Investigadores de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Agrarias de la Universidad Católica Argentina (UCA) y el Conicet lograron criopreservar óvulos de yeguas para luego fecundarlos in vitro. En las especies mamíferas, la preservación de la genética de la hembra mediante la criopreservación del óvulo (u ovocito) es compleja ya que el gran volumen de esta célula resulta en la formación de cristales de hielo letales durante el congelamiento.
Por este motivo, es necesario utilizar una técnica ultra-rápida denominada vitrificación, mediante la cual se alcanza una estabilización de la célula en estado “vítreo” sin hielo, permitiendo su conservación en nitrógeno líquido a -196 grados Celsius por tiempo indefinido.
El estudio, desarrollado íntegramente en el laboratorio de Biotecnología y Reproducción Animal de Facultad de Ingeniería y Ciencias Agrarias de la UCA dirigido por la doctora Marina Sansiñena (investigadora independiente, UCA-Conicet), fue realizado por Gabriel Clérico (becario UCA-Conicet) como parte de su proyecto doctoral y contó con la colaboración de Guillermo Taminelli (docente investigador UCA), el doctor Carlos Pinto de la Facultad de Veterinaria de Louisiana State University (USA) y varios tesistas de grado de la carrera de Ingeniería Agronómica de la Facultad.
La conservación del óvulo de la yegua es de suma importancia ya que permite preservar la genética de yeguas superiores, programar los cruzamientos, flexibilizar la producción de embriones in vitro, rescatar la genética de yeguas que mueren inesperadamente para su cruzamiento y también posibilita la conservación de équidos en riesgo de extinción.
Los óvulos contribuyen con la mitad de la información genética del individuo. Por ello, la posibilidad de criopreservarlos para luego fecundarlos en forma viable abre nuevas alternativas para el mejoramiento del caballo. A diferencia de la clonación, donde no se produce recombinación del material genético, la conservación del ovocito y su fecundación permiten el cruzamiento entre individuos y contribuye a aumentar la variabilidad genética de la especie. En los caballos de polo, por ejemplo, donde existe un reducido pool de reproductores, es necesario considerar estas herramientas a fin de reducir la consanguinidad y la acumulación de genes deletéreos.
Los ovocitos de las yeguas fueron vitrificados, conservados en nitrógeno líquido a -196 grados Celsius y luego sometidos a fecundación in vitro por microinyección del espermatozoide (ICSI), que es actualmente la única técnica viable para producir embriones in vitro en el caballo. Una vez inyectados los embriones fueron cultivados 7 días y transferidos a yeguas receptoras, lográndose establecer 2 preñeces actualmente en curso.
“Hemos alcanzado buenos resultados, logrando tasas de preñez de superiores al 65% para los embriones ICSI control y 16% para embriones de ovocitos vitrificados”, indicó la doctora Marina Sansiñena. “Si bien consideramos que establecer estas preñeces representa un gran avance en el sentido correcto, no podemos dejar de considerar esta técnica aún en su etapa experimental. Nuestro objetivo a corto plazo es lograr estos resultados con ovocitos aspirados de yeguas donantes, mejorar las tasas de embriones y preñez, y evaluar el estado sanitario de los animales nacidos”, afirmó a Infobae.
“Los caballos son una especie que tiene mucho arraigo cultural, y lo que hace la Argentina con respecto a la biotecnología es muy importante, Argentina produce conocimiento en este ámbito”, sostuvo la doctora Sansiñena, al mismo tiempo que explicó: “Para hacer in vitro en el caballo hay dos técnicas: la clonación, donde con esta técnica no se mezcla la genética, no hay recombinación de genes y la fecundación in vitro, donde sí hay presencia tanto del macho como de la hembra”.
“Hemos identificado algunos de los factores que limitaban el éxito en la yegua. En la última campaña logramos establecer dos preñeces que seguiremos monitoreando hasta que lleguen a término”. especificó Sansiñena. “Los potrillos nacerán en la primavera 2020; el seguimiento ecográfico de las preñeces indican que se trata de una hembra y un macho, nos encontramos ajustando detalles de sincronía de yeguas receptoras«, vaticinó.
Entre los factores limitantes, se encontraron con el problema del estado madurativo, el ritmo de enfriamiento y el calentamiento del óvulo. Los investigadores han observado que las características del desarrollo in vitro del embrión a partir de ovocitos vitrificados difieren sustancialmente de los embriones de ovocitos frescos. “En la última etapa, y con el valioso acompañamiento del frigorífico Lamar S.A. y el Centro de Trasplante Embrionario La Aguada – Haras el Dok.
La criopreservación del óvulo de la yegua tiene pocos antecedentes. Hasta la fecha, existe un único potrilllo nacido en la Universidad de Ghent (Bélgica) en 2018 por una técnica similar. En 2002 la Universidad Estatal de Colorado (USA) informó 2 nacimientos, pero en este caso la fecundación no fue in vitro.
“Un proyecto como este representa un gran desafío logístico, y es siempre el logro de mucha gente de diversas áreas, como la Universidad, la industria y el ámbito científico”, señaló Marina Sansiñena. Cabe recordar que el equino es una producción pecuaria de gran importancia económica y cultural para nuestro país. Argentina es el tercer productor mundial de embriones; se estima que cada equino que ingresa en el sistema es generador de al menos 7-8 puestos de trabajo.
Fuente: Infobae