La Gatta Bianca: la primera ópera argentina 

Por Gabriela Luz Dolce Nuñez , especial para DiariodeCultura.com.ar.

“La Gatta Bianca” de Francisco Hargreaves, estrenada en Buenos Aires en 1877, es considerada como la primera ópera argentina ¿Quién fue Francisco Hargreaves? ¿cuál era el argumento y el estilo de esta ópera ? ¿en qué teatro se estrenó ? ¿Quiénes cantaron esta ópera por primera vez ? ¿Cuál es el paradero de ”La Gatta Bianca”?

1825 con el estreno de ”Il Barbiere di Siviglia” se inicia la escena lírica en Argentina, nutrida puramente de la producción de la escuela europea.  En Europa luego de un largo imperio del Bel Canto italiano de Vincenzo Bellini, Rossini y Gaetano Donizzeti, empiezan a tomar muchísima fuerza durante el siglo XIX la Grand-Opéra française con exponentes como Meyerbeer y la Opéra Comique impulsada por Jacques Offenbach.

Para 1870 se concreta la reunificación de Italia, como consecuencia en parte del nacionalismo romántico que Verdi supo fomentar desde su primer gran éxito “Nabucco”de 1842, ópera que incluía el célebre“Va Pensiero”:  un coro de esclavos hebreos confesando que sus pensamientos vuelan hacia su patria, tan bella y perdida. La población italiana reconoció en Verdi a un compositor expresivo del orgullo por l’italianità y el deseo por la convergencia de los valores de la nación con el estado unió finalmente a la fragmentada península. 

En esta Italia recién unificada, cerca de Florencia, en la región de Toscana,  fue compuesta y estrenada en 1875 “La Gatta Bianca”. 

Pero volvamos a Buenos Aires. 

El 31 de Diciembre del año 1849 nació el compositor Francisco Hargreaves. 

Hijo de un ferretero y con algún que otro ancestro norteamericano, Francisco se apasiona por la música y el piano.

Estudió piano en Buenos Aires con Celestino Patanás y Alberto Bussmayer y recibió su formación musical de la mano de Nicanor Albarellos, prestigioso médico y docente, que llegó a ser diputado y decano de la Facultad de Medicina además de guitarrista y compositor.

De 1872 a 1876, como era normal para los músicos de la época, se fue a estudiar a Europa. 

Estudió composición en Florencia en el Istituto Musicale o Conservatorio Real (hoy Conservatorio Statale di Musica «Luigi Cherubini»), con Giovacchino Maglioni. Fue allí donde escribió sus primeras óperas.

La primera fue “La Gatta Bianca”, estrenada en Italia en 1875 y dos años después en Argentina.

El estreno argentino de”La Gatta Bianca” en 1877 en el Teatro de la Victoria se considera el primero de una ópera argentina al ser una obra compuesta por un argentino, estrenada en suelo argentino, comentada por la crítica argentina y disfrutada por la alta sociedad porteña del momento.

Representaciones de óperas habían sido llevadas a cabo en Argentina desde hacía varios años y otros compositores argentinos ya habían compuesto óperas alrededor del mundo e incluso estrenado óperas, como Demetrio Rivero en Brasil, pero Francisco Hargreaves fue el primero en volver a su país a estrenar una obra suya en un teatro argentino. 

Cabe remarcar que el estilo, el idioma y los elementos formales de “La Gatta Bianca” eran netamente italianos, y hubo que esperar algunos años para que compositores como Arturo Berutti o su discípulo Felipe Boero (con su obra paradigma del nativismo “El Matrero” de 1929) le dieran fuerza a la llamada corriente nativista, que contaba no sólo con libreto en español (lo que fomentó la aparición de academias para cantantes líricos en Buenos Aires, por ejemplo la del Colón), sino también la adaptación de melodías tradicionales nacionales  y la búsqueda de nuevas formas de implementación de ritmos criollos populares para darle a las piezas operísticas ese tan buscado color argentino. 

Pero fue esa noche de estreno en 1877 el primer paso en el camino a una ópera hecha por argentinos para argentinos y una invitación a otros compositores a incurrir en el género. 

La partitura de esta ópera lamentablemente está perdida, pero aún se conserva el libreto: un joven (Luigi,tenor) muy enamorado de su gata blanca preocupa a su madre (Signora Pollini,mezzosoprano) con su obsesión hacia el felino. Ella le comenta sus preocupaciones a un vecino, el señor Pigliapolli (bajo), quien arregla una reunión con el joven en la que monta una farsa pretendiendo ser un mago que transformará a su gata en mujer a cambio de cien francos. Luego de una pantomima alusiva al esoterismo aparece delante de ellos una joven vestida de blanco (Oliva, la hija de Pigliapolli) haciéndose pasar por la adorada gata. El joven se enamora y eventualmente sucede la anagnórisis, pero el joven decide desposar igualmente a la falsa gata convertida en mujer.

La ópera era una especie de fantasía lúdica en un acto y estaba basada en un cuento francés.

