“Estamos muy felices y sobre todo aliviados”, dice Raúl Romero, el ingeniero rosarino que coordina una de las secciones de la NASA que se propone la llegada del robot Perseverancia a Marte. “Este tipo de desafíos generan mucha ansiedad, pero cuando uno ve que salen bien ya comienza a relajarse. La verdad que es emocionante poder participar y representar al país que llevo en mi corazón. Siento un orgullo enorme por ser argentino y por poder dejar algo a las generaciones que vienen. Que los chicos, sobre todo, puedan ver que un tipo común y corriente puede llegar”, completa. La misión intentará corroborar si Marte fue habitado en el pasado. Perseverancia es el quinto vehículo que la NASA colocará en suelo marciano. Fue lanzado este jueves y, según se prevé, llegará el 18 de febrero de 2021. En esta conversación con Página 12, Romero cuenta los detalles del proyecto y de su labor al mando del control del instrumental científico.
–¿Cómo llegó a liderar una división de la NASA? Usted es de un barrio pequeño al interior de Rosario…
–Así es, soy de Rosario y antes de que me lo preguntes me adelanto y te digo que soy canalla, hincha fanático de Central. Nací y me crié en Arroyito así que no podía ser de otra manera. Todos mis veranos me los pasaba en la cancha, un recuerdo hermoso. Para mí es algo importante poder mencionar que soy argentino y también que no tengo nada de especial. Soy como cualquier persona.
–¿En qué sentido?
—Y… que no soy ningún genio, no crecí en una familia de genios ni tampoco en una casa muy acomodada con todas las posibilidades.Visito Argentina muy seguido, doy charlas en escuelas, en los lugares que me quieren invitar. De hecho, estuve en San Juan hace muy poquito y pude ver el eclipse. Algo increíble, allí recuerdo que se pusieron unos chicos a preguntarme cosas y se formó una ronda alrededor mío. Me generó mucha ilusión eso, terminé dando clases de astronomía y conversando un poco en castellano y otro poco en inglés. Fue alucinante, uno se vino con una especie de periscopio que había fabricado su padre tornero. El mensaje que les traté de dejar es el que doy siempre: que hay que seguir estudiando, que aquel que se enfoca puede, como pude yo. Llegué por pura casualidad a la NASA, mis padres habían decidido mudarse a EE.UU. por cuestiones trabajo. Recuerdo que los alcancé al aeropuerto de Los Ángeles y de allí pasé a dejar unos papeles a la Universidad del Sur de California, donde estudiaba. Advertí que recién habían pegado en la cartelera una propuesta de trabajo. La agencia espacial requería de un estudiante de ingeniería para comenzar a ser entrenado.
–Entonces se postuló.
–Claro, vi la oportunidad, aunque confieso que sin mucho ánimo de recibir respuesta. Pero me llamaron para una entrevista y quedé. Hace 35 años que estoy trabajando aquí. Representó un esfuerzo enorme, toda la vida creí que había compañeros con mucho más ingenio y habilidades. Como nunca fui tan inteligente la tuve que remar muchísimo, le puse todo el lomo como me habían enseñado mis viejos. Se ve que dio resultado.
–Hoy es jefe de Ingeniería de una sección que nuclea a 800 personas.
–Desde allí diseñamos y fabricamos instrumentos científicos para las naves espaciales, entre ellas, la que la NASA acaba de enviar a Marte. A tres décadas de puro trabajo no dejo de sorprenderme. De hecho, hoy recordaba muy bien cómo de chico miraba los lanzamientos por televisión y hoy me toca participar directamente de uno. Algo alucinante.
–¿Cuál es su trabajo puntual en la misión Mars 2020?
–Durante los últimos cinco años estuve diseñando y fabricando instrumentos. Lo que trato de coordinar y de asegurar es que todos los procesos que llevamos a cabo desde la agencia estén en orden y funcionen de forma correcta. En 2018, una de las herramientas clave para la misión comenzó con algunas fallas y me pusieron al mando del equipo de instrumentos científicos. Necesitaban una voz de mando que articulara los esfuerzos de los diferentes profesionales. Las labores se estaban realizando con mucha calidad pero de manera desordenada, así que mi principal actividad fue orientar un poco todo. Tomé el mando y pudimos sacarlo adelante, el orgullo es doble porque soy el único argentino en esta división.
–El robot Perseverancia llegará en febrero de 2021 a Marte. ¿Qué va a hacer?
–Para contestarte esa pregunta tengo que hacer un poco de historia.
–Adelante.
–Hace veinte años la NASA decidió que el objetivo de los 2000 debía ser explorar Marte. El propósito para estos nuevos tiempos era seguir el rastro del agua en el universo, como un recurso invaluable. Primero se enviaron algunos satélites que tomaron imágenes de la superficie del planeta y estudiaron la geología. En los 90 la propuesta fue más arriesgada porque enviaron un vehículo capaz de caminar y recorrer la superficie. Recuerdo a ese rover con mucho cariño, no era más que una caja de zapatos. En 2003 enviaron dos robots más: Espíritu y Oportunidad. Éstos otorgaron un salto de calidad porque permitieron saber que hace miles de millones de años en el mundo vecino hubo mares y lagos. Luego, en 2011, fue Curiosidad, que confirmó la existencia de agua. El desafío de Perseverancia, en este caso, es probar la existencia de vida.
–¿Qué información específica recopilará?
–Una vez ubicado en una posición de Marte que nosotros consideramos estratégica, seguirá el rastro del agua y tomará muestras con el objetivo de examinar la presencia pasada de microorganismos. Seguirá la pista, las huellas de vida pretérita, cualquiera sea. Un segundo instrumento que protagoniza la misión producirá oxígeno.
–¿Para qué?
–Porque la NASA ya prevé que en muy poco tiempo habrá misiones de astronautas y lo necesitarán para sobrevivir. El robot también se encargará de cumplir con otras funciones que nunca desempeñó. Como tiene unos motores y unos brazos electrónicos increíbles, irá hacia la superficie y producirá agujeros con una especie de brocha para extraer piedra, tierra o cualquier material que salga. Será colocado en unos tubitos de unos 15 centímetros y serán pesados y fotografiados por el propio rover. En 2026 llegará otro robot (fabricado por la NASA en colaboración con la Agencia Espacial Europea) que colectará las muestras generadas por Perseverancia y las colocará en una nave. Será la primera vez que una nave parta desde Marte hacia afuera de su órbita, donde la estará esperando un satélite inmenso que para 2031 se espera que nos mande esa información a la Tierra. Parece Star Wars todo esto.
–¿Cuáles son las expectativas de encontrar vida en Marte?
–Las expectativas son muchas y muy buenas realmente. Siempre se dice que cuando hay agua, algo se encontrará. Las muestras que lleguen a la Tierra serán claves. No puede ser que haya habido agua y no haya registros de vida. Por los menos eso creemos desde la NASA. Habrá que esperar, los próximos años serán decisivos.
Fuente: Página12