Paul McCartney publicó una canción muda para denunciar los peligros de la IA, en un álbum del que participan más de mil artistas

La pista está incluida como bonus track en el álbum coral ‘Is This What We Want?’ (¿Es esto lo que queremos?), en el que también participan otros famosos compositores.

“¿Es esto lo que queremos?” es la obra en la cual más de mil artistas británicos respaldan un disco silencioso contra la IA. Además de Paul McCartney, están Kate Bush, Annie Lenox, Jamiroquai o Tori Amos, entre los músicos que se han rebelado ante la nueva ley del Gobierno británico que permite el uso de la obra artística en el desarrollo de la Inteligencia Artificial Generativa

El Beatle presentó una composición inusual como parte de una acción colectiva impulsada por la industria musical británica para denunciar el uso no autorizado de obras protegidas por derechos de autor en el entrenamiento de modelos de inteligencia artificial.

Según ha informado el diario británico The Guardian, el músico de 83 años, actualmente de gira por Norteamérica, ha lanzado una canción ‘silenciosa’ incluida en el álbum de protesta titulado Is This What We Want? (¿Es esto lo que queremos?).

El proyecto reúne grabaciones en las que apenas se oyen sonidos perceptibles, como un leve siseo de fondo o ruidos vagos, con el propósito de evidenciar las consecuencias del uso indebido de contenido creativo por parte de las empresas tecnológicas.

De este modo, el álbum pretende alertar sobre un escenario en el que la creación artística se vea desplazada por algoritmos, dejando un paisaje sonoro desprovisto de auténtica música. «La explotación de la propiedad intelectual sin consentimiento amenaza con destruir el ecosistema creativo y silenciar la música original», advierte el rotativo británico al describir el enfoque conceptual de esta iniciativa.

La pista aportada por McCartney, según detalla el periódico, comienza con unos segundos de siseo de cinta magnética, seguidos por un sonido indefinido que podría recordar a una puerta abriéndose o pasos alejándose.

Después, la grabación vuelve al siseo, esta vez entremezclado con susurros dispersos, para concluir con un fundido progresivo. A pesar de la ausencia de melodía o letra, The Guardian señala que esta obra sigue teniendo un principio, un desarrollo y un final, como muchas de las composiciones emblemáticas del artista.

Esta iniciativa artística se enmarca en una campaña más amplia con la que numerosos creadores buscan persuadir al Gobierno del Reino Unido para que regule de forma más estricta el uso de sus obras en el entrenamiento de sistemas de IA.

Una de las voces más activas en esta causa es la del compositor Ed Newton-Rex, quien ha sido uno de los principales impulsores del proyecto. Newton-Rex expresó su inquietud por la falta de respaldo institucional a los creadores frente al poder creciente de las grandes tecnológicas: «Me preocupa enormemente que el gobierno preste más atención a los intereses de las empresas tecnológicas estadounidenses que a los de los creativos británicos», subrayó.

Además de McCartney, otras figuras destacadas del panorama musical han decidido unirse a la causa. Entre los artistas que respaldan esta campaña se encuentran nombres como Sam Fender, Kate Bush, Hans Zimmer y el dúo Pet Shop Boys.

Todos ellos comparten la preocupación por la utilización de sus obras sin permiso ni compensación económica, una práctica que consideran injusta y potencialmente destructiva para el futuro de la música.

McCartney, por su parte, ha manifestado públicamente su inquietud ante el rumbo que está tomando la inteligencia artificial en el ámbito artístico. «Tenemos que tener cuidado, porque podría descontrolarse y no queremos que eso ocurra, sobre todo para los jóvenes compositores y escritores, para quienes quizá sea la única forma de labrarse una carrera», afirmó. En la misma línea, advirtió: «Si la IA acaba con eso, sería realmente lamentable».

La canción silenciosa del legendario beatle se convierte así en un gesto simbólico pero contundente, que busca llamar la atención sobre un fenómeno creciente que pone en riesgo el futuro de la creación artística. La protesta, con su peculiar silencio, resuena como un grito en defensa de la autoría y la creatividad.