Fútbol y música: de Pavarotti arquero a Juanfer Quintero cantante

El goleador del Mundial de Suecia cantaba como Frank Sinatra y un ex jugador de Estudiantes era profesor de piano.

¿Qué hubiera sido de la vida aquel maestro de escuela, ese gordito que atajaba penales en un modesto club de Italia si no hubiera llegado a ser ese gran cantante lírico? (Spoiler, es Pavarotti ) ¿Y de la del goleador del Mundial de Suecia que terminó grabando discos como si tuviera la voz de Frank Sinatra ? (Fontaine se llamaba). Es más: al autor de Café La humedad -ya saben, Cacho Castañale decían “el hijo del viento” cuando jugaba como puntero derecho en la cuarta división de San Lorenzo.

En el caso de los futbolistas, algunos se volcaron a la música por diversión y otros, para descomprimir la presión que conlleva el fútbol profesional o para expresar sus emociones. Hubo quienes tuvieron la música como destino.

Guillermo Knoll es periodista, escritor, investigador y docente. En su libro La música y el fútbol. Dos pasiones sin límites ( Editorial Autores de Argentina) recopiló 160 casos de futbolistas de todo el planeta que se convirtieron en músicos, cantantes y compositores antes, durante o después de sus carreras, con suerte dispar.

Hay historias que sorprenden. Como la de Pavarotti, que de chico quería ser arquero profesional. Hizo las inferiores en el Modena, su ciudad natal, pero tuvo que trabajar como docente y corredor de seguros para ayudar a su familia. Sin embargo, su voz inigualable -que heredó de su padre, un tenor amateur- se impuso sobre los sueños que tenía de ser futbolista. De todos modos, su pasión por el fútbol siguió presente ya que solía ir a la cancha para alentar a la Juventus.

También hay otros casos resonantes como el de Héctor Bracamonte, el ex delantero de Boca, el “nueve mentiroso” que se sentía un músico frustrado y por eso se convirtió en futbolista. O el de Raúl Madero, baluarte en la defensa del Estudiantes de La Plata tres veces campeón de América en la era Zubeldia, que se había recibido de profesor de piano con sólo 17 años, mucho antes de ser el médico de la Selección Argentina en la era Bilardo. O el mismísimo Ruud Gullit, ex estrella del Milan y de la selección de Holanda que encontró la música como el mejor aliado para contar su sexualidad frente los ojos del machismo del planeta fútbol durante la década del ‘90.

El libro además incluye un código QR que se lee a través de una aplicación para escuchar los temas originales que grabaron Diego Armando Maradona, Pelé, Johan Cruyff y Franz Beckenbauer , entre otros futbolistas vinculados a la música. -¿Qué te llevó a escribir este libro? -Me gusta lo atemporal, todo lo que se pueda decir que se pueda leer hoy, mañana, pasado y el año que viene. Me gustan mucho las curiosidades.

-¿La música y el fútbol van de la mano?

-Sí. Pero no solamente para mí sino que está el acervo popular, las canciones y los cantitos de las hinchadas. Con el advenimiento de la radio se empezó a ponerles sobrenombres a los jugadores y a escuchar tangos que hacían mención al fútbol argentino. Luego comenzaron a filmarse películas que tienen que ver con el fútbol y la música. La música y el fútbol tienen ritmo. Por eso en mi libro cito frases de jugadores, técnicos y cantantes como Patricia Sosa, Valeria Lynch y Adriana Varela, entre otros. También hay frases como la de Eduardo Galeano , que dice: “Jugar sin hinchada es como jugar sin música”.

¿De los casos que investigaste, cuál es la historia que más te ha sorprendido de los futbolistas argentinos? -La de Julio Elías Musimessi. Le decían “el arquero cantor” a pesar de que era jugador de básquet hasta que una vez faltó un arquero y como le vieron que tenía la mano grande lo mandaron al arco cuando era chico. Terminó siendo un gran arquero en Boca y en la Selección durante diez años. En la música se hizo famoso por cantar un tema que decía “dale Boca, viva Boca, el cuadrito de mi amor”.

-¿Por qué se asocia a los equipos que juegan bien con la música clásica? A los cracks los comparan con un director de orquesta.

