“El INV, logro ordenar los datos que durante años estaban sin procesar. Hoy cada bodeguero y cada productor saben dónde está la UVA, que necesitan para comercializar. Este gobierno eliminó las retenciones de exportaciones, algo que se venía pidiendo hace años. El próximo objetivo es trabajar con la eficiencia hídrica”
Martin Hinojosa es el presidente del INV (Instituto Nacional de Vitivinicultura), reside en Tunuyán, municipio que pertenece al Valle de Uco de la provincia de Mendoza, donde nació y ejerció como productor y bodeguero, es padre y Contador Público. Viajamos a Mendoza a recorrer viñedos y para lograr un encuentro con él.
¿Qué significa ser presidente del INV en estos momentos del país?
En principio, significa una gran responsabilidad; pertenezco al sector, soy productor bodeguero hace muchos años, por lo tanto, me adapté muy rápido, el conocimiento me ayudó a favor, cuando uno entra a un cargo si no conocés y no sos del área te lleva mucho tiempo y unos cuantos equívocos. Por tal razón, lo que me propuse de entrada fueron objetivos estratégicos; el principal, escuchar al sector vitivinícola. En estos cargos tan importantes, si no tenés un plan de acción, te consumen los problemas diarios junto con las propuestas que te llegan constantemente y a cada rato. Aunque muchas veces son muy buenas, hay que saber decir no, si no se produce un desorden y había que potenciar al INV.
– ¿Como armaste las estrategias para el INV?
Soy contador, tengo una maestría en negocios y administración. A mí me apasionó la gestión y la política; el hecho de tener ese perfil me ayudó a administrar el recurso humano. Lo importante en estos cargos es tener cuadros y buenos equipos. La idea principal fue darle un rol protagónico al INV, que durante un tiempo había desaparecido. Ahora desde el INV, todos pueden obtener información destacada y actualizada desde la finca hasta la góndola, toda la trazabilidad del producto.
¿Qué había pasado anteriormente, no había datos?
La información estaba guardada pero no estaba procesada, no estaba interpretada; de nada sirve tener datos si no los exponés al servicio del sector vitivinícola.
– ¿Como fue el proceso e interpretar los datos hasta llegar a una mesa de negociación?
Escuchamos al sector, salimos, participamos, fuimos a reuniones, todo lo que surgió para avanzar salió de las mesas de trabajo. A mí no me gusta reunirme y después quedarme sin agenda, nos reunimos y aplicamos agenda, en cada reunión con productores y bodegas encontramos que había una necesidad de saber dónde estaba la uva y quien la tenía. Entonces, armamos un sistema de localización varietal. Ahora entrás por celular y podés tener toda la data con muy buen nivel de uva que sirve para la exportación. El productor puede saber qué bodega elabora tal vino, qué variedad, qué zona. Entonces, armamos un sistema de comercialización donde se juntan productores y bodegueros y pueden comercializar gratuitamente en función a la información que arma el INV, con personal del INV, sin costo alguno para el sector. Por lo tanto, todas estas herramientas surgieron de las reuniones con el sector.
En esta gestión armamos un laboratorio estadístico, pusimos a disposición del sector vitivinícola la información, cantidades de superficie, mercado externo, mercado interno, anuales de comercialización, anuales de industrialización, sector de producción, sabemos qué fincas tienen riego por goteo, qué fincas trabajan riego por surco, cuáles son las que están en orden, a qué precio venden, que bodegas están en norma con toda la información y cuáles no. Toda la información que es de utilidad para el sector y en estos momentos todos los datos están trazados, actualizados y a la vista.
Una vez que supimos dónde estábamos parados, recién allí pudimos armar las mesas de decisiones estratégicas. Participamos, coordinamos y construimos equipos de trabajos, armamos los sectores de varietales. Hoy los productores y los bodegueros pueden encontrar la uva que están buscando, todo esto supervisado por el INV sin costo alguno para los productores, vuelvo a afirmar.