Su argumento es muy parecido al de una ópera del compositor francés Jacques Offenbach llamada “La Chatte Métamorphosée en Femme” o “La Gata Metamorfoseada en Mujer”, estrenada en 1858 en Teatro de Bouffes Parisiens de París. Esta ópera está basada en una fábula homónima de La Fontaine, quien a su vez se inspiró en la fábula de Esopo “La Gata y Venus”. 

El Teatro de la Victoria, donde se estrenó “La Gatta Bianca”, se encontraba en el número 954 de la Calle de la Victoria, actual Hipólito Irigoyen 954 y desempeñó un papel muy importante durante el rosismo. Diseñado por Santos Sartorio, la fachada estaba adornada con las estatuas de Apolo y las musas Euterpe, Clio, Terpsícore y Talía, y contaba con disponibilidad para aproximadamente 2000 espectadores distribuidos en la Luneta (platea) y tres órdenes de palcos. Con todas estas comodidades podía recibir a lo mejor de la sociedad porteña.

Sobre el gran telón de boca resaltaban tres grandes rosas que partían de un mismo tallo, símbolos de Don Juan Manuel, doña Encarnación y Manuelita.

Tenía muy buenas condiciones para los géneros cantados. De hecho la actividad operística, toma impulso a partir de este teatro.

El Teatro de la Victoria fue el teatro “oficial” durante el gobierno de Rosas. La sala era espaciosa y con detalles de decoración de lujo, y como le gustaba al “restaurador”, estaba tapizado en color rojo. 

Sin embargo para la noche de estreno de “La Gatta Bianca” ya había sufrido remodelaciones y el cambio de color de rojo punzó al celeste y blanco de la bandera nacional, que ocurrió luego de la caída de Rosas en la batalla de Caseros en 1852. 

Los roles de “La Gatta Bianca”aquella noche de estreno fueron representados por la soprano Rosina Terzano (Oliva); el tenor Fernando Ambrosi (Luigi); la mezzosoprano Letizia Zacconi (Signora Pollini) y el bajo Carlo Trivero (Pigliapolli), todos ellos integrantes por años de los elencos del Teatro Colón. Y el Presidente de la República Nicolás Avellaneda estuvo presente en la audiencia, lo que da cuenta de la envergadura de la ocasión.

En los años siguientes Hargreaves siguió una carrera activa: entre sus composiciones editadas en Europa econtramos “La Chanson de Fortunio”, fantasía de concierto para piano Op. 3, basada en la ópera cómica de Offenbach y dedicada a Nicanor Albarellos (Generaciones Olvidadas 2016: 19), además , estrenó otras dos óperas: “Una Noche en Loreto” en 1890 y “Los Estudiantes de Bolonia” en 1897. También compuso la Polka de concierto “El Pampero” Op. 2 , dedicada À Mademoiselles Amorim, editada en Roma y fechada por Vicente Gesualdo en 1874: esta es, hasta donde se sabe, la primera obra argentina para piano a cuatro manos (Generaciones Olvidadas 2016: 29).

De las seis óperas que compuso Hargreaves, las  inéditas son: “Il Vampiro”, “L’Assedio di Livorno” y “Psyqué”. Desafortunadamente todas estas obras están perdidas, al igual que “La Gatta Bianca”. Sólo podemos imaginarnos el sonido de la génesis de la ópera argentina. 

Sin embargo hay varias de sus composiciones para piano que no están perdidas, por ejemplo transcribió el tango popular Bartolo, que según cuenta León Benarós se lo escuchó a tocar unos negros en una isla de Tigre y simplemente lo pasó a partitura. También hay partitura de “La Rubia”,  una habanera compuesta por él. 

Estas composiciones forman parte del tramo criollista y nativista de su carrera, territorio musical en el que fue pionero junto a compositores como Federico Espinosa y Luis Bernasconi, y que posteriormente supieron desarrollar compositores como Julián Aguirre y Alberto Williams. 

Hargreaves compuso música de salón como polkas, también décimas, vidalitas para piano, milongas, danzas criollas, cielitos y caprichos de gato; y era habitué de las escena de tertulias porteñas. 

Durante sus últimos años continuó siendo profesor de música y compositor, pero se encontraba en grandes dificultades económicas debido a la muerte de su padre en 1881. Cinco años después, su situación empeoró al verse temporalmente incapacitado para trabajar debido a una grave enfermedad. 

En el momento de su prematura muerte en el año 1900, a los 51 años,  muchas de sus obras aún eran desconocidas, pero logró asegurar varias interpretaciones internacionales de su música en Italia, Francia y Estados Unidos.

Hargreaves ha recibido varios premios, entre ellos la mención de honor de su ópera “Il Vampiro” (1876) en el concurso de composición de la Exposición de Bellas Artes de Milán de 1881 con Franco Faccio, Almicare Ponchielli y Arrigo Boite como jurados. 

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Gabriela Luz Dolce Nuñez

Lic. en Periodismo UCA