Michael Hutchence: el documental que revela los oscuros fantasmas del cantante de INXS

Un hombre de multitudes: cuando INXS alcanzó la cima de los rankings, la banda australiana empezó a llenar estadios en todo el mundo. Incluso eran comparados con U2

Con una imagen de dandy sensible, el músico australiano llegó a la cima de la popularidad a fines de los ochenta, pero luego empezó a decaer hasta su final trágico, que conmovió al mundo en 1997.

Michael Hutchence tuvo una vida de película. El reciente estreno en Netflix de Mistify, un documental orientado a transformarlo en estampita, lo confirma, y sirve para repasar las aventuras y desventuras de su carrera profesional y su vida privada, que, como las de la inmensa mayoría de las estrellas de la industria del entretenimiento, también se fue volviendo cada vez más pública al ritmo del crecimiento de su popularidad y su cuenta bancaria.

El centro neurálgico de la película producida y dirigida por Richard Lowenstein, un íntimo amigo del cantante de INXS, es la voluntad de desmontar la teoría que sostuvo durante años una muerte accidental en un juego sexual para crear otra un poco menos perturbadora que propone un suicidio provocado por una depresión originada en varios frentes, pero sobre todo potenciada por un accidente callejero en Copenhague, la capital de Dinamarca, que terminó con Hutchence hospitalizado y una serie de daños cerebrales que se comprobarían mucho más tarde.

Definido en la película como un «soñador», Hutchence fue la cara visible y el imán poderoso de un proyecto musical que tuvo su época dorada en un momento en el que la música comercial no descollaba por su inventiva. Los hot singles de Billboard en 1988 eran temas de George Michael (un gran intérprete con un repertorio mayormente convencional), Rick Astley, Whitney Houston y Tiffany. Ese fue el año de la explosión de «Need You Tonight», una canción del disco Kick, el mejor de todos los que grabó INXS en sus veinte años de carrera con Hutchence como vocalista y el que contenía prácticamente todo lo que el grupo tenía para dar: «Never Tear Us Apart», «New Sensation», «Mistify» e incluso «Devils Inside», prueba sumaria de que la idea de mimetizarse con U2 estuvo alguna vez muy presente entre los planes de los australianos.

Detrás de su imagen, Hutchence escondía una gran sensibilidad



Detrás de su imagen, Hutchence escondía una gran sensibilidad

El dandy sensible aun cuando algunas de sus estrategias en escena y ciertas ambiciones poéticas pueden remitir al denso legado de Jim Morrison, Hutchence tuvo siempre un perfil menos cínico e intempestivo que el del líder de The Doors. Su estilo -más allá de la influencia admitida de Mick Jagger en términos de interpretación- fue más bien el del dandy sensible, con el paso del tiempo cada vez más oscuro, torturado y decidido a la experimentación en todos los canales del placer, como enumera detalladamente en el documental Kylie Minogue, la estrella pop con la que armó una historia romántica que tendió un nuevo puente simbólico entre Sídney y Melbourne: «El sexo, el amor, la comida, las drogas, la música, los viajes, los libros… Quería probarlo todo», asegura en el film la mujer que inspiró «Suicide Blond», el primer corte del álbum X (1990), canto del cisne prematuro de una banda que agotó muy pronto su fórmula de new wave + pub rock y después perdió el rumbo.

El accidente de Copenhague, un suceso banal convertido en tragedia, fue contemporáneo al declive de INXS, resultado de un inoportuno golpe de timón que la banda dio primero con Welcome to Wherever You Are (1992), un disco que algunos críticos compararon con el aclamado Achtung Baby de U2, pero que en realidad es tan pomposo (hay dos canciones en las que toca una orquesta de sesenta músicos) como errático, y después con Full Moon, Dirty Hearts (1993), un fallido acercamiento al grunge en el que también se recurrió al inflador de las guest stars (Ray Charles, Chrissie Hynde) para darle aire a un proyecto que lo necesitaba con urgencia.

