Joaquín Sabina ofreció este domingo en Madrid el último concierto de su gira ‘Hola y adiós’, una cita con sabor a despedida de quien es, sin duda, una de las voces esenciales de la música en castellano del último medio siglo.
Aunque siempre ha dejado la puerta abierta para regresar en ocasiones puntuales, Sabina, de 76 años, cerró sobre las tablas del Movistar Arena un capítulo de casi medio siglo sobre los escenarios en el que se encumbró como un cantautor capaz de influir a varias generaciones de seguidores a ambos lados del Atlántico.
Este fue su discurso de despedida, después de cantar «Yo me bajo en Atocha»:
«Este concierto en Madrid es el último de mi vida y por tanto el más importante. El que en unos años recordaré con más emoción», ha dicho ante 12.000 personas.
También habló antes de cantar «Calle melancolía»:
«No va a haber un interrogante al final de esta gira, es el fin y tengo muchas ganas de quedarme en casa, de ser menos una persona pública a la que matan a selfies cuando sale a la calle y de dedicarme a leer y a pintar», aseguró Sabina hace un año en TVE.
Así unió «Noches de boda» con «Nos dieron las 10»:
Desde el inicio de la gira, el 27 de enero de este año en México DF, Sabina ofreció un total de 70 recitales —71 con el de anoche— en México, Estados Unidos, Puerto Rico, Costa Rica, Colombia, Perú, Chile, Uruguay, Argentina y España, incluyendo diez noches en el Movistar Arena de Madrid, donde puso punto final.

Sabina cierra en Buenos Aires su adiós «definitivo para este tipo de giras mundiales»
Así cantó «Peces de ciudad» en su concierto despedida:
Aforos completos
En 2023, Sabina ya llevó por distintos países su ‘tour’ Contra todo pronóstico, cuando ya se especuló con la posibilidad de que fuera su último baile sobre las tablas, pero ahora todo indica que el autor de «19 días y 500 noches» va en serio en su deseo de dejar las grandes giras.
En una entrevista que concedió a Esquire con motivo de sus conciertos en Nueva York, Joaquín Sabina afirmó que su retiro era «porque creo que ya no le debo nada a nadie, ni siquiera a mí mismo» y, entre sus proyectos inmediatos destacaba su intención hacer «mi libro de sonetos, un disco y quiero estar en casa, pintando y escribiendo«.
En Madrid, Sabina volvió a hablar antes de cantar «Quién me ha robado el mes de abril?»:
Ya en su gira anterior, el cantautor aseguró que dejaba los escenarios, «pero fue tan bien y encontré un clamor, un calor y una complicidad tan grandes, que cuando acabé y llevaba un mes en casa pensé: “Ha sido la gira más gozosa de mi vida, al menos podría repetirla”. Y eso estoy haciendo», señalaba Sabina.
Sea o no cierto, el artista agotó el papel en cada una de las estaciones de su periplo —más de 700.000 entradas vendidas— y ofreció a sus incondicionales un repertorio que supueso un recorrido por cada una de las etapas de su carrera, una de las más exitosas de la canción en español.

Joaquín Sabina da su primer concierto en Madrid durante su gira de despedida,
Con estilo propio
Poeta de meticuloso oficio, artesano de la palabra y narrador de historias con inicio, nudo y desenlace, Sabina encarna como pocos en España la confluencia entre la chanson francesa de George Brassens, la mirada crítica heredada de Bob Dylan, el pulso del rock’n’roll de JJ Cale y la tradición popular de José Alfredo Jiménez y Chavela Vargas, lo que da como resultado una mezcla de géneros que en cualquier otro artista hubiera sido síntoma de indefinición pero que, en el caso de Sabina, le permitió generar un estilo propio, reconocible y sostenido durante décadas.
Para comprender a Sabina hay que entenderle como fruto de todas sus etapas: universitario comprometido en Granada, exiliado político en Londres, cantautor progre de la transición, pícaro trovador en el estrecho sótano de La Mandrágora, poeta rockero en el Madrid de Tierno y la Movida, creador de éxito multitudinario allí donde se hable la lengua española, canalla de voz rasgada «en un whisky on the rocks», amigo de literatos y premios Nobel y referente, al fin y al cabo, de todo aquel que aspire a coger una guitarra y rimar dos frases con sentido y oficio.
Joaquín Sabina presenta en TVE su tema, ‘Un último vals’
Creador prolífico y febril en los ochenta y los noventa, fue en aquel período donde nos dejó sus obras más destacadas, con discos imprescindibles como Juez y parte (1985), Física y química (1992) y, especialmente, 19 días y 500 noches (1999), la obra de madurez que le consagró —aún más— a ambos lados del charco. Desde entonces, y tras sufrir un ictus en 2001, su carrera se ha ido ralentizando, con solo cuatro discos de estudio en el último cuarto de siglo, más otro de colaboraciones con Joan Manuel Serrat.
Sabina también habló antes de cantar «Y sin embargo», junto a la fantástica Mara Barros:
«Yo creo que dejo una colección de 25 canciones que me van a sobrevivir y no me veo obligado a dar más en público», aseguró en la cita entrevista con Esquire. Una lista en la que no pueden faltar canciones como «Calle Melancolía», «Contigo», «Y nos dieron las diez», «Y sin embargo», «19 días y 500 noches» o «Princesa», con la que ha cerrado su concierto en Madrid.

Joaquín Sabina: «He pasado de la adolescencia a la vejez sin pasar por la madurez». ESTEBAN RAMÓN (San Sebastián)
Despedida en su Madrid
No es casual que Madrid haya sido el lugar elegido para este punto y final. Sabina se curtió como cantautor en bares y garitos de la capital, que es protagonista en numerosos pasajes de sus canciones, y se convirtió en el más madrileño de los andaluces.
Pero en Madrid, el lugar donde se le «acelera el corazón», también ha vivido algunos de los episodios más negros de su carrera, como el ataque de miedo escénico que le llevó a interrumpir un concierto en 2014 o la caída desde el escenario del Movistar Arena en febrero de 2020 que le ocasionó una rotura de clavícula, un hematoma cerebral y varias intervenciones.
Cuando un artista anuncia un retiro de estas características, siempre hay que ponerlo en cuarentena, aunque en el caso de Sabina todo apunta a que, si vuelve en alguna ocasión, será de forma puntual. Él tiene muy cerca un referente, su amigo Joan Manuel Serrat, que tras despedirse el 23 de diciembre de 2022 en un concierto en el Palau Sant Jordi de Barcelona, ha reaparecido recientemente, pero de forma excepcional, en un concierto benéfico en Mahón. Quizá sea esa la fórmula que, algún día, nos permita disfrutar de nuevo del talento de Joaquín Sabina en directo.


