Chico Buarque, Gilberto Gil y Caetano Veloso lideraron una histórica protesta popular en Río de Janeiro

Los tres grandes de la música brasileña participaron este domingo de una manifestación contra la ley que busca proteger a diputados y senadores de cualquier procesamiento judicial.

Tres íconos de la música popular brasileña, Caetano VelosoGilberto Gil y Chico Buarque, actuaron este domingo durante una protesta en la emblemática playa de Copacabana de Rio de Janeiro contra un controvertido proyecto de ley que busca proteger a los parlamentarios de ser procesados penalmente y que ocasionó indignación en Brasil. El encuentro comenzará a las 14 hs., a la altura del puesto 5 de la famosa playa, sobre la avenida Atlántica.

Los legendarios cantautores, todos octogenarios y con décadas de activismo político, encabezaron manifestaciones que se replicaron en más de una docena de ciudades brasileñas contra lo que los críticos han denominado la “Ley de los Bandidos”. La movilización busca frenar una iniciativa del Congreso de mayoría conservadora que, según sus detractores, antepone los intereses de los legisladores a los problemas sociales y económicos del país.La cantante brasileña Anitta participaráLa cantante brasileña Anitta participó de la protesta contra la «ley blindaje», este domingo en Río de Janeiro (Foto: archivo AP/Aurea Del Rosario)

Hacía tiempo que no veía una manifestación tan grande en Brasil. Hubo alguna que otra, con algunos miles de personas, pero nada como esto. Esta vez, la convocatoria fue muy especial. La lideraron nada menos que Chico Buarque, Caetano Veloso y Gilberto Gil, tres de los artistas más espectaculares que ha tenido Brasil. Gigantescas  manifestaciones se multiplicaron por todo el país. 

Convocaron a la gente a ir al puesto 5 de la icónica playa de Copacabana para protestar contra el pedido de amnistía a quienes intentaron dar un golpe de Estado para impedir que Lula asumiera un tercer mandato, tras haber sido elegido democráticamente.  No sólo intentaron el golpe: habían planeado matar a Lula, a su vice y al presidente del Tribunal Superior Electoral. 

Desde temprano fue llegando gente de todas partes, familias con tres generaciones: unos de 80 años, otros de 50 e hijos de 10. Blancos, negros, mulatos, hombres, mujeres y niños, todos con distintas banderas. 

La playa se fue llenando de gente, hasta alcanzar cifras comparables a los millones que suelen estar ahí para los tradicionales reveillones. Vaya a saber cuántos eran.

Los tres artistas convocaron al pueblo a hacer lo que Brasil mejor sabe hacer: música. Se pusieron a cantar, a bailar, a convocar a la gente a luchar contra la impunidad.

Las manifestaciones se han replicado en 33 ciudades del país. En Brasilia, convocada por Chico César. En Bahía, por Daniela Mercury. Siempre con un artista de expresión y de arraigo popular.

Finalmente Brasil ha vuelto a salir a la calle, con mucha gente, con mucho ritmo, con mucho vigor. El tema del rechazo a toda forma de amnistía para los golpistas resume otras reivindicaciones, como la aprobación de la nueva ley que exima de impuestos a la gran mayoría de la población, mientras que obliga a que los superricos a pagar lo que les corresponde. 

Una de las tantas leyes que el gobierno mandó al peor Congreso de la historia de Brasil, que frena ese y otros proyectos progresistas, mientras la derecha se vale de su mayoría en el Parlamento para intentar aprobar una amnistía que el Poder Judicial ya afirmó que es inconstitucional, porque no se puede perdonar crímenes contra la democracia. Asimismo, intentan aprobar una ley que protegería a los parlamentarios de cualquier tipo de acusación judicial, blindándolos, porque ello dependería de su propios votos. 

Para derrotar definitivamente a una derecha que apenas pelea para que su líder sea condenado a una pena menor de la que la Justicia ha propuesto, para que no vaya a la cárcel de Papuda, en Brasilia, sino que pueda cumplir su pena en prisión domiciliaria.

A esto está reducida la derecha en Brasil. Con su líder inelegible, con uno de sus hijos en Estados Unidos, apelando al gobierno norteamericano para que imponga nueva sanciones en contra del gobierno brasileño. Mientras tanto, el gobierno de Trump, lejos de eso, flexibiliza más la tarifas impuestas a la economía brasileña, porque también afectan a la suya. La derecha ya se resigna: Lula va camino a conquistar un cuarto mandato, derrotando, según las encuestas, a todos sus posibles adversarios.

Mientras que el Brasil soleado en este final de invierno y comienzo de primavera, conmemora otra victoria de la democracia, sin la cual nada de lo que vive el país sería posible. 

Un domingo inolvidable, en Copacabana y en tantos otros lugares de Brasil, que da vuelta una página muy dura de la historia del país. ¿Cómo será Brasil después de esas gigantescas manifestaciones a lo largo de todo su territorio?

El Congreso brasileño impulsa leyesEl Congreso brasileño impulsa leyes que podrían blindar a legisladores y beneficiar a Jair Bolsonaro (Foto: EFE/ Joédson Alves).

El martes, la Cámara Baja aprobó el proyecto de ley conocido como Proyecto de Ley de Blindaje, que exige que el Congreso autorice mediante voto secreto cualquier acusación penal contra diputados y senadores. “El crimen organizado podría infiltrarse en el Parlamento, lo cual es preocupante”, advirtió el ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski, del gobierno del presidente Luis Inazio “Lula” Da Silva, en declaraciones al diario O Globo.

La indignación creció el miércoles cuando los legisladores aprobaron tramitar con carácter de urgencia otro proyecto que podría conceder amnistía al expresidente Jair Bolsonaro, condenado la semana pasada a 27 años de cárcel por liderar un intento de golpe de Estado. Veloso publicó en su cuenta de Instagram que la iniciativa del Congreso en ambas cuestiones “no puede quedar sin respuesta por parte de la población brasileña”. “Tenemos que salir a las calles”, pidió. A la convocatoria de manifestaciones se sumaron también Djavan y superestrella del funk Anitta, quien pidió a sus 63 millones de seguidores en Instagram imaginar “ser asesinados y que su asesino no pueda ser procesado sin autorización de sus colegas”.

El presidente de la Cámara, Hugo Motta, del partido de centroderecha Republicanos, defendió el proyecto como protección contra abusos judiciales. Cuando una norma similar estuvo vigente entre 1988 y 2001, según el portal de noticias G1, solo un legislador fue procesado mientras se rechazaron 250 solicitudes de la Corte Suprema.

“No más impunidad. Parlamento sinvergüenza”, reza el mensaje que circula masivamente en redes sociales convocando a las protestas.El proyecto, así como el de amnistía para bolsonaristas condenados por el intento de golpe de estado del 8 de enero de 2023 y que podría beneficiar al propio expresidente, enfrenta resistencia en el Senado.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva prometió vetar la ley de amnistía y calificó el proyecto de blindaje como algo que no es el tipo de “asunto serio” del que deberían ocuparse los legisladores.

Fuente: Infobae