El 18 de noviembre de 1997, apenas quince días después del lanzamiento de Full Moon, Dirty Hearts, Michael Hutchence se registró con un nombre falso (Murray River) en el Hotel Ritz Carlton de Sídney. Eran las once de la noche y la habitación que le tocó fue la 524. Había llegado procedente de Los Ángeles, donde se reunió con Quentin Tarantino y Michael Douglas para charlar de un proyecto cinematográfico que nunca se concretó. En ese momento estaba en pareja con la famosa presentadora de la televisión británica Paula Yates, exesposa de Bob Geldof y madre de la única hija de Hutchence, beneficiada con un nombre como mínimo singular: Heavenly Hiraani Tiger Lily. Y el plan más inmediato era ensayar un tiempo con INXS para preparar una gira con la que el grupo iba a celebrar sus veinte años de trayectoria. Una vez terminado ese tour, pretendía organizar con Paula Yates un casamiento ideal para las revistas del corazón en la isla de Bora-Bora.

Pero la estadía en el hotel iba a tener un desenlace fatal. El 21 de noviembre, después de cenar en un restaurante de comida india con su padre, Kell, por entonces uno de los hombres más ricos de Australia, Hutchence pasó un buen tiempo tomando vodka en la barra del bar del Ritz y más tarde se encontró ahí mismo con la actriz Kym Wilson y su novio, Andrew Rayment. Wilson, quien había tenido un affaire amoroso con Hutchence, subió con su acompañante a la habitación del músico para seguir la ronda de tragos: más vodka, champagne, cerveza y daiquiris. De ahí en más, un fundido a negro que ni siquiera el expediente judicial pudo evitar: diez minutos antes del mediodía del 22 de noviembre, una empleada del hotel trató de entrar en la habitación para limpiarla y se encontró con un cadáver.

Hutchence con el director del documental, Richard Lowenstein, que fue uno de sus grandes amigos.
Hutchence con el director del documental, Richard Lowenstein, que fue uno de sus grandes amigos.

Durante un buen tiempo, la prensa sensacionalista de Australia e Inglaterra insistió con la hipótesis de la hipoxifilia, un ritual erótico relacionado con la autoasfixia, pero la Justicia determinó que el rótulo era suicidio por estrangulamiento, después de ordenar una autopsia que también detectó consumo de cocaína. Más adelante se supo que Hutchence había estado intentando comunicarse con Michelle Bennet, su novia entre 1982 y 1987, y con su manager personal, en cuyo contestador de Nueva York quedó grabado el mensaje: «Estoy jodido para siempre». Hoy se supone que lo que desató ese estado de agobio fue una llamada de Paula Yates para contarle que Bob Geldof le había prohibido sacar del Reino Unido a las tres hijas que tenían en común, lo que complicaba su viaje a Australia con Tiger Lily, de apenas un año. También se especula con una pelea telefónica entre Hutchence y Geldof, propulsor del famoso Live Aid que alguna vez lo había definido despectivamente como «niño bonito mujeriego, hijo de un millonario».

Tres años después de aquella intensa jornada, Paula Yates sería una víctima más del abuso de heroína y Tiger Lily quedaría bajo la custodia de Geldof. Una historia digna de un melodrama televisivo que podría terminar con «Into My Arms», la canción de los Bad Seeds que el propio Nick Cave cantó el 27 de noviembre del 97 en el funeral de Hutchence, una ceremonia llevada a cabo en la imponente catedral de San Andrés de Sídney que fue televisada en directo para toda Australia.

Need You Tonight (1987)Parte importante del punch -y el suceso- de esta canción tiene que ver con ese riff sencillo y adherente que parece de Prince pero fue creado por Andrew Farris, tecladista, violero y corazón musical de INXS. El clip, dirigido por Richard Lowenstein (el mismo del documental Mistify), calentó la pantalla de MTV durante un buen tiempo.New Sensation (1987)Otro arranque ganador de guitarra funky inventado por Andrew Farris para una canción hedonista y bailable en la que Hutchence desata su sensualidad felina. Tercer single de Kick, se convirtió en un emblema de la banda a la que la revista Rolling Stone ya le había pegado la etiqueta de «the next big thing».Mystify (1987)La canción con más sabor a clásico de INXS. La sensibilidad emo de Hutchence, un especialista en dramas de alcoba e historias de corazones rotos, combina a la perfección con este blue-eyed soul cargado de groove y beneficiado por una cadencia ideal para lo que se venía: la banda de estadios.

Fuente: Alejandro Lingenti, La Nación