El rock argentino tuvo esta semana lanzamientos para todos los gustos. Hay para los punks de la vieja escuela con 2 Minutos, también un cruce de leyendas con David Lebón y Skay Beilinson uniéndose para una de Serú Girán y Babasónicos continúa su faena con los lados B de Trinchera. En el plano internacional, Björk, que se presentará en la Argentina como una de las artistas destacadas del Primavera Sound, lanzó el primer adelanto de su próximo disco. Aquí un repaso por cada uno de los estrenos.
Artista: 2 Minutos. Canción: “No estés triste”. Calificación: Bueno
Habrá que ir y contar con los dedos de una mano las canciones de 2 Minutos lideradas por un piano. Y así comienza “No estés triste”, el nuevo tema de la gran banda punk argentina. Lo que se repite desde el título al estribillo casi como sacado de un afiche de Guille Pachelo (el dueño de las máximas palermitanas que te obligan a ser feliz) termina, fiel al estilo del grupo y de su género, como una suerte de invitación a encontrar ese resquicio de tranquilidad incluso en un mundo en el que un niño es pateado por la policía en la esquina de tu casa.
Los 2 Minutos suenan con cuerpo entre el piano de la intro, las guitarras que llevan distorsión y melodía y El Mosca, que por momentos suena como si La Vela Puerca hubiese vuelto a recordar su costado más rabioso. Cuando el redoblante acelera la propulsión y Mosca se pega para decir “Ni lo que te están haciendo, ni lo que te va a pasar / Esas son las cosas que nadie quiere explicar”, he ahí el punk consumado.
Artista: David Lebón (feat. Skay Beilinson). Canción: “Ese tren”. Calificación: Regular
Hacia 1992, el regreso de Serú Girán y el presente de Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota (que un año antes habían editado su taquillero La Mosca y La Sopa), representaban cosas bien distintas dentro del rock argentino. Los liderados por Charly García ya ni miraban las nuevas olas ni eran parte del mar (al menos en conjunto) y los liderados por el Indio Solari rebalsaban de un éxito y una interpelación juvenil que estaba a punto de convertirse en la más grande de la historia del rock local. Por eso, la sociedad Lebón-Beilinson para recuperar “Ese tren”, original de Seru 92, es una suerte de nueva nota al pie para los libros.
Más guitarrera, más folk, más fogonera. La nueva versión de “Ese tren” se retrotrae al hippismo sesentoso que de algún modo influenció tanto a Skay como a Lebón. Al desacelerarla y simplificar la base, lo que se escucha ahora es la melodía como protagonista y los arreglos (vocales e instrumentales) de fondo, pero con mayor foco en sus funcionalidades. De todas maneras, el gesto, la unión, resuena más que la canción.
Artista: Babasónicos. Canción: “Trinchera”. Calificación: Muy bueno
“Cuando creímos tocar fondo / había un fondo más abajo / y luego nos seguía otro fondo / y así seguíamos bajando”, canta Adrián Dárgelos y su voz se deforma, cae en el registro hacia un inframundo, como si, efectivamente, estuviese explorando qué tan bajo se puede descender. Ahí, “Trinchera”, uno de los lados B de Trinchera (el disco) se conecta con “Formidable”, aquel lado B de Mucho en el que Dárgelos cantaba: “Voy cayendo en picada mientras miro tu vuelo” y también se acercaba a los graves aunque de manera menos evidente.
Pero acá en “Trinchera” lo que hay es un derroche vocal que se escucha en los diferentes registros, fraseos, efectos y matices. Es como si fueran más al hueso y ya no importaran ni las estructuras, ni los estribillos, ni las melodías, pero sí el afán por cantar. Una suerte de postmelodismo. Los timbres, las intensidades, las imbricaciones, todo planteado con un ludismo canchero. Babasónicos juega, seduce y se queja, todo al mismo tiempo.
Artista: Björk. Canción: “Atopos”. Calificación: Muy bueno
Cuando anunció la salida de Fossora, del que “Atopos” es el primer adelanto, Björk dijo que será su “disco de hongos”. Viniendo de alguien que siempre ha hecho de la fantasía y la deformidad un culto, la cuestión resonaba un poco más: ¿Qué tan lejos iba a ir ahora? Y por supuesto que Björk iba a llegar tan lejos como ella pudiera imaginarlo. Entre percusiones que remiten a la clave de reggaetón (sí, usted leyó bien) y cuerdas que juegan con la atonalidad, Björk lo hizo de nuevo.
Entre todo ese enjambre sonoro, la voz de Björk, que pronuncia las erres con la fuerza de un metalero, pide por eliminar las diferencias y se cuestiona si la búsqueda de una luz supraterrenal no será en realidad una forma de oscurecernos aquí en el planeta. “Las diferencias son irrelevantes”, canta enojada y desesperada primero y concluye que “La esperanza es un músculo que nos permite conectar”. El viaje de hongos, por ahora, no parece haber sido del todo idílico para Björk. Por suerte.
Fuente: Sebastián Chaves. La Nacion