Un libro pone el foco en la vida y la obra de Federico Moura

Este jueves se cumplen 74 años de su nacimiento

«Perfecto, hermoso, veloz, luminoso», escrito por Gustavo Bove, resalta los logros artísticos del histórico líder de Virus, y aborda un itinerario vital fascinante, pero a la vez doloroso. «En los años 70 y 80, ser gay en nuestro país era repudiado y tener sida era algo parecido a ser un asesino serial», señala el autor. Este sábado se cumplen 40 años de la salida de «Locura», uno de los discos emblemáticos de la banda platense. 

Este jueves 23 de octubre, se cumplieron 74 años del natalicio de Federico Moura, cuyo genio y figura siguen estando vigentes. De eso puede dar fe la primera biografía enfocada totalmente en él: Perfecto, hermoso, veloz, luminoso, escrita por Gustavo Bove y publicada en septiembre último por la editorial Sudamericana. “Hice el libro porque no existía una biografía de Federico, lo que había era un libro que compilaba entrevistas suyas (también hay que sumar Ironía y romanticismo, de Juan Bautista Duizeide, basado en el músico)”, aclara el periodista. “Su vida fue relatada en cuentagotas en los libros de Virus (se refiere a Una generación, de Fernando Sánchez y Daniel Riera; y la homónima biografía de Marcelo Moura). Tras leerlos, me quedaba con ganas de saber más de él. Era una persona muy rica en cuanto a historia”.

Gustavo Bove.

Es lo más cercano a una biografía oficial. ¿Quién te dio la bendición para hacerla?

-Su hermano Marcelo era vecino mío, y siempre nos cruzábamos por el barrio. Hasta que un día le dije que faltaba una buena biografía de Federico. Entonces me respondió: “Genial, ponete a hacerla. Tenés nuestro apoyo”. Y ahí empecé a descubrir a un personaje fascinante. Un tipo que estudió arquitectura, que estuvo en el siloísimo, que en plena dictadura ya había escuchado a los Sex Pistols y a David Bowie, y que había caminado en Londres por Oxford Street. El libro tiene anécdotas divertidísimas, como cuando conoció a Keith Moon (baterista del grupo The Who). También jugaba muy bien al fútbol y al rugby, y diseñó ropa moderna de hombre en un momento en que eso no existía acá. Algo que además resalto es que Federico no era vanguardista, sino contemporáneo.

-¿A qué te referís con esa diferenciación?

-Que sus colegas se dedicaran a vivir en el pasado no quería decir que él estuviera adelantado. Otra cosa que me di cuenta en las entrevistas que le hicieron es que había miedo a la hora de hablar de su sexualidad. Mi intención fue hacer un libro periodístico, contar una verdad: su parte humana, sus miserias y sus logros artísticos, que fueron increíbles. Lo que sí temí es que se volviera un libro amarillista, y en eso me ayudó mucho Nacho Iraola, quien fue una especie de consultor y editor. Llegamos a buen puerto.

-Ahora que lo mencionaste, ¿cómo manejaste el tema de su orientación sexual?

-Fue icono dentro de lo que hoy se puede conocer como las libertades sexuales. En ese sentido, un chico que se está definiendo sexualmente, encontrará en Federico una gran referencia. Imaginate que él lo hizo hace 60 años, en otro contexto de país, donde no había clubes gays. Para soltarse sexualmente, y como acá no podía mostrarse abiertamente en pareja, viajaba a Río de Janeiro. Él tuvo sus parejas en Brasil y Argentina. En los años 70 y 80, ser gay en nuestro país era repudiado y tener sida era algo parecido a ser un asesino serial.

Poco se habla sobre ese tiempo en el que Federico Moura convivió con el VIH.

-Y es que esa etapa no había sido investigada. En el libro hay cosas desgarradoras, como que Federico estaba muy angustiado porque su madre no se le acercaba por tener VIH. La gente no sabía cómo tratarlo. Él iba al hospital con el hermano, y el médico le daba la mano a Marcelo por temor a contagiarse. Él murió de un paro cardiorrespiratorio; estaba pesando 36 kilos. Quise mostrar lo que era morir de esa enfermedad en ese momento, porque aún sigue siendo un tema tabú.

Perfecto, hermoso, veloz, luminoso (título tomado de un pasaje de “Luna de miel en la mano”, hit de Virus) está conformado por 18 capítulos planteados como microhistorias. “Obviamente, todas están concatenadas”, advierte Bove, autor asimismo de los libros biográficos Conversaciones íntimas, en el que repasa la vida de Gustavo Cerati; y El Jefe, fundamentado en Miguel Mateos. “Lo que conté fue la vida de Federico, no de Virus. Un capítulo que me gusta es el de la pelea entre él y Luca Prodan, y también el de la época en la que produjo el primer disco de Soda Stereo. Si bien el libro tiene un orden cronológico, arranqué por ahí porque cuando se grabó ese disco hacía tres meses que estábamos en democracia. Creo que todas sus facetas quedaron bien representadas”.

-Este sábado se cumplen 40 años de la salida de «Locura». ¿Te parece el disco definitivo de Virus?

-Locura es una obra maestra (Bove lo estará revisitando junto a Marcelo Moura este viernes, a las 19 hs, en la sala Artlab, como parte del ciclo Audiófilo). Hasta su aparición, el rock argentino nunca había llegado a ese nivel de finesa y sofisticación. Es más orgánico que su antecesor, Relax, en el que ya Federico había tomado la batuta de lo que iba a ser Virus. Locura es donde la banda está a punto de caramelo: todos están componiendo bien, el grupo suena increíble y Federico está en un momento top en cuanto a inspiración. Ese disco es una máquina de hits. Ahí tenés “Pronta entrega”, “Sin disfraz”, “Tomo lo que encuentro”, “Pecado para dos”, “Destino circular” y “Dicha feliz”, que para mí es una de las mejores canciones del rock argentino. Y letrísticamente, tiene hallazgos increíbles.

-Aparte de las letras que hizo Federico, “Luna de miel en la mano” la escribió el pintor Eduardo Costa, en tanto el sociólogo y artista conceptual Roberto Jacoby firmó el resto, como “Sin disfraz”, toda una oda al homoerotismo.

-Hablé mucho con Jacoby sobre el mecanismo que tenían para componer. Él me dijo que Federico venía con la idea, y juntos armaban la letra. No eran todas letras de Jacoby, como se cree. Mientras que Eduardo Costa me contó que Federico quería hacer una canción que hablara sobre la masturbación, y se acordó de un pasaje de la novela Ulises, de James Joyce (“A cada cual su esposa o una luna de miel en la mano”).

El otrora frontman de Virus y Charly García comparten la misma fecha de nacimiento. ¿Cómo era la relación entre ellos dos?

-Se conocieron en la casa de Federico, por una sesión de fotos que hizo Andy Cherniavsky en 1985, más o menos. Charly siempre tuvo muy buena onda con él. Para mí la gran anécdota del libro tiene que ver con ambos. Federico le tenía prohibido a su familia y a su entorno contar que tenía VIH, y en esos días estaba Adriana San Román en la casa de Charly, y ella medio que se pone a llorar. Él le preguntó qué le pasaba, y ella le respondió que no podía contarlo. Pero al final le dijo que Federico se estaba muriendo. ¿Sabés lo que hizo Charly? La agarró de la mano, salieron del departamento de Coronel Díaz y Santa Fe, tomaron un taxi, y fueron hasta la casa de Federico en San Telmo. Charly se metió hasta su pieza, y le dio un chupón en la boca, en una época en la que poco se sabía del sida. Así era el afecto que se tenían. 

Fuente: Página12