¿Qué pasa con el Merlot y como viene las demás cepas?
Al Merlot, una película extranjera lo perjudicó mucho, parece increíble, pero eso sucedió, a veces cuesta venderlo. Sin embargo, es una cepa que a mí me gusta e invito a que la prueben. Después están algunas cepas que vienen muy bien como el Torrontés Riojano, Bonarda, Chardonnay, pero estamos con algunos faltantes en Cabernet Franc. El Malbec, tiene ya un terreno ganado, es reconocido en los mercados internacionales, ya quedó y hay que seguir trabajando para ampliar el consumo en el mundo. Y a esto, le agregamos los vinos orgánicos que están ganando terreno entre los jóvenes. Son nuevos estilos de vinos y una oportunidad para consumir más sano, los vinos van por ese camino también.
En Argentina existen 6000 hectáreas destinada a este tipo de vinos. Francia tiene 100.000 hectáreas de vinos orgánicos, pero Argentina paso a paso va creciendo en este sector. Existe una demanda que se va atendiendo ¡Los bodegueros lo venden muy bien!.
¿Cómo resumirías tu gestión?
Comenzamos estos últimos años de gestión atendiendo muchos pedidos del sector vitivinícola, pedidos históricos que ningún gobierno atendió y no se los había dado. Por ejemplo, mejorar los reintegros de las exportaciones y eliminar las retenciones. En esta gestión, se elaboró un plan con Sergio Massa. Junto con su equipo del cual soy parte, decidimos, no solo escuchar, si no también mejorar el reintegro y eliminar las retenciones para el sector y ahora comienza nuestro gran trabajo que es lograr mejorar la competitividad y ganar mercados internacionales. Nos lo han encomendando puntualmente y me toca la responsabilidad. Soy funcionario y estoy convencido. El vino argentino debe estar por todo el mundo; en esta gestión se entendió y se atendió al sector, ya que esto es fundamental para el posicionamiento en el mundo y el crecimiento del país.
¿Cuánto dinero aportó esta gestión para el sector vitivinícola?
Para crecer e ingresar a los mercados internacionales se debe invertir, por eso, otro proyecto que pusimos en marcha y también de larga data desde el 2016 hasta el 2019, fue PROVIAR 2, que es un programa de aportes no reembolsables para la vitivinicultura. Este gobierno decidió tomar u$S 50.000.000 (cincuenta millones de dólares) y entregárselo al sector vitivinícola, en un trabajo en conjunto entre el INV, COVIAR y el INTA, que es presidido por el INV y tengo la responsabilidad de conducirlo, donde vamos a trabajar fuertemente con los sistemas hídricos, en el uso eficiente del agua para que los productores puedan poner riego por goteo, malla antigranizo, con aportes no reembolsables para los productores, hasta 20.000 dólares (veinte mil dólares) por productor. Y a las bodegas hasta 60.000 dólares por bodega. Es un aporte importante y con extrema responsabilidad de los actuantes, donde están presentes el sector privado y el sector público, trabajando de la mano como nunca, actuando junto a los sectores, junto a las entidades, porque uno evita cometer errores. Cuando uno toma decisiones aisladas los riesgos son altísimos y en este sentido, el hecho de formar parte de los equipos de gestión nos permite entender por dónde va la tendencia de trabajo hacia donde debe ir la Argentina. Sabemos que estamos en una situación compleja del país pero no paramos de intentar de hacer y sabemos cómo hacerlo, para que nuestro país mejore su situación.
¿Querrás darnos alguna sugerencia para beber vino?
Encontrarse con amigos, brindar por buenas cosechas, seguir degustando, probando y descubriendo varietales; tenemos un gran mapa y cada región aporta lo suyo. Para tomar vino, solo necesitamos un destapador y una copa (Risas).
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Sandra López Ocampo
Profesora en Letras comunicadora social y Sommelier