí, una situación que obliga a que se den por sentadas ciertas cuestiones, y no debería ser así. Foto: ilustración Shutterstock.

4 – La mayoría de las mujeres llegan al orgasmo a través de la penetración

Falso. Podemos llegar al orgasmo de muchas formas y la mayoría de las veces necesitamos la estimulación del clítoris en forma directa.

Podemos llegar al orgasmo de muchas formas y la mayoría de las veces necesitamos la estimulación del clítoris en forma directa. Foto: ilustración Shutterstock.

Podemos llegar al orgasmo de muchas formas y la mayoría de las veces necesitamos la estimulación del clítoris en forma directa. Foto: ilustración Shutterstock.

5 – Toda mujer llega al orgasmo, pero algunas no se dan cuenta

Falso. A ver, es rarísimo llegar al orgasmo y no sentirlo ni darse cuenta. El éxtasis del placer, aunque sea mínimo o poco intenso, produce una culminación de la tensión sostenida y da una sensación de relajación posterior muy placentera que marca un antes y un después muy fácil de reconocer. Si todavía no sabes si lo tuviste, ¡tranquila! ¡Querer encontrarte en ese placer significa que estás en ese recorrido!

6 – Las mujeres jóvenes tienen más placer en el sexo

Falso. La posibilidad de gozar no depende de la edad. Depende de la experiencia, de los permisos que se da cada una para sentir el goce, del momento emocional, de la pareja que esté con ella, de su estado de ánimo, de la educación sexual recibida… Conozco infinidad de mujeres que me han confesado sus mayores goces y les aseguro que les han ocurrido en todas las etapas de su vida, desde la adolescencia hasta más allá de los 80 años.

La posibilidad de gozar no depende de la edad. Foto: Shutterstock.

La posibilidad de gozar no depende de la edad. Foto: Shutterstock.

7 – La vida sexual de la mujer termina con la menopausia

Falso. En esta etapa se puede disfrutar perfectamente del sexo y llegar al orgasmo satisfactoriamente. Se puede tener una sexualidad plena, abundante, erótica, amorosa y súper placentera. No compremos los dichos sociales y culturales que no hacen más que limitar y rotular nuestra vida en todos los sentidos.

8 – Si no tengo orgasmos soy frígida

Falso. No existen mujeres frígidas. Toda mujer puede llegar al orgasmo: necesitan su tiempo, ya que no tenemos el mismo que los hombres. Basta de catalogarnos. Ni dejemos que los demás lo hagan. Solo se trata de conocerse, sentirse estimuladas y darse permiso para el placer.

Toda mujer puede llegar al orgasmo: necesitan su tiempo, ya que no tenemos el mismo que los hombres. Foto: ilustración Shutterstock.

Toda mujer puede llegar al orgasmo: necesitan su tiempo, ya que no tenemos el mismo que los hombres. Foto: ilustración Shutterstock.

9 – Si no tengo un orgasmo en cada relación sexual, tengo un problema

Falso. Puede haber encuentros sexuales extremadamente placenteros en los que no tengamos orgasmos. La meta no debería ser: “llegar a…”. Siempre es disfrutar el camino. Se trata de sentirnos a gusto, de que deseemos estar ahí, de intercambiar, comunicarse, escuchar, decir lo que nos gusta y lo que no. Sentirnos libres de disfrutar. Sin objetivos, reglas ni metas.

10 – Existen dos orgasmos: el clitorídeo y el vaginal

Falso. Existe un solo orgasmo que se dispara por el clítoris. Hay muchas formas de estimularlo. Generalmente en forma directa, con la mano, la lengua, etc., o a través de redes neuronales, como cuando tenemos sexo anal, o ante un estímulo en otra parte del cuerpo que nos excita tanto que solo al movernos y frotarnos se dispara también. Cuando tenemos un orgasmo con la penetración es porque el pene roza las ramas internas del clítoris, que están como cabalgando en la pared anterior de la vagina o porque lo estimula el pubis de la pareja a su parte externa por la dinámica corporal de los cuerpos. Solo el 20% de las mujeres logra estimular el clítoris sin tocarse de esta forma y tienen un orgasmo con la penetración.

Los tiempos de los orgasmos son de cada uno y de la mecánica de la pareja y, generalmente, cambian en cada relación. Foto: Shutterstock.

Los tiempos de los orgasmos son de cada uno y de la mecánica de la pareja y, generalmente, cambian en cada relación. Foto: Shutterstock.

11 – Es ideal tener juntos el orgasmo, eso indica que es mejor el acto sexual

Falso. Los tiempos de los orgasmos son de cada uno y de la mecánica de la pareja y, generalmente, cambian en cada relación. Tener orgasmos juntos no es ni mejor ni peor, y no debería ser un objetivo en sí mismo.

12 – A partir de los 40 años, el deseo de la mujer disminuye y también los orgasmos

Falso. Podemos sentir deseo hasta el día de nuestra muerte, sin importar cuántos años tengamos. La edad no es un factor que de por sí condicione la posibilidad de tener orgasmos.

Podemos sentir deseo hasta el día de nuestra muerte, sin importar cuántos años tengamos. Imagen ilustrativa Shutterstock.