-Por la pausa, por el ritmo, no tiene que ver con lo frenético sino con lo estratégico. Hay muchas cosas que podrían relacionarse entre la música clásica y el fútbol. El buen juego es sinónimo de armonía.

-En Argentina existen casos como los de Fernando “Rifle” Pandolfi, Héctor Bracamonte y Daniel Osvaldo que utilizaron la música como cable a tierra para descomprimir.

-El fútbol profesional tiene tanta presión que uno necesita una descarga como son los casos de Pandolfi, Bracamonte y Osvaldo. Pero hay casos que el fútbol te va marginando por alguna lesión en particular. Claudio Cabrera fue un gran jugador y tocaba el saxo cuando tuvo que transcurrir por períodos de operaciones de rodillas. Funciona como un cable a tierra para poder pasar ese mal momento.

-¿Para un futbolista, tocar el saxo o el piano son palabras mayores?

-Sí. El chileno Alexis Sánchez y Neymar tocan el piano. Alexis tocó la canción de la película Titanic y es un admirador de Pavarotti. También le gusta la salsa y el reggaetón. Otra gran historia es la de Raimundo Orsi. Fue estrella en Independiente en la década del 30, subcampeón del mundo con Selección Argentina en 1930 y campeón mundial, figura y goleador con Italia en 1934. Estudió en el Conservatorio y tocó el violín en una de las giras de Gardel por Europa… Argentina y Uruguay jugaron la final en los Juegos de Amsterdam 1928, donde ganaron los charrúas. Después del partido, a Orsi le dieron un Stradivarius y se puso a tocar con Gardel en un restaurant para acompañar al plantel argentino hasta que se armó una batahola que ni te cuento. En Italia, a Orsi lo bautizaron “el violinista de la Juventus”.

-¿Julio Iglesias ha sido el futbolista con mayor proyección global? -Totalmente. Es el artista latino que más discos vendió en el mundo y en varios idiomas. Cuando era chico atajaba en el Real Madrid B de la Segunda División de la Liga de España pero a los 19 años sufrió un accidente automovilístico que le cambió la vida antes de debutar en Primera. Él no era músico, pero un enfermero le acercó una guitarra como terapia para ejercitar sus dedos y desde entonces comenzó su exitosa carrera como cantante y compositor.

-Just Fontaine, máximo goleador del Mundial de Suecia ‘58, tenía la voz de Frank Sinatra. Es más: grabó varios discos. ¿Existe un camino paralelo en la vida de un futbolista? -Está Juanfer Quintero: tal vez cante mejor de lo que juegue y eso que es muy bueno. Probablemente se dedique a la música después de jugar, porque pensaba seriamente en dedicarse al reggaetón antes de llegar a River. Es un caso parecido al de su amigo Maluma, que fue lateral y carrilero por izquierda en las inferiores de Nacional de Medellín hasta que abandonó el fútbol por la música. Maradona cantó con los Pimpinela, Pelé tocaba la guitarra y también lanzó varios discos, Cruyff no era un gran vocalista pero grabó dos temas, Cristiano Ronaldo también cantó boleros, Zlatan Ibrahimovic fue disco de Oro por entonar el himno de Suecia.

-¿Si tuvieras que armar un equipo o un grupo musical, a quiénes elegirías?

-Al arco Petr Cech (batería). Defensores: Hugo Campagnaro (autodidacta, aprendió solo a tocar la guitarra, y luego el bajo, violín y batería), Sergio Ramos (compuso “SR4”), Raúl Madero (piano) y Patrice Evra (grabó videos de reggaetón). Mediocampistas: Vicenzo Scifo (gran jugador y cantante belga, sacó un single que fue un éxito en su país), Franz Beckenbauer (sacó un single con sus dos temas) y Maradona (le gusta cantar, también lo hizo con los Pimpinela). Delanteros: Cacho Castaña (le decían “el hijo del viento”). De “9” podrían ser Pandolfi, Bracamonte o Daniel Osvaldo (cualquiera de ellos está con el rock), y de “11” Marcelo Barticcioto (fue figura en Huracán y Colo Colo de Chile, y fue ovacionado cuando cantó su tema en Viña del Mar).

Fuente: Clarín