Cinco ángeles que sobrevuelan por el mundo

El Ángel de la Victoria en el Paseo de la Reforma d Ciudad de México

1 Paseo de la Reforma. Ciudad de México

No solo en los cuentos para niños hay ángeles guardianes: varias ciudades también tienen el suyo. En América latina, el más famoso se encuentra en México. Es una figura de bronce cubierta por hojas de oro que resplandece como un sol por encima del Paseo de la Reforma, en el centro de la capital azteca.

En realidad, más que un ángel se trata de una Victoria Alada, pero todos lo conocen como el Ángel de la Independencia. Fue erigido sobre su columna en 1910, durante las celebraciones del Centenario de las guerras que llevaron a la independencia mexicana. La escultura fue inspirada por el Genio de la Libertad, en París, y por esta razón ambas figuras tienen cierto aire de familia. El ángel mexicano se levanta 36 metros por encima del Paseo y de su base, que es en realidad un mausoleo al que se trasladaron los restos de varios próceres.

La estatua sin embargo no es la original, derrumbada por un terremoto en julio de 1957. El monumento fue restaurado y reforzado a lo largo de un año de obras y se instaló una copia: de todos modos, se rescató la cabeza del primer ángel entre los escombros del derrumbe y se la trasladó a la Casa de los Condes de Heras y Soto. Allí está desde fines de los años 50, en un edificio que es actualmente la sede del Archivo Histórico de la Ciudad de México. Los destrozos causados por la caída son bien visibles, pero el bronce y el oro conservaron su brillo.

El monumento solía estar abierto para visitas y era posible subir hasta la plataforma panorámica (con 200 escalones de por medio…). Esta actividad está suspendida desde el terremoto de septiembre de 2017.

2 Plaza de la Bastilla. París

Se suele decir que no hace falta debatir sobre el sexo de los ángeles. Prueba de ello es que el ángel de México es «una» victoria; fue inspirada por una estatua parisina que representa a su vez a «un» dios alado, el Genio de la Libertad… Esa figura domina también la ciudad desde lo alto de una columna: en este caso, a 50 metros de altura.

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La historia de este monumento es larga y digna de una novela. Fue levantado sobre una plaza donde se encontraba la fortaleza de la Bastilla, hasta la Revolución de 1789.

Es el último avatar de una serie de proyectos para celebrar la Revolución y el fin del antiguo régimen: se instaló primero una estatua de la diosa egipcia Isis, pero Napoléon la quiso reemplazar luego por un colosal elefante, con una plataforma panorámica sobre el lomo. Aunque Victor Hugo lo haya inmortalizado en Los Miserables, el monumento nunca fue construido y solo existió una maqueta en tamaño real, hecha de madera y yeso, sobre un costado de la plaza (es donde Gavroche solía refugiarse en la famosa novela). La columna actual se levantó entre 1835 y 1840 como homenaje a los revolucionarios que lucharon durante tres días en julio de 1830.

La columna fue inaugurada por el compositor Héctor Berlioz, al frente de una orquesta de 200 músicos. En la actualidad el Genio de la Bastilla es testigo de manifestaciones y festejos, que suelen ocurrir sobre la Plaza de la Bastilla.

En la columna está también una necrópolis y en la base se hallan los cuerpos de los revolucionarios que murieron durante los tres días del levantamiento de julio de 1830.

3 Parque del Retiro. Madrid

Hay ángeles y ángeles… En Madrid le dedicaron un momento al ángel caído, Lucifer. Es una de las atracciones del Parque del Buen Retiro, junto al Palacio de Cristal. Los jardines de la realeza y sus Cortes fueron abiertos al público durante el siglo XIX. Ocupan 125 hectáreas en el centro mismo de la capital española, con espacio suficiente para la creación de varios ámbitos y la formación de distintos paisajes, desde jardines a la francesa hasta rincones orientales.

La estatua del ángel caído se encuentra cerca de la Rosaleda, en uno de los extremos del Paseo de Cuba. El otro es una esquina del Estanque Grande, el principal espacio acuático del Retiro.

La anécdota más curiosa de este lugar recuerda que el lago artificial fue vaciado para instalar una carpa de circo en ocasión de la película Circus World de Henry Hattaway (de 1965, con John Wayne, Rita Hayworth y Claudia Cardinale).

