La intrincada historia de “Vientos del sur”, una pintura falsa que intentaron vender como un auténtico Deira

Tras un proceso judicial que llevó más de cinco años, en abril la Justicia confirmó que una obra fechada en 1978 que llegó a una casa de subastas no fue pintada por el artista

Una pintura fechada en 1978 muestra una figura de perfil, con la cabeza cubierta y el brazo, en tonos multicolores, extendido. El personaje se asemeja a uno de los que aparece en Vientos del sur, una obra que Ernesto Deira pintó en los años ochenta. Pero no lo es. Aunque el cuadro se había presentado en una casa de subastas como un Deira, en abril de este año la Justicia confirmó, tras un proceso judicial que llevó más de cinco años, que se trata de un cuadro falso.

"Vientos del sur", de Ernesto Deira (1983)
«Vientos del sur», de Ernesto Deira (1983)Gentileza Martín Deira

En 2019, un galerista se puso en contacto con Silvina y Martín Deira, los herederos del artista, para pedir la certificación de la obra. Martín, quien durante varios años había tensado las telas de su padre, reconoció de inmediato que ese bastidor no lo había preparado él. Había más indicios. La imagen reproducida remitía a un cuadro pintado en 1983, es decir, posterior a la fecha de 1978 que figuraba en la obra cuestionada. Las etiquetas también delataban falsedad: un transporte internacional que nunca existió y una galería que había cerrado antes de la fecha que se indicaba.

Con estas inconsistencias, los hijos de Ernesto Deira hicieron la denuncia en la Interpol. Desde allí, se remitió al Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N°54, que ordenó el secuestro de la obra. Lo que siguió fueron años de peritajes, fallos y apelaciones. En primera instancia, el galerista fue sobreseído del delito que se le atribuía: intento de comercialización de una obra falsa; el juez entendió que aquel había actuado sin dolo; sin embargo, ordenó la destrucción de la obra al comprobarse que era falsa.

El falso Deira fechado en 1978
El falso Deira fechado en 1978Gentileza Martín Deira

La defensa apeló y la Cámara de Apelaciones suspendió la medida de destrucción, para hacer más peritajes, que a lo largo de los años confirmaron la falsedad. Con esas pruebas, en octubre del año pasado, el juez de primera instancia rechazó nuevamente la restitución de la obra y dispuso su destrucción. La Cámara esta vez confirmó la decisión, sosteniendo que una obra apócrifa no puede reingresar al mercado. Finalmente, en abril de este año, la Cámara de Casación puso punto final a la historia, al declarar inadmisible el recurso de Casación interpuesto por la defensa, dejando entonces firme la sentencia anterior.

“Lo que buscamos con mi hermana es ponerles un freno a los falsificadores. No solo defendiendo la memoria de mi padre como artista, sino también el patrimonio de los coleccionistas que nos compraron obras, y la sanidad del mercado del arte”, dice Martín Deira en conversación con LA NACION. “Estamos atentos a todos los remates donde hay obras de Deira y así pudimos detectar varias obras falsas antes de que salieran al mercado. Tenemos muy buena relación con galerías y casas de remate que nos conocen y saben que les certificamos las obras cuando son buenas, sin cargo alguno. Cuando hay dudas nos abstenemos de certificarlas. Y cuando nos parecen claramente falsas lo avisamos”, suma Silvina Deira e informa que en promedio se encuentran con entre tres y cuatro cuadros o dibujos falsos por año, ya sea en casas de remate, o por gente que pide certificación.

Un antecedente similar se dio en 2012, cuando se encontraron varios dibujos atribuidos falsamente a Ernesto circulando por distintas casas de subastas. Con inconsistencias iconográficas, había piezas que copiaban unas aguafuertes de Deira fechadas en 1974 e inspiradas en el libro Pantaleón y las visitadoras (1973) de Mario Vargas LLosa. “Resultaba extraño encontrar los mismos personajes en una obra fechada en el año 1968”, relata el expediente. El caso llegó a la justicia y, aunque los peritajes confirmaron la falsedad de los dibujos, el juez sobreseyó al imputado por no haberse probado dolo.

