La Confitería del Molino abrió sus puertas al público para recorrer sus salones restaurados

MIRÁ LOS VIDEOS. A 103 años de inaugurada, la Confitería Del Molino abrió sus puertas al público en forma gratuita para mostrar cómo los expertos restauran el edifico ubicado frente al Congreso de la Nación.

Después de una lenta agonía que duró 21 años, los visitantes recorrieron sus salones para observar el avance de los trabajos que incluyen el rescate de 15.000 objetos arqueológicos, desde moldes hasta menúes, de 33 paños de vitrales, 46 luminarias históricas, el recableado de 4500 metros de líneas de iluminación y la intervención de 1070 metros cuadrados de superficies pintadas, entre otras tareas.

El Edificio del Molino fue inaugurado el 9 de julio de 1916; es una obra de hormigón armado de 7600 metros cuadrados y 8 plantas, creada por el genial italiano Francisco Terencio Gianotti, como un monumento a la modernidad y la opulencia.

El recorrido comprende los diferentes salones de planta baja y primer piso, el público tomará contacto con los especialistas que exhibirán las técnicas implementadas a través de diferentes talleres: vitrales, metales, maderas y restauración. «Si bien recibimos este año 10.000 visitantes que llegaron a hacer cuatro cuadras de colas para entrar en la Noche de los Museos y en el Día de los Monumentos, esta vez la gente se sorprenderá al encontrar cómo en la planta baja, donde funcionaba la confitería, volvió a brillar lámpara principal y el conjunto de vitrales, entre otros notorios avances», adelantó a LA NACIÓN Guillermo García, del Plan de Restauración Integral del Edificio del Molino.

El Edificio del Molino fue inaugurado el 9 de julio de 1916; es una obra de hormigón armado de 7600 metros cuadrados y 8 plantas, creada por el genial italiano Francisco Terencio Gianotti, como un monumento a la modernidad y la opulencia.

Durante el recorrido, que comenzará a las 14 por el acceso de la avenida Rivadavia 1815, además de recorrer los diferentes salones de planta baja y primer piso, el público tomará contacto con los especialistas que exhibirán las técnicas implementadas a través de diferentes talleres: vitrales, metales, maderas y restauración. «Si bien recibimos este año 10.000 visitantes que llegaron a hacer cuatro cuadras de colas para entrar en la Noche de los Museos y en el Día de los Monumentos, esta vez la gente se sorprenderá al encontrar cómo en la planta baja, donde funcionaba la confitería, volvió a brillar lámpara principal y el conjunto de vitrales, entre otros notorios avances», adelantó a LA NACIÓN Guillermo García, del Plan de Restauración Integral del Edificio del Molino.

En la visita, que no tendrá inscripción previa y que se desarrollará hasta las 18, también apreciarán las obras del Salón Fumoir, o Salón Fumador, y del Salón de Baile, espacios donde se intervinieron 310 metros cuadrados, agregó. Si bien el público no tendrá acceso a la cúpula que conserva 1200 metros cuadrados de vitrales, desde la Plaza del Congreso podrá tener una vista integral de las mejoras realizadas en el exterior del edifico, que estuvo escondido detrás lona, y que incluyen 254 metros cuadrados de restauración de fachada y los recientes trabajos de intervención de la cúpula que se eleva hasta los 52 metros, una de las más altas de Buenos Aires en su momento.

En la esquina de las avenida Rivadavia y Callao, la Confitería del Molino es un ícono del Art Nouveau porteño. Fuente: LA NACION Crédito: Emiliano Lasalvia

La recuperación de edificio comenzó hace un año, al ser transferido por el Poder Ejecutivo al Congreso, según la ley de expropiación de 2014.

En sus salones, los porteños celebraron durante más de un siglo fiestas, bautismos y casamientos y recibió a los más importantes personajes de la historia argentina. Fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1997 y, por eso, la actual Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos trabaja en forma conjunta con los gobiernos porteño y nacional en el rescate del edificio emplazado en la esquina de las avenidas Rivadavia y Callao. Pero también es fundamental la colaboración de los descendientes de Gianotti, quienes se acercaron al edificio para agradecer los trabajos emprendidos y aportaron planos y documentación original pertenecientes al arquitecto, lo que permite reconstruir un ícono del Art Nouveau porteño.

Fuente: Virginia Mejía, La Nación.