Entre ellas figuran las de Lady Gaga, Dave Grohl, Billie Eilish, Neil Young, Madison Beer, Robert Plant, Alice Cooper, Willie Nelson y músicos de Coldplay . El pedido es de ayuda para que no cierren las salas independientes de música.
Puntualmente se pide apoyo financiero para más de mil salas que continúan cerradas desde marzo, debido a la pandemia desatada por el Covid-19 . «Sabremos que Estados Unidos está de vuelta cuando nuestras salas de conciertos estén repletas de fans disfrutando con seguridad de los conciertos. La experiencia de la música en vivo está indisolublemente ligada al tejido cultural y económico de nuestra nación. De hecho, el 53 por ciento de los estadounidenses -es decir, 172 millones de nosotros- asistieron a un concierto el año pasado», reza el texto.
La demanda y la preocupación está alineada con lo que el mes pasado sucedió en el Reino Unido, pero va por otras vías. La campaña de donaciones directas Save Our Venues, impulsada por Music Venues Trust, habría salvado del cierre definitivo el mes pasado a unas 140 salas de teatro y música. El medio millón de libras recaudado hasta mediados de mayo último les había dado un poco de oxígeno financiero a muchos espacios. Sin embargo, como el restablecimento de la actividad al ciento por cierto todavía es algo absolutamente incierto, nadie se puede distraer de este problema que ha traído la pandemia.
«El hecho de que hayamos logrado eliminar 140 locales de música de nuestra lista crítica en las últimas tres semanas es, por supuesto, un motivo de celebración. Pero no somos complacientes ya que esto es solo una solución relativamente a corto plazo», explicaba el CEO de Music Venue Trust, Mark Davyd, al sitio NME, en mayo pasado. «Si bien la amenaza inmediata de cierre de estos lugares se ha detenido, todavía están bajo amenaza real en los próximos meses, al igual que más de otros cuatrocientos locales».
A eso mismo se enfrenta hoy los Estados Unidos. «El colapso de este elemento crucial en el ecosistema de la industria de la música sería devastador», plantea el petitorio, con el argumento, muy conocido, porque es lo que sucede en la mayoría de los países, que recuerda que estas salas fueron las primeras en cerrar por el confinamiento y serán las últimas en poder retomar su actividad.
Bajar los cachets
Live Nation Entertaiment , la mayor productora de espectáculos musicales del mundo, viene abriendo el paraguas desde hace un par de meses. A partir de mediados febrero sus acciones comenzaron a caer en picada por la pandemia (Live Nation realiza shows en todo el mundo). En abril solicitó un crédito de 120 millones de dólares para sobrellevar, como plan de contingencia, las cuarentenas y, en mayo, un fondo estatal saudí compró por cerca de 500 millones de dólares el 5,7 de la empresa. El rey Salmán bin Abdulaziz se está dedicando a comprar parte de empresas que cayeron en desgracia.
Coldplay firmó el petitorio
De todos modos, eso no pareció suficiente porque la empresa sigue buscando liquidez a través del ahorro. El mes pasado trascendió que habría suspendido a un 20 por ciento de sus empleados y diseñó recortes salariales. Consultada por la revista especializada en música Pitchfork , una fuente de la compañía explicó: «Dada la incertidumbre asociada con la duración de las condiciones actuales a nivel global, la compañía ha lanzado una serie de iniciativas para reducir los costos fijos y conservar el efectivo. Como parte de estos esfuerzos de reducción implementará reducciones salariales, con salarios para ejecutivos de alto nivel reducidos hasta en un 50 por ciento, y el CEO de la compañía renuncia voluntariamente al 100 por ciento de su salario durante la duración del programa de reducción salarial. Los esfuerzos adicionales incluyen congelaciones de contratación, reducción en el uso de contratistas, renegociaciones de alquileres, licencias y reducción o eliminación de otros gastos discrecionales, que incluyen, entre otras cosas, viajes y entretenimiento, reparaciones, mantenimiento y marketing».
La cosa no quedó allí porque este viernes anunció que pediría a los artistas que bajen sus pretensiones de cachets y propone nuevas reglas de juego en sus contratos. Esta vez fue la revista Rolling Stone la que accedió a información referida a estas reducciones. La mayoría de las nuevas políticas transfieren las cargas financieras a los artistas.
Disminuir las garantías monetarias prometidas a los artistas antes de un show en un 20 por ciento. Ante la cancelación de un recital por escasa venta de entradas, solo les correspondería el 25 por ciento en vez del 100 habitual. Y si la cancelación es por motivos particulares de los músicos, el resarcimiento, por contrato, del artista a la productora sería de dos veces su cachet. Por supuesto que, como no hay dos contratos iguales, de la negociación particular de cada caso dependerán estos cambios y sus porcentajes.
Lo que más necesita Live Nation es volver a hacer shows, por eso lanzó su propio protocolo con un prototipo de pruebas: un concierto en Nueva Zelanda, para 100 personas de público y un sistema de seguridad sanitaria especial para su staff.
Con el sol de Oriente
Se dice que «no por mucho madrugar se amanece más temprano». Pero lo cierto es que el sol sale primero en Asia y en Europa. Allí la pandemia llegó antes (incluso nació en un país asiático) y la recuperación también, aunque los rebrotes estén golpeando varias puertas. Y como esto es cada vez más parecido a un capítulo de la distópica Black Mirror (sería no pandémico en vez de tecnológico) habrá que reconocer que las situaciones de oriente se replican en occidente, sin dejar de tener en cuenta las características de cada país. Sin duda, el continente americano debe aspirar al paulatino regreso a los conciertos, tomando como ejemplo (o no) las pautas de algunos actores europeos de la industrial del entretenimiento.
En los Estados Unidos hay salas que recientemente anunciaron que no habrá reapertura este año. Y hay otras que esperan ponerse en marcha lo antes posible. En cambio, el miércoles comenzó en los Teatros del Canal de Madrid, el festival Madrid en Danza donde asistieron el Rey Felipe y las reina Letizia, con sus hijas. Y en el estadio WiZink Center ya tiene la fecha de reapertura. Será el 3 de julio con un concierto de Loquillo. Claro que con los parámetros sanitarios actuales. Además de las medidas de seguridad típicas, el estadio, con capacidad para 17 mil espectadores sólo recibirá a 1700 personas en sus primeros conciertos.
En Austria, el 5 de junio pasado Daniel Barenboim se presentó al frente de la Filarmónica de Viena, en un concierto que sirvió para la reapertura del prestigioso auditorio Musikverein, con obras de Beethoven y Mozart.
Fuente: Mauro Apicella, La Nación