“El circuito para encontrar a los falsificadores es infernal. Hasta donde yo sé, nunca encontraron a nadie. No se puede llegar porque siempre te terminás encontrando con un muerto. Y no solo de Deira. Me han contado que hay Koek Koek, Figari… Hay obras falsas circulando y hay un circuito, evidentemente, un negocio de falsificaciones y es muy difícil dar con el pincel”, explica Martín Deira.

Ernesto Deira
Ernesto DeiraArchivo

El fenómeno de la falsificación

Este caso es una expresión de un problema subyacente más amplio, que excede este falso en concreto. “No es un fenómeno nuevo el tema de la falsificación. Siempre existió, va a seguir existiendo”, agrega en conversación con LA NACION Marcelo Daniel El Haibe, abogado, comisario general retirado y ex jefe del Departamento Protección del Patrimonio Cultural en Interpol Argentina. “Quinquela, Berni, Xul Solar y Koek Koek son los más falsificados”, informa.

La escala de las incautaciones ilustra la magnitud del asunto. En 2022, se secuestraron en San Isidro 450 obras de arte falsificadas de grandes maestros de la pintura que, vendidas a montos que en conjunto sumaban más de un millón de dólares. Entre los autores falsificados estaban Benito Quinquela Martín, Pablo Picasso, Antonio Berni, Koek Koek, Salvador Dalí, Raúl Soldi, Carlos Alonso, Carlos Regazzonni, Marta Minujín y Carlos Páez Vilaró, entre otros.

“Lo que pasa es que cuando este tipo de personajes ve que es más o menos fácil, entonces repiten. Por una cuestión estadística, en algún momento te van a agarrar. Es como ir a la ruleta; vos jugás a un número y en algún momento lo vas a sacar, si jugás siempre al mismo”, opina el comisario. Las piezas que la policía secuestra en procedimientos como este, se guardan en un depósito en Interpol que conserva unas 850 obras de arte falsas.

“El caso de Deira legitima al orden público, en el sentido que no va a dejar que ese cuadro ande dando vueltas por la calle para ser un elemento para embaucar a alguien; entonces lo saca de circulación. Eso es lo fundamental”, opina El Haibe.

Cómo se identifica un falso

Identificar una obra falsa depende de un conjunto de miradas expertas como calígrafos, químicos en materiales e historiadores del arte. “El primer paso es conocer al pintor en toda su producción y etapas”, explica la Lic. Cristina Alonso, que participó como perito en una de las investigaciones de falsos Deira. La ubicación de la firma, la composición pictórica, y otras particularidades como los registros al frente y al dorso, así como las etiquetas o dedicatorias, forman parte del rompecabezas que se analiza en estos procedimientos.

“El estilo de una obra es muy fácil de copiar. Lo que no se puede copiar es la impronta de cómo se pone la pincelada sobre la tela. Pero con rayos x y se ve cuando el rasgo fluye o está hecho de a poquito, por la inseguridad”, señala la curadora María José Herrera, también perito en la investigación de un falso Deira.

Otro punto a evaluar es la iconografía. “Conociendo todas las obras que existen de esa época, uno puede determinar los personajes. A veces aparecen personajes de épocas anteriores. Hay muchas maneras de comprobar si lo que se está viendo es falso o no lo es”, agrega Herrera.

“Es muy difícil el tema de qué pasa con los cuadros falsos. En la Argentina está poco claro. Si la Interpol detecta un cuadro falso, a través de la justicia pueden tomarlo y dejarlo en caución. Pero las leyes no están claras. Creo que las familias son importantes para determinar la originalidad. Siempre aconsejo a los hijos de los pintores que cuiden mucho el patrimonio heredado y hagan seguimiento”, remata Alonso.

Fuente: Lucía Vázquez Ger, La Nación