Podemos sentir deseo hasta el día de nuestra muerte, sin importar cuántos años tengamos. Imagen ilustrativa Shutterstock.

13 – Si no tenemos sexo con penetración ni con los genitales, no es sexo

Falso. La sexualidad abarca mucho más que los genitales: miradas, besos, abrazos, el compartir, el autoplacer, la fantasía. Todo forma parte de la sexualidad y es hermoso que lo exploremos y disfrutemos. Es más, hay personas con diversidad funcional que no pueden sentir orgasmos a través del clítoris o su pene, y tienen paraorgasmos. Es decir que logran llegar al orgasmo sin que participen los genitales porque no tienen sensibilidad en ellos. El placer se da a través de otras zonas del cuerpo. ¡Ampliemos la mirada!

14 – La sexualidad plena depende de la frecuencia sexual

Falso. La sexualidad plena depende de la coherencia que hay entre lo que yo quiero para mi sexualidad y la realidad sexual que tengo, siempre con respeto hacia mí y hacia el/la otro/a o los demás que participen. No hay una frecuencia exacta para vivir una sexualidad plena ni una forma de ejercerla.

En los tiempos que corren, con tanta pantalla, el sexo muchísimas veces tiene que ser planeado. Foto: ilustración Shutterstock.

En los tiempos que corren, con tanta pantalla, el sexo muchísimas veces tiene que ser planeado. Foto: ilustración Shutterstock.

15 – El sexo debe ser siempre espontáneo, si se planea no sirve

Falso. En los tiempos que corren, con tanta pantalla, el sexo muchísimas veces tiene que ser planeado. No existe el sexo desenfrenado, por ejemplo, con dos chicos dando vueltas por la casa. Así que a planificarlo. Es un mito que el deseo tiene que ser siempre espontáneo. La mayoría de las veces, más en parejas que llevan un tiempo juntas, hay que trabajarlo y no es espontáneo muchas de las veces.

16 – Dos personas que se quieren saben el tipo de estimulación que quiere su pareja y con qué se excita

Recontra falso. Bueno, luego de mis más de 20 años de escuchar a las mujeres como médica, ginecóloga, amiga, coach, etc., me atrevo a decir que la mayoría de las veces no sabemos cómo decir y pedir lo que nos gusta, ni sabemos qué le gusta al otro/a. Es un diálogo y una conversación pendiente para muchísimas parejas. Y, aunque no lo crean, para las que llevan años juntas, también. No me canso de repetirlo: hay que comunicarse más en la cama y fuera de ella.

No es necesario hacer nada específico para ser buena en la cama. Foto: ilustración Shutterstock.

No es necesario hacer nada específico para ser buena en la cama. Foto: ilustración Shutterstock.

17 – No soy buena en la cama porque no me gusta hacerle sexo oral a mi pareja

Falso. No es necesario hacer nada específico para ser buena en la cama. A muchas mujeres no les gusta realizar sexo oral e incluso recibirlo. Eso no te define en la cama. Simplemente son gustos y los debés respetar. Eso no significa que un día cambies de parecer con la misma pareja o con otra.

18 – Siempre tiene que haber deseo en la pareja

Falso. No siempre hay. Y afirmar “tiene que” crea presión, culpa, incomodidad, raros conceptos y sentimientos. La pareja está compuesta por dos personas, que sienten, que se enojan, que están tristes, felices, calientes, angustiadas, con estrés, con ocupaciones múltiples, con hijos, abuelos, padres, etc., que les pasan cientos de cosas. Entre eso está la dinámica y está el vínculo. ¿Pueden imaginar algo lineal en esto?

La fantasía es lo más normal que existe en la tierra. El fantasear es humano. Foto: ilustración Shutterstock.

La fantasía es lo más normal que existe en la tierra. El fantasear es humano. Foto: ilustración Shutterstock.

19 – Cuando estás con alguien, fantasear con otra persona denota que no hay enamoramiento

Falsísimo. ¡Basta de limitarnos! Déjennos pensar en lo que nos encienda. La fantasía es lo más normal que existe en la tierra. El fantasear es humano. Y el soñar con otros, otras o escenas eróticas es normal. Liberemos nuestra mente que es toda nuestra y una aliada para el placer. ¡A usarla a favor!

20 – El sexo anal es solo para mujeres osadas y “turritas”

Falso. El sexo anal es una práctica muy satisfactoria y excitante para muchas y, lamentablemente, con mucho tabú. Forma parte de la sexualidad de quien quiera. Tanto mujeres como hombres deberían disfrutar de su ano, ya que es una zona erógena con miles de terminaciones que puede ser muy placentera. Siempre consensuado, sin obligación, ni presiones. Es para quien lo elija, cuando lo elija y con quien lo elija.

Por la médica ginecóloga y sexóloga Florencia Salort, médica y docente del Servicio de Ginecología del Hospital Italiano de Buenos Aires. Autora de Sexo Sentido. Animate a disfrutar de tu universo erótico (Editorial El Ateneo). En Instagram, @flordegineco.

Fuente: Clarín.