«Paso san Ignacio» Una película documental de Pablo Reyero

En el Cine Gaumont hasta el 4 de septiembre funciones diarias a las 19.15 hs.
«Reyero nos introduce con austeridad y belleza en la cotidianeidad, las costumbres y creencias de los descendientes directos de Juan Calfucurá, jefe guerrero y espiritual de la Nación Mapuche, cuyo padre, a su vez, había asistido como guía a San Martín en el cruce de los Andes.» «Escuchar un volcán» Por Guillermo Saccomanno – PAGINA12
«En su nuevo documental, el realizador describe la vida cotidiana y las formas de organización social y cultural de los descendientes directos del linaje Curá, habitantes del Paso San Ignacio, en la precordillera de la provincia de Neuquén.» Por Diego Brodersen PAGINA12
«La película Paso San Ignacio es incómoda, un tanto inaccesible y con un estilo algo apagado, donde el color dominante sería el gris piedra de la topografía. “Un documental árido”, lo define Pablo Reyero, su director. Es curioso, todas las piezas están ahí, bien a la vista, encajan unas con otras, pero la sensación es la de un paisaje que toma la voz para narrar la vida de sus pobladores.»  Por Hernán Firpo Clarín Espectáculos Cine


SINOPSIS
Vida cotidiana, cultura y creencias de los descendientes directos del gran cacique Juan Calfucurá, principal líder espiritual, político y guerrero de la Nación Mapuche al este de la cordillera de los Andes, y cuyo padre fue guía del general San Martín en el cruce de los Andes. Entre 1834 y 1878 la tribu de Calfucurá habitó las pampas, controló la extracción de sal de Salinas Grandes y un corredor milenario indígena entre los océanos Pacífico y Atlántico, por el que arriaron unos cincuenta millones de cabezas de ganado, en acuerdo con estancieros, funcionarios y militares transcordilleranos. Luego de la disparada durante la conquista del desierto, quedaron asentados en el estratégico Paso San Ignacio, en la precordillera neuquina, su hijo Manuel Namuncurá y unos pocos sobrevivientes de la tribu salinera con su cultura, los restos del beato Ceferino Namuncurá, y una antigua piedra sagrada – el Newen – a la que le atribuyen poderes sobrenaturales y haberlos salvado del exterminio del blanco.

FICHA TECNICA

Dirección, Guión, Investigación y Producción: Pablo Reyero
Dirección de Producción y Administración: Eleonora Menutti
Dirección de Fotografía y Cámara: Pablo Reyero
Sonido Directo: Juan Pablo Lucas
Montaje: Lucas Boran
Postproducción de Sonido: Martín Litmanovich
Corrección de Color HD: Lucas Boran
Dosificación de Color Imagen 2K: Ada Frontini Finish
Postproducción de Imagen: Barco Digital
Inclusión Musical: Chamamé “Don Gualberto” de Tarrago Ros y Lugo Fernández / Intérpretes: Los Hermanos Namuncurá
Mezcla de Sonido: TON Estudio
Asesoría Legal: Estudio Astorga, Robredo & Asociados
Asesoría Contable: Anabella Bobba
Difusión: GarBo Prensa
Duración: 107 minutos
Calidad de Imagen 2K y Mezcla de Sonido 5.1.
Una película de Pablo Reyero con apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) Octubre 2018, Argentina
Página Web: www.pasosanignacio.com
redes sociales
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@pasosanignacio


MOTIVACIÓN PERSONAL DEL DIRECTOR

Cómo mi madre supo de los salineros de Calfucurá y Namuncurá que sobrevivieron a la conquista del desierto refugiándose en Trankura, es un misterio para mí. También que un día como al pasar mencionara cierto círculo de color gris azulado en el iris de los ojos de algunas mujeres de la familia, semejantes a los que más de una década después encontré en los ojos de descendientes salineras en La Pampa y Neuquén…Mis tatarabuelos y mis bisabuelos maternos habitaron el “desierto”, y mis abuelos se criaron con nanas o “madres de leche” salineras. La nana de mi abuelo se llamaba Celina Coronel, era descendiente del cacique Colonel, primo hermano de Calfucurá y Antonio Namuncurá, con quienes por momentos tuvo diferencias por los campos de Salinas. Los relatos que me contaban siendo chico sobre Ceferino Namuncurá Paso San Ignacio, Comunidad Namuncurá, Neuquén durante las fiestas y los veranos en la casa familiar, el acompañamiento de una extraña luz en ocasiones por el campo, los recuerdos de mi madre y mis tías sobre el paraje Ojo de Agua y el pueblo salinero y chacarero de Macachín, fundado por mi bisabuelo a solo 9 kilómetros de las Salinas Grandes, asiento del gran cacique Calfucurá y sus familiares más cercanos; la coexistencia con la tribu salinera y los relatos que a ellas les llegaron de las terribles matanzas y la dispersión de las familias indígenas con la conquista del mal llamado desierto (porque estaba lleno de gente de distintas tribus: mapuches, tehuelches, pampas); todo ello me motivó a querer realizar “Paso San Ignacio”, en el paraje donde hoy habitan mayormente los descendientes del linaje Curá. Quise intentar descubrir cómo son hoy esas personas cuyo recuerdo era tan cálido para mi madre y que la movió a realizar su último viaje a Trankura…