Monumento Histórico Nacional: un inmigrante italiano, rebeliones y fantasmas en la historia del teatro más antiguo de la Argentina

Aunque estuvo cerrado por varios años, todavía sigue funcionando en su edificio original; un hito cultural con 150 años de vida

Con aproximadamente 98.368 habitantes, Goya es la segunda ciudad más poblada de la provincia de Corrientes, ubicada a orillas del río Paraná y a 224 kilómetros de la capital. No tiene una fecha fundacional exacta, aunque muchos marcan su institución en el año 1807, y recién fue reconocida por el gobierno provincial en 1852. Dos décadas después, por sus calles se paseaban unos cinco mil pueblerinos, por lo que la construcción de un teatro con capacidad para 600 espectadores parecía una empresa demasiado ambiciosa.

Con aproximadamente 98.368 habitantes, Goya es la segunda ciudad más poblada de la provincia de Corrientes, ubicada a orillas del río Paraná y a 224 kilómetros de la capital. No tiene una fecha fundacional exacta, aunque muchos marcan su institución en el año 1807, y recién fue reconocida por el gobierno provincial en 1852. Dos décadas después, por sus calles se paseaban unos cinco mil pueblerinos, por lo que la construcción de un teatro con capacidad para 600 espectadores parecía una empresa demasiado ambiciosa.

Teatro Municipal Solari
Teatro Municipal SolariPresidencia de la Nación

Muchos dirán que el Teatro Liceo de la ciudad de Buenos Aires –en la esquina de avenida Rivadavia y calle Paraná–, reconocido por el gobierno porteño por ser el más antiguo de la ciudad todavía en pie, también es el más longevo del país. Pero no es del todo cierto. El Teatro Municipal Solari, ubicado en la calle Juan E. Martínez 365 de Goya, ya era un tablado cuando Tomás Mazzanti, un inmigrante italiano, impulsó su construcción en 1873. Desde entonces, este importante hito cultural para la región cambió varias veces de nombre y de dueños; fue emprendimiento privado y sala de cine; también tuvo que cerrar sus puertas por varios años hasta que, en 1994, el municipio decidió alquilar la sala para rescatarla del deterioro y preservarla como Monumento Histórico Nacional, declarado integrante del Patrimonio Cultural de Goya mediante la ordenanza 973. Pero no nos adelantemos.

El libro de Mazzanti indaga en la inmigración italiana en Goya, como muestra el aviso de su presentación
El libro de Mazzanti indaga en la inmigración italiana en Goya, como muestra el aviso de su presentaciónGentileza Goya

La ambición de un inmigrante

En su momento fue conocido como Teatro y club 25 de mayo: una sala con forma de herradura, platea, palcos bajos y dos niveles superiores. Mazzanti anheló mucho más que un escenario, y proyectó un lugar de recreación donde las suntuosas sillas podían retirarse para transformar el espacio en un salón de bailes y festejos varios, como el carnaval. “El arquitecto italiano Francesco Pinaroli levantó el plano, conseguí del señor [José Jacinto] Rolón el terreno a pagarse con tiempo y di principio al trabajo el 25 de abril de 1873. Concluidos los cimientos, se tuvieron que suspender las obras por la segunda revolución de Ricardo López Jordán”, escribió el inmigrante en sus memorias.

En Teatro Solari es uno de los más antiguos de nuestro país.
En Teatro Solari es uno de los más antiguos de nuestro país.Guido Piotrkowski

El propio Mazzanti narra que el coronel Julio de Vedia, por aquel entonces gobernador del Territorio Nacional del Chaco, pasaba por Goya al mando de las fuerzas movilizadas contra la rebelión de López Jordán, cuando le llamaron la atención los cimientos del futuro teatro: “Preguntó lo que se iba a edificar; un teatro le contesté, se rio y dijo que nunca se llevaría a conclusión”. El italiano no se pudo contener y le replicó: “Señor coronel, sería la primera vez en mi vida que no llevase a cabo una cosa que me propongo”. En las mismas páginas, Mazzanti agrega que “cuando volvió –en diciembre de 1873, tras su victoria en la batalla de Don Gonzalo– el teatro estaba concluido”. Al menos, en su gran mayoría.

Mazzanti contó con el apoyo de sus vecinos, y no se contuvo a la hora de buscar los mejores materiales disponibles en ese momento; tampoco se midió en los gastos cuando tuvo que traerlos de diferentes partes del mundo. Además de las materias primas de la zona utilizadas para la construcción, se importaron maderas de Canadá, las arañas y los apliques llegaron desde Italia, los materiales eléctricos desde Alemania y el mobiliario desde Austria. “Al teatro, que vino a costar casi el doble de lo que había presupuestado Pinaroli, lo estrenó la compañía de Juan Risso en marzo de 1874, dando el drama fantástico Juan Tenorio”, remarca el propietario.

El Teatro y club 25 de mayo se inauguró oficialmente en 1877, pero la visión monumental de Mazzanti no se concretó al cien por ciento. Dicen los historiadores que no pudo terminar de construirlo, y tuvo que salir a vender el 49% de sus acciones para terminar las elegantes decoracioneslas chapas estampadas de los palcos, tertulias, pullman y cielorrasos fueron confeccionadas en Buenos Aires; el telón del escenario y las cortinas se realizaron en terciopelo francés con bordados en oro, y las sillas, las butacas de la platea y los palcos fueron tapizadas en brocato. Además, contaba con espejos biselados enmarcados en cedro, escaleras en madera trabajada, pisos de pinotea blanco, mamparas en cedro y cristal y siete camarines para los artistas.

No hay registro, pero los historiadores aseguran que fue su segundo dueño, Amancio Correa, quien pudo terminar de ornamentarlo. Hoy, muchos de esos detalles originales están en manos de privados, consecuencia del paso del tiempo y los diferentes propietarios del lugar que lo fueron desmantelando, contó Marcelo Goitia, gestor cultural y coordinador del Teatro Solari desde el año 2018, en un capítulo del podcast Espacio Trantor.

Demasiados dueños y un lugar que prevalece

Correa adquirió el teatro en 1919 y, en honor a su hija, lo rebautizó Teatro Elsa, un nombre que todavía destaca en su fachada original. Al poco tiempo, fue comprado por un hombre de apellido Brest, quien volvió a renombrarlo en homenaje a su esposa Isabel. En 1927, Santiago Lorenzo Solari –otro inmigrante Italiano y empresario cinematográfico que vivía en Chile– lo adquirió por la suma de 5000 pesos fuertes, cambió las sillas ‘desmontables’ y colocó las butacas para convertir el Teatro Isabel en una sala de cine; una industria en auge que salvó a este espacio de la desaparición, en palabras de Goitia. Tras la muerte de don Santiago, en 1949, sus tres hijas decidieron cambiarle el nombre (una vez más) a Teatro Solari.

Teatro Municipal Solari
Teatro Municipal SolariPresidencia de la Nación

Los años no fueron amables con el coliseo goyano. Cuando los cines se cerraron, los herederos de Solari construyeron una serie de locales en el frente, tapando la fachada italianizante original; un debate que todavía prevalece entre los vecinos, y que el propietario actual no pretende modificar. Por suerte, en 1994, Aníbal Olivetti –nieto de Santiago Solari–, cedió el teatro en alquiler al municipio que, junto a la Fundación Amigos del Teatro, se encargan del mantenimiento y de las restauraciones que se llevan a cabo desde entonces.

Años de escenario y ¿fantasmas?

Por el escenario del Teatro Solari pasaron –y siguen pasando– luminarias de ayer y de hoy, entre ellos, Libertad Lamarque, Enrique Muiño, Luis Sandrini, Jacinto Herrera, los hermanos Podestá, Paulina Singerman, Juan Carlos Barbieri, Don Pelele, Ethel y Gogó Rojo, China Zorrilla y Leonor Benedetto. Varias leyendas urbanas también aseguran que es la residencia de algunos fantasmas, como el de una bailarina rusa que, aparentemente, se suicidó en el sótano del teatro y cuyo espectro ha provocado más de un susto a los miembros del personal. O el espíritu de un hombre perteneciente al personal de maestranza que falleció en circunstancias no resueltas, y ahora solo deambula por las bambalinas, las plateas y los pasillos del lugar.

Teatro Municipal Solari
Teatro Municipal SolariPresidencia de la Nación

Los que sí son reales son los ‘fantasmas ’ de la historia de abandono que alberga este monolito cultural, uno de los centros artísticos más importantes de Corrientes y de todo el país. Parte del casco histórico de Goya, junto a otros edificios y monumentos emblemáticos como la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, el Campamento de Garibaldi, la Iglesia Catedral y el Hotel de los Inmigrantes, el “teatro más antiguo del país” lucha contra la modernidad y la subsistencia.

Fuente: Jessica Blady, La Nación