El anticuario que se enriqueció falsificando obras

Por décadas, vendió a coleccionistas piezas antiguas “de valor patrimonial”. Pero las fabricaba él.

De Egipto, de Grecia o de Roma. Detrás del local tenía el taller donde producía las copias.

Durante años, las antigüedades saqueadas han sido prioridad para las fuerzas de seguridad estadounidenses, no sólo porque el contrabando de objetos antiguos daña el patrimonio cultural de sus países de origen, sino porque en ocasiones las ventas ilícitas han financiado el funcionamiento de bandas de narcotraficantes u organizaciones terroristas.

Pero dicen los fiscales que Mehrdad Sadigh, anticuario neoyorquino cuya Galería Sadigh ha funcionado durante décadas a la sombra del rascacielos Empire State Building, decidió no tomarse la molestia de adquirir objetos antiguos.

En lugar de eso, sostienen que hizo reproducciones y produjo miles de antigüedades falsas en un laberinto de oficinas detrás de su zona de exhibición y luego las vendió a coleccionistas poco sofisticados y demasiado ansiosos.

“Durante muchos años, esta fábrica de antigüedades ficticias ubicada en el corazón de Manhattan prometía a sus clientes raros tesoros del mundo antiguo pero les vendía en cambio piezas elaboradas en el propio local de forma artesanal”, afirmó el fiscal del distrito Cyrus Vance Jr. en un comunicado, después de que Sadigh fuese detenido este mes.

Sadigh se declaró inocente de los cargos de confabulación para defraudar, latrocinio mayor, posesión delictiva de instrumentos fraguados, falsificación y simulación delictiva.

Entre las personas a las que les vendió distintos objetos, según los fiscales, hubo investigadores federales encubiertos que compraron un colgante de oro que representaba la máscara mortuoria de Tutankamón y una cabeza de mármol de una antigua dama romana, por cada uno de los cuales pagaron 4.000 dólares.

Esas ventas se convirtieron en la base de una incursión a la galería en agosto por parte de miembros de la oficina del fiscal del distrito y de las investigaciones de Seguridad Nacional, que dijeron haber encontrado cientos de piezas falsas expuestas.

En los cuartos situados en la parte trasera de la galería hallaron miles más, entre ellas escarabajos y estatuillas en etapas de preparación.

La oficina del fiscal del distrito informó que Sadigh parecía estar entre los mayores proveedores de obras falsificadas en el país, en base a la prolongada trayectoria de su negocio, el número de artículos incautados de su galería y sus “ganancias económicas sustanciales”.

Sadigh estuvo al frente de su negocio durante décadas y en su sitio web lo definía como “galería de arte de propiedad familiar especializada en piezas y monedas antiguas de todo el mundo”.

Fundada en 1978 como pequeña empresa de venta por correo, su sitio web dice que en 1982 la galería se trasladó a un conjunto de oficinas en el piso superior de un edificio en la Quinta Avenida y la calle 31 Este. Desde esa sede, Sadigh ponía a la venta artículos que, según él, eran antigüedades de Anatolia, babilónicas, bizantinas, grecorromanas, mesopotámicas y sumerias.

La página de la galería en Internet incluía un blog sobre antigüedades y testimonios de clientes satisfechos, además de asegurar que las piezas tenían “garantía de autenticidad” . Las reseñas de Google publicadas en línea estaban llenas de relatos de clientes, algunos de los cuales decían que llevaban años comprando allí.

Entre los ítems puestos en venta en el sitio web a finales de 2020 y principios de 2021 figuraban un halcón momificado datado entre el 305 y el 30 a.C. (9.000 dólares), una máscara de sarcófago egipcio tallada en madera y fechada entre el 663 y el 525 a.C. (5.000 dólares), y un fragmento de hierro y níquel procedente de un meteorito caído en Mongolia (1.500 dólares).

Sadigh llamó la atención de los investigadores cuando otros comerciantes perseguidos por tráfico de antigüedades saqueadas se quejaron de que “al tipo que vendía todas las falsificaciones” lo ignoraban siempre. 

Fuente: Clarín