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A igual distancia del estanque y del ángel está el Palacio de Cristal, una magnífica estructura de vidrio y acero inspirada por el Crystal Palace de Londres a fines del siglo XIX.

En la actualidad es un museo dedicado a exposiciones temporarias de arte contemporáneo. En cuanto a la estatua de Lucifer, es una obra de Ricardo Belliver creada originalmente para la Expo Universal de París en 1878 y posteriormente comprada por la ciudad de Madrid, que la instaló encima de una fuente monumental en el parque.

El monumento está a una altura de 666 metros por encima del nivel del mar. ¿Será una mera coincidencia? La entrada al parque es gratuita. Las rejas abren desde las 6.00 hasta la medianoche.

4 Castel Sant’Angelo. Roma

El Arcángel Miguel es el protector de varios países y regiones en Europa, entre ellos Normandía, donde se le dedicó una famosa iglesia sobre el Monte St. Michel, en un islote frente a las costas francesas de la Mancha.

En Italia, su figura domina el castillo (que también lleva su nombre), en el centro de Roma. Está a orillas del Tíber, frente a uno de los puentes más monumentales de la ciudad, enteramente bordeado de estatuas desde donde se ve la cúpula de la Basílica de San Pedro. El castillo es redondo y fue originalmente el mausoleo que encargó el emperador Adriano para su sepultura.

Terminado en el año 139 de nuestra era. recién durante la época de las invasiones bárbaras fue convertido en una fortaleza. También entonces fue consagrado a San Miguel, en el año 590, por decisión del papa San Gregorio. A partir de ese momento siempre hubo un lugar de culto dedicado al arcángel dentro de la fortaleza, pero la estatua que domina el castillo es del siglo XVIII.

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A lo largo de los siglos Sant’Angelo defendió el Vaticano y a varios papas, pasando entre las manos de potentes familias como los Crescenzi y los Orsini. Además de plaza fuerte, fue también una cárcel y un palacio, según las diferentes épocas y reconstrucciones. Dejó de integrar los dominios papales en 1871 cuando pasó bajo jurisdicción de la ciudad de Roma.

El castillo figura en varias producciones, desde la ópera Tosca de Puccini hasta videojuegos o la novela de Dan Brown Ángeles y Demonios. Ahora es un museo. Está en Lungotevere Castello 50 y abre de 9 a 19.30. La entrada cuesta 15 euros.

5 Plaza del Palacio. San Petersburgo

La Aleksandrovskaïa kolonna es otra integrante de la lista de columnas monumentales dominadas por un ángel. Menos conocida en esta parte del mundo que la de México o la de París, fue encargada por el zar Alejandro I para celebrar su victoria sobre las tropas de Napoleón durante la frustrada campaña de Rusia.

Ocupa desde 1834 el centro de la Plaza del Palacio, en la antigua capital imperial de los Romanov. La columna fue tallada en un solo bloque monolítico de granito de más de 600 toneladas. No está fijada a su base, sino que se mantiene parada por su propio peso. Sirve de pedestal a la escultura de un ángel que lleva una cruz: aunque esté a más de 40 metros de altura, los que llegan a distinguir los rasgos de su cara pueden darse una idea del semblante del zar, porque el emperador sirvió de modelo en persona al escultor Boris Orlovski.

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Esta columna fue inspirada por otras dos: las que se encuentran en la Plaza Vendome en París y la de Trajano en Roma. Supera a ambas en tamaño, para no desentonar con la grandilocuencia que querían los zares para su capital. El pedestal por su parte fue realizado por un artista italiano y sus bajorrelieves hacen referencias a victorias rusas de Alejandro I, Alejandro Nevski o el príncipe Oleg de Novgorod.

La columna posee el récord del mayor monolito. Fue tallada en un solo bloque de granito rojo de 25,45 metros de largo y 3,5 metros de diámetro, extraído de una cantera en Finlandia. Lo llevaron hasta la ciudad en un barco construido especialmente para ese fin y, una vez llegado a destino, fue levantado sin maquinaria, por la sola fuerza de 3000 obreros.

Fuente: Pierre Dumas